sábado, 6 de diciembre de 2008

Corazones rebeldes


El humor, la vitalidad, la ternura, la emoción. He aquí cuatro cualidades de este documental (he oído que es el 2º más visto de la historia del cine, ¿cuál será el primero?). El grupo de viejetes pone en cada concierto el entusiasmo que pondría un niño, con la diferencia de que para ellos el próximo espectáculo tienen que ganárselo al tiempo, que les va pisando los talones. Algunos no llegan y su recuerdo pesa en todos sus compañeros, pero la vida tiene que seguir y la música debe sonar. Lo anecdótico, lo chocante es que estos abuelos versionan canciones de rock con tanto vigor como una buena banda.

El director de la película dirige con frescura y gracia su trayectoria de estrellas. Es cierto que no nos da muchos datos biográficos, ni del coro ni de sus participantes. Pero a mi no me hacen falta. Y de lo que estoy seguro es de que no son vidioclips en tono de chiste, como escribe Jordi Costa (El País, 5 de dic.). No se ha enterado este crítico, o se ha ido a verla con dolor de estómágo o de muelas.
Lo que opina Ana:
Estupendo documental sobre el Young Heart Chorus, una sorprendente coral estadounidense formada por jubilados, en la que la media de edad supera los 80. Lo que comienza con un tono cómico y chocante, va convirtiéndose en una crónica que te hace partícipe de todo lo que cuenta, te integras en los ensayos, visitas sus hogares, te encariñas con estos viejos portentosos y admiras su vitalidad. Te emocionas, lloras, sientes ganas de aplaudir y cantar.
¡Qué poderío el de la música! Capaz literalmente de levantar a un muerto de su tumba. La historia se relata con un tono perfecto, el director ha sabido contárnosla con el punto justo de ternura y veracidad. Nos transmite la enorme fuerza de estos viejos que nada pueden exigirle ya a la vida, salvo el placer de seguir aquí y cantar. Son exigencias escépticas, ellos están de vuelta de todo, aprecian el valor de lo inmediato y saben que cada día que pasa es un regalo, aunque tampoco les asusta la llegada de la muerte, inevitable y cercana.

Red de mentiras


Pasan las semanas y sigue bien colocada en las listas de películas mejor valoradas. El dominio de situaciones y ambientes es total. La trama no es tan confusa como suele ser en este tipo de películas de espionaje (me acuerdo de Syriana, con George Cloony como protagonista). Pero el mensaje parece flojo, débil, demasiado plano. Un espía que cree que sólo los EE.UU y sus aliados son depositarios de bien, descubre que hay otros mundos a través del amor. Podría ser pero no va con la historia. Como dice Jordi Costa (El País, 7 de nov.) la intriga romántica devalúa el conjunto. En el sentido que lo fuerza, que rompe la línea de narración. Es un condimento que no le va a este guiso. Hay otra cosa que chirría y es la facilidad, agilidad, dominio y solvencia con la que se mueve en ese laberinto urbano, político y social Roberto Di Caprio (Roger Ferris), aunque tenga una pinta de guiri evidente. Pero bueno, son licencias. El asunto es el mensaje: la CIA no es de fiar; los musulmanes (aunque alguno se libra), tampoco. Muy poco trabajado este asunto. Poca sutileza.
Lo que opina Ana:
Película de acción ambientada en los escenarios integristas del Próximo Oriente. Se adentra en las actuaciones de la CIA en la zona, desvelando unas tácticas muy poco ortodoxas, en las que prima más la satisfacción del ego de los agentes, que la lucha coordinada contra el que debería ser el enemigo común. Como siempre la agencia de espionaje norteamericana sale muy mal parada, y el héroe de la película, desencantado, acabará abandonando sus filas para integrarse, como un ciudadano más, en la vida del mundo árabe al que ama. Está bien contada, cumple su cometido de película de aventuras y no da más, creo que tampoco lo pretende.

Somers Town


Esta película es un cuento que termina bien. "Érase una vez un chico abandonado y solo que busca mejor suerte..." Acaba bien, como debe ser con los cuentos clásicos. No es cuestión de innovar. Esta película se hizo para un protagonista: un chico que llegó a actor de casualidad y ahora hay que mantener el éxito. Era el de "This is England", Thomas Turgoose. El mismo director y a buscar otro taquillazo. No creo que lo logre, porque, a pesar de lo que escribe J. Ocaña (El País, 28-nov.) a mi no me pareció una "pequeña joya del cine social". No hay que subir tan alto a algo normal, que se ve aceptablemente porque dura lo justo: 75 minutos.

Lo que opina Ana:
Las críticas británicas la tildaban de joyita cinematográfica, yo no le concedo el título ni aunque sea en diminutivo. Es un cuento social que no me emociona, los personajes no me llegan ni me importan y el happy end me parece excesivo, aunque realmente me daría igual como acabase.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Appaloosa


Siempre gusta ver una película del oeste. Será porque cuando empezábamos a ver la tv. lo que más nos enganchaba a los chicos eran las de tiros. Después descubres las buenas y las malas, distingues los grandes western de los refritos y las simples "balaseras".

En las películas de "indios", también así las llamábamos, hace falta una epopeya. Un personaje que lucha contra la adversidad, una historia épica que narrar. Para eso es necesario que haya un malo malísimo, horizontes amplios y un destino por delante. Estas condiciones no se dan en Appaloosa; no arranca, no encuentra el camino por el que crecer y hacerse grande. La presencia de Renée Zellwegger (Alison Frech) no favorece el desarrollo de esta épica; al contrario, la convierte en un drama. El héroe se vuelve idiota y el secundario (Viggo Mortensen-Everet Hitch) pasa a ser el depositario y garante del honor perdido. Por otra parte, la figura de la mujer tampoco queda muy beneficiada: Renée Zellwegger siempre tiene preparada la cama para meter en ella a la persona que más le convenga.

O han cambiado mucho las películas del oeste, o esta no es como las que yo recuerdo. No es de las grandes. No es un western "de los que se recuerda", como le parece que sí es a C. Boyero (El País, 21 de nov.)
Lo que opina Ana:
Ed Harris quiere hacer una gran película del Oeste y por eso mete todo lo que pueda tener que ver con el género del western, hay forajidos, sheriffs de orden, los mejores pistoleros, cantina, mujeres con carácter, pueblos polvorientos, indios, trenes y paisajes. No se conforma con acotar el género y tratar de bordar una historia en su interior, resultado: un zurcido más que un bordado.

lunes, 1 de diciembre de 2008

gomorra


Afirma el director, Matteo Garrone, con sincera inteligencia, que el punto de partida de Gomorra era tan potente visualmente, que se había limitado a retomarlo con la mayor sencillez. La novela de Roberto Saviano le ponía el material en bandeja, sólo era cuestión de elegir las historias que más le convencieran (cinco de las once de la novela) y ponerse a rodar. Es cierto que esto no es así, que cualquier película supone un grado muy alto de complejidad, y a veces los directores quieren llegar más lejos y ser ellos los protagonistas. Aquí no. Como escribe Carlos Boyero (El País, 14 de noviembre), no suena a ficción, sino a inadmisible realidad. Tan real que parece un poco caricatura. El Estado no existe, los mafiosillos campean a sus anchas. Los jefes controlan todo. ¡Vaya imagen de Italia! El mundo que vemos es de miseria; no nos adentramos, salvo en uno de los episodios, en los despachos, en las moquetas, en los grandes salones. Vemos barrios miserables, el extrarradio de la pobleza. Allí ser de la Camorra es un título superior.

Tan fuertes son las imágenes que no importa que las historias estén un poco deslavazadas. Son variaciones de la misma partitura. Desoladora.
Lo que opina Ana:
Matteo Garrone lleva al cine algunas de las historias de la novela del valiente Roberto Saviano. Se centra en cinco de ellas y las desarrolla sin fisuras, con frialdad, consiguiendo hacerlas absolutamente creíbles y por ello aún más terroríficas; el espectador sabe que todo lo que está viendo es real. Da vida a unos personajes de arrabal, no concede ni un resquicio de belleza en un paisaje desolado, no dulcifica el drama; quizá ése sea el único fallo, toda esta sociedad mafiosa , se nutre de peones que viven en barrios marginales, pero los que mueven los hilos no agonizan entre esas colmenas de droga y pobreza; faltan los brillos, los oropeles, las podredumbres del otro lado, en la abundancia también está el mal, presentándolo habría resultado aún más escalofriante, porque la película puede llegar a dar la impresión de que la desintegración social producida por la acción de la Camorra es algo que sólo afecta a los marginados.
Únicamente en dos de las historias se presenta a algún personaje del otro lado. En la de Franco y Roberto se muestra el tráfico de basuras tóxicas, y en ella pueden verse a unos personajes que no están formados exclusivamente por una tropa de marginados. Junto a los más ínfimos de los explotados, los inmigrantes africanos que manipulan los mortíferos barriles, aparecen los ejecutivos sin escrúpulos capaces de vender por dinero su alma y la de cualquier otro al diablo. También en la historia del sastre Pasquale se intuyen las conexiones de las mafias con el gran mercado de la moda.
Demoledora, la película presenta un entramado social napolitano devorado por el cáncer de la Camorra, un mundo gravemente enfermo, condenado, para el que no hay visos de esperanza. Lo que no vemos es peor, faltan todas las conexiones, las connivencias entre la organización y los poderes públicos italianos, ¿qué hacen los jueces, la policía, los políticos? Hay que leer Gomorra.

sábado, 22 de noviembre de 2008

la boda de rachel


La boda de Rachel se ve bien. Es un poco desmesurada en su desarrollo; esa boda es eterna, interminable, aburrida, parece que está pensada para que estallen los conflictos delante de un auditorio numeroso, a la manera de las tragedias griegas. También es desmesurado el papel de Kym (Anne Hathaway), es como si en cada escena que apareciera tuviera que dar una sorpresa y montar un numérito. Pero partiendo del origen de la historia, todo tiene su lugar. Y no llega a ser tan brutal como Celebración, no esconde ningún abuso inconfesable. Hay una culpa muy grande que hay que expiar y eso cuesta mucho. Curiosa la imagen interracial de los EE. UU. El padre de la novia es el personaje más tierno. Merece que al final salga todo más o menos bien.
Lo que opina Ana:
La boda de Rachel, la hermana buena, convocará a todos sus amigos y familiares, todo tiene que resultar perfecto y rezumar felicidad; pero la vida no es de color de rosa y la llegada de la hermana descarriada con todas sus oscuridades abrirá frentes difíciles, volverán a sangrar las antiguas heridas mal cicatrizadas.
Lo que más sorprendente me ha parecido es una visión de unos EEUU sin racismo, donde se acepta maravillosamente una boda interracial sin ningún prejucio, una familia blanca, blanca, se une a una negra, negra con la misma alegría que si no hubiera diferencias de color y la llegada de un nieto mulato se considera una bendición, ¡ojalá fuera ésa la realidad! Creo que deben estar muy lejos de conseguirlo, pero me parece muy bien que se presente como algo normal. Me ha parecido entretenido el estudio antropológico de la boda, ver sus ritos como una observadora perpleja ante la importancia que conceden a todos los preparativos y el enorme papel que tiene la palabra, todos tienen que hacer discursos, tratar de ser ingeniosos, tiernos, elocuentes, cariñosos...
La parte dramática es la que resulta más débil, se juega demasiado con sentimientos extremos cayendo en contradicciones, no se puede pasar en dos minutos del odio recalcitrante al amor generoso,como ocurre entre las hermanas; aún así, la historia se desarrolla con un buen ritmo y es clara.

nosotros alimentamos al mundo


Me gustaría que este documental lo vieran alumnos de la ESO, aunque tengan que tragarse las numerosas entrevistas. No tengo claro cuál es el mensaje ¿que producimos demasiado?¿qué esquilmamos los recursos?¿qué no consumimos productos naturales?¿qué el mundo está mal organizado? Esta parece la idea más prendida. Sólo con ver esos camiones vomitando pan atrasado te quedas helado. Las imágenes son increibles: la de los invernaderos (de esa chispa nació este documental), la del pescador francés, la de los agricultores rumanos que todavía van en carretas, la de Brasil y la desforestación de la selva, pero la más espectacular es la del criadero y matadero de pollos. Ver todo el proceso que acaba en esas asépticas bandejas de pollo que vemos en los supermercados, es como descubrir algo que intuyes pero no quieres saber. Por eso la parte final con el director general de Nestlé queda ujn poco sosa, visto lo visto antes.
Lo que opina Ana:
Este documental tiene algunas imágenes que se graban profundamente en la retina, difícil olvidar la de los desechos diarios de pan en Austria, las de la granja de pollos con su trabajo infernal de auténticos asesinos programados, las de las miserias de los trabajadores inmigrantes de los campos de plástico almerienses...frente a algo tan repulsivo, tan poco humano, el trabajo del pescador bretón es reconfortante, huele a frescura, te comerías desde la pantalla todas las exquisiteces que arranca al mar, pero es el suyo un oficio en extinción, nuestra capacidad depredadora ha hecho germinar una industria alimentaria que poco tiene que ver con el trabajo artesanal y con una extracción equilibrada; ya no se trata de declararse vegetariano, defensor de lo natural, las verduras y hortalizas tampoco lo son ya, estamos bajo el imperio de los transgénicos y esa es una realidad difícil de invertir.
La película reflexiona sobre esta sobreexplotación de la naturaleza, sobre el desigual reparto de los alimentos, sobre tantas incongruencias que hacen que por un lado se despilfarren los sobrantes, y por otro se atenace la capacidad productiva de los países pobres, incapaces de competir con los productos industrializados del mundo rico. Parece que algo nos queda, seguimos teniendo el poder de compra, en nuestras manos está, como consumidores, el poder de invertir esta loca situación actual.

el abogado del terror


En la crítica que hace Carlos Boyero (El País 17 de oct. 2008) confiesa que le da mucho miedo "este pulcro y cultivado señor".

Se nota el dominio y buen manejo del director de los recursos cinematográficos existentes sobre esos cuarenta o cincuenta años que ven lo que hace este abogado. Es probable que en algunos master de Derecho se estudie el método "Vergès". Para algunos profesionales del Derecho puede ser una referencia, no por la pureza de sus ideas, sino por el uso de la palabra para enfangar, torcer y confundir cualquier proceso. Los jesuitas podían haber sido sus maestros, con esa práctica tan común en sus estudios de argumentar por argumentar, aunque fueran cosas disparatadas (la escolástica). Lo que ocurre es que Vergès no trata cuestiones nimias, hay personajes tremendos, ligados de una u otra manera, por una u otra razón, al terrorismo. Él parece desenvolverse bien, con ese aroma como dice Boyero, entre cardenalicio y maquiavélico. En el desarrollo de la narración te pierdes a veces, pero una idea poderosa queda fijada en tu mente: el tremendo poder que tiene el terrorismo para desestabilizar el Estado. Ves la calle después de una bomba y sientes el olor del desastre y el desconcierto que allí ha provocado la fragmentación extema de la destrucción. ¿Quién es este tipo? Alguien de otra dimensión. Menos mal que se ha quedado en abogado y no ha entrado en la política.
Lo que opina Ana:
Demasiado larga para soportar tanto plano fijo de diferentes personajes. Resulta muy confusa, te pierdes entre los vericuetos de la vida de este, como poco, peculiar personaje que es el abogado Vergès. Lo que más podría haberme interesado, el relato histórico, la reconstrucción de un tiempo cercano y muy interesante, especialmente todo lo referido a la descolonización, me sigue dejando perdida, no soy capaz de seguirlo con claridad.
Las críticas han sido excelentes, no puedo comprenderlo, ¿cómo algo tan difícil de seguir puede convertirse en un documental de culto? Quizá para los eruditos del tema, los especialistas en política internacional y terrorismo, sea una película apasionante; para los que no dominamos la época, a los que sólo nos suenan algunos nombres, la película nos confunde y a mí, particularmente, me irrita a veces.

las horas del verano



Escribía J. Ocaña en El País (14 nov. 2008) que estamos ante una obra mayor contenida en una aparente pieza de cámara. Últimamente llega bastante cine francés a Madrid y casi todas las películas tienen interés, ésta tal vez la que más. Me llamó la atención que la propuesta inicial para hacer la película parta de un Museo (D'Orsay), que lanza el envite a varios directores para que inventen una historia relacionada con el arte y ese museo; de tal iniciativa salen dos películas, una de ellas la de Oliver Assayas. El director confiesa que el guión lo escribió cuando fue consciente de que su madre no viviría mucho tiempo. Mezclando todo sale una película muy francesa, aparentemente ligera, pero con un reflexión de fondo importante. Sientes el paso del tiempo, lo efímero de nuestra experiencia, los sentimientos agazapados que de repente surgen de los más hondo y muestran el dolor de la pérdida, de las personas y de las cosas (más sentidas las lágrimas de la nieta que las de alguno de los hijos). Todo se desenvuelve en un ambiente de refinamiento. Francés absolutamente. Pero el mundo moderno dispersa a la familia, cosa impensable una o dos generaciones antes, y los bienes que se creen impercederos acabarán en manos ajenas. La casa es la gran protagonista de la película, y su dueña el último testigo de una forma de vida que está camino de desaparecer. Es triste porque te das cuenta que el tiempo es inaprensible. La experiencia de la madre sin querer te viene a ti y te deja instalada en tu cerebro la pregunta ¿qué será de mi casa de Piedrahíta cuando yo no esté?
Lo que opina Ana:
Otra película marcadamente francesa con diálogos, encuentros en torno a una mesa y análisis, en este caso, de lo efímero de las cosas. Una familia burguesa de intelectuales y artistas llega al fin de una etapa con la muerte de la madre, con ella desaparecerá el núcleo de la colmena, se cerrará una época y los objetos, ligados a esa vida que ella pudo mantener mientras vivió, dejarán de tener sentido. Veremos lo que interesa a cada cual, como sólo uno de los hermanos querría que nada cambiase, que la vida siguiera fluyendo como siempre y poder transmitir a las generaciones venideras lo que él ha conocido y amado.
Están muy bien perfilados los personajes, te enternecen los sentimientos de los que sufren por ver desaparecer un tiempo que fue bueno; la fiel Eloise, Frederic, el primogénito, a quien le cuesta resignarse a deshacerse de todas las huellas del pasado, incluso su hija adolescente es capaz de mostrar esos mismos sentimientos desenmascarándolos; pero hay que entender también a los desapegados, a los que quieren vivir sin raíces, o crearlas en otros lugares, que sean propias y no heredadas.
Film melancólico, en el que yo siempre me sentaría junto a los conservadores, querría ser como la hiedra aferrándome a cada centrímetro de los muros de esa casa llena de imágenes, sueños, recuerdos, olores, siento, mientras la veo, la pena del abandono como si fuera parte de la familia.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Sólo quiero caminar



Lo que opina Ana:
No me ha gustado nada esta película de malotas sin sentido, de mujeres con los peores comportamientos masculinos, de forajidas sin rumbo. Para colmo el director quiere hacerla heredera de su magnífica "Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto", mejor es que no hubiera hecho ninguna referencia a ella y que no pretendiera recuperar a alguno de sus personajes para convertirlo en humo, despojándolo de toda la hondura que había logrado crear años atrás.
Sólo se salva la música de Camarón cerrando la película, lo demás es detestable. No se componen los personajes, están vacíos, únicamente el de Gabriel parece tener una mínima hondura psicológica; hay una exhibición de violencia gratuita. Quiere ser una película de acción y se convierte en un quiero y no puedo.
Según Emilio:
Tardé en darme cuenta de que no íbamos a llegar a ninguna parte, que esta película acabaría cegada en la trama, a pesar de tener un guión brillante y una buena caracterización individual. El perplejo espectador al principio va de un lado a otro, te recuerda la serie de Bourne, con esa localización espacial y temporal subtitulada. Los personajes aparecen en un registro tan alto (el atraco de las mujeres, la recepción sexual a los mexicanos) que es muy difícil hilvanar lo que sigue y mantener la coherencia del discurso, incluido el abuso del fondo musical (esas palmaditas de acompañamiento al atraco mexicano suenan cañís). Ahora lo que riza lo sublime es todo lo que tiene que ver con el chico, el hijo de Victoria Abril. El anticlimax total, el cliché absoluto. En fin, cine bien hecho, película fracasada en su conjunto. El final es una muestra perfecta: queda muy rompedor, pero no conduce a ninguna parte; hasta la tensión se ha perdido. Y eso sin discutir el prototipo de mujer que sale triunfadora, que a Ana le ha molestado bastante.

sábado, 1 de noviembre de 2008

la comedia de la vida


Ana dice que es una de las mejores películas que ha visto ultimamente (y no quería ir, desconfiaba de lo que había leido). Bueno, creo que no es para tanto. Es una película distinta, para cinéfilos. Es lenta, pero no aburrida, como no tiene trama, sino que tiene "tema" puede que la gente se quede un poco perpleja. Algunos personajes tienen varias apariciones, como la señora que pide a su novio punky que se vaya y se lleve a su propio perro; como la chica que se enamora de Micky, el guitarrista y cantante de un grupo de música (me gustó la escena de la casa-tren, que se mueve como un vagón y también me gustó el blues que toca Micky).

Todas las escenas son a plano fijo, no hay movimiento de cámara y todos los escenarios están muy cuidados, son fríos, de colores apagados, verdosos de lago sucio. Los personajes se parecen a las figuras expresionistas de Grosz, de Kirchner, pero sin color, pálidos. El director quiere hacernos reflexionar sobre cómo pasamos la vida, menos mal que aplica generosamente el humor en esta reflexión, y una buena música, poco noruega o sueca.
Lo que opina Ana:
El director sueco Roy Andersson perfila composiciones pictóricas en cada una de sus escenas y se acerca con tristeza y humor a situaciones cotidianas en la vida de unos personajes cargados de soledad; contra ella se rebelan unos, otros la aceptan o incluso desean.
Se mueven los personajes en un paisaje urbano desolador, frío, impersonal; se observan unos a otros sin llegar a tocarse; sólo en sueños se consigue algo de calidez, como en la escena de la habitación-tren del onírico y romántico viaje de novios del rockero y su enamorada.
Juega con el absurdo y recuerda en algunos momentos a Buñuel. Gran cine.

encuentros en el fin del mundo


En la Antártida está la parte de la humanidad que si se produce un cataclismo y la Tierra sufre transtornos climatológicos, económicos y políticos que provocan un lucha por la supervivencia, si alguien queda será alguno de los que está allí. Los paisajes, sí; la sugestión del narrador, también; los animales, por descontado; pero lo que produce el choque en este documental son los hombres y mujeres que habitan en esos lugares. Todos han pasado un proceso de selección, con experiencias que los apartan completamente del hombre medio, acomodado, de país rico. Han buscado algo diferente y han ido a parar a ese ámbito inhóspito, después de rodar por mil sitios. Es curioso el reparto del trabajo, sólo los científicos hacen de científicos: los geólogos, los biólogos, los físicos, cada uno con sus cosas. Los otros ejercen profesiones insospechadas: un filósofo conduce maquinaria; un banquero, grandes camiones; un lingüista se encarga de un vivero.

Aunque Herzog había anunciado a quines le pidieron que fuera a hacer un reportaje, que no iba a rodar otra de pingüinos, pues sí, hay pingüinos. Hay un pastor de pingüinos que lleva veinte años observando sus quehaceres, sólo le falta el cayado. Pero no puede intervenir en sus vidas, aunque uno elija un camino peligroso.

La ciudad base es McMurdo; parece una ciudad del oeste, calles embarradas, en lugar de caballos grúas, camiones gigantescos, volquetes. No hay sheriff porque parece gente pacífica. Frio siempre y a veces viento y niebla. Fuera está el hielo y sus mil formas. Lo único que nos falta es precisamente eso, sentir el frio y olerlo, lo demás lo proporciona la vista de este interesante documental.
Lo que opina Ana:
Nos lleva Herzog a realizar una visita muy especial a la Antártida. En su documental encontramos paisajes helados, fondos marinos repletos de extraños animales y, fundamentalmente, un mundo de personas extraordinarias en cuanto se salen de lo común; su elección de integrarse en los campamentos del lejano sur responde en la mayoría de los casos a razones científicas, pero hay otros que están allí en una búsqueda existencial. A todos ellos nos acerca Herzog con una cámara respetuosa y al mismo tiempo curiosa y nos habla de lo que a él le sorprende; no pretende realizar un documental de tipo el National Geographic, para eso no se habría desplazado hasta allí.
Sientes el frío muy bien ambientado en la sala, donde el aire acondicionado te dejaba heladas las orejas al tiempo que contemplabas los hielos polares.

Camino


Esta película provoca un rechazo inmediato, inevitable, directo contra los guías religiosos que sin descanso persuaden y consiguen, anulan y conducen, absorben y eliminan las voluntades, las mentes, los cuerpos, las vidas. Pero más allá del OPUS, esta película es una invitación a olvidar a dios, al dios cristiano, tal vez a cualquier dios. Todo el sufrimiento, todo el dolor, todo el sacrificio se hace a beneficio de dios, en su honor. Los altares de la muerte están ardiendo para su gloria.

Fesser hace una película valiente y, además, bien contada. Para ello cuenta con tres pilares: la niña, Nerea Camacho, Camino, mejor cuanto más enferma está, la pobre; la madre, Gloria, Carme Elías, vigilante e inductora, implacable, ciega en su fe. Y el capellán del Hospital de Navarra, Don Luís, Jordi Dauder, sinuoso y eficaz, pero con matices, no como el otro cura, el de Madrid, que funciona más como una caricatura.

No creo que el mundo de los sueños desdibuje la narración. Cuando vi el avance, ver a ese ángel un poco ridículo me asustó, pero en la película está bien incluido ese mundo, el de la pesadilla del ángel custodio, y el simpático de Mr. Meebles. Si creo, al igual que C. Boyero, que el desenlace se alarga demasiado, sobre todo con lo que sucede en Madrid; ese niño se queda solo, abandona el escenario y todas las miradas que recaen en él, lo aturden. Es Jesús. Me queda la duda de si en la historia real también existió y si tuvo esa relevancia. De ser así, los sufrimientos de la niña serían mucho más humanos.
Lo que opina Ana:
Parece imposible que en nuestros tiempos sigan existiendo fanáticos e integristas como éstos; es algo anacrónico y que da miedo. Sin embargo, lo esperanzador es que sin duda el peso porcentual de sectas como el Opus, al menos en nuestro entorno, ha declinado enormemente, nada que ver con mi infancia y adolescencia donde "la obra" estaba en plena expansión y controlaba gran parte de la vida política, económica y social del país.
En la película uno se acerca a la realidad de una organización que ya no es tan altiva, que necesita esconderse, que no tiene la aceptación del sistema y la ve como un monstruo capaz de devorar lo mejor del ser humano. Y entre todos ellos, brilla con luz propia la estrella de la película, la actriz Nerea Camacho, ¡qué fuerza le da a su papel! Junto a ella, impecables las interpretaciones de Carmen Elías, la madre castradora, abducida por "la obra"; y de Mariano Venancio, el padre convertido en un pelele, al que le van arrebatando todo lo que quiere, y de Manuela Vallés, la hermana numeraria, vendida en vida como esclava de la orden, sin personalidad, sin criterio, negándose a si misma para gloria de Dios.
Había leído en las críticas que la película tenía una fuerza que la hacía honda y perdurable a pesar de sobrarle muchas cosas. A mí no me parece que sobre nada; es más, creo que toda la parte onírica es necesaria para recrear lo que el guionista/director pretende presentar de la vida interior de la pobre Camino, convertida en mártir muy a su pesar.

viernes, 24 de octubre de 2008

Happy (un cuento sobre la felicidad)


Esta es una película de momentos. Ni mucho menos la película del año, pero se agradece verla, porque el personaje de Poppy (Sally Hawkins) tiene una actitud tan optimista que crees que, o está tonta, o eres tú el que ve las cosas de forma poco entusiasta. Es verdad que es mejor conocer a Poppy en el cine que en carne y hueso, porque en este caso a lo mejor te ponía de los nervios, pero no hace mal a nadie, al contrario, quiere ir iluminando algo la existencia de los demás. A Carlos Boyero le parecía un ser estrangulable, la protagonista más irritante de los últimos años (desde luego no es una nueva Amelie). Ya he dicho en otro comentario que está Boyero muy exigente. No creo que pueda negar que alguna de las secuencias en el coche del monitor de autoescuela son bastante buenas (¿cómo llama al espejo retrovisos?), y que la de la clase de flamenco es casi redonda. Después hay otras un poco tontunas, pero con esas dos o tres te das por contento. Eso sí, el inglés de Poppy no está al alcance de cualquiera.
Lo que opina Ana:
Comedia con contenido social, en la que a partir de un planteamiento ligero se va ahondando en aspectos más serios: la violencia, la soledad, la despersonalización que sufrimos en medio del ajetreo de las ciudades, el maltrato; entre todos esos vericuetos se mueve la protagonista, siempre alegre, liviana, desvergonzada en su lenguaje, estrambótica en su apariencia, muy alejada por sus comportamientos de su status de maestra. A veces resulta exagerada, confusa (el encuentro con el vagabundo) otras veces, sin embargo, logra momentos antológicos como sucede en las clases de flamenco; lo mejor son los excelentes trabajos interpretativos de la protagonista y del monitor de autoescuela, enfrentados en un duelo conseguidísimo.

quemar después de leer


Está Carlos Boyero exigente. Al menos tiene la ventaja de que sus críticas las entiende todo el mundo, no como alguna de otros, sin ir más lejos en su misma casa, que no hay quien sepa si les ha gustado, si no, o todo lo contrario. Pues, según Carlos Boyero, la comedia no es la especialidad de los Coen. Puede ser, pero tampoco lo hacen tan mal. Bueno, yo me alegro de que sea la película más vista de la semana pasada, eso dice mucho de los espectadores, aunque sea por una vez.

A mi me parece que el guión es de especialistas, que los dialogos están perfectamente en su sitio y con su personaje, que la cámara te facilita la comprensión de la historia, sin forzar, sin virguerías. Ya me gustaría a mí ver una película como esta todas las semanas, aunque no llegue a la excelencia, que tampoco era completa, de "No es un país para viejos". Además ver a Brad Pitt de chico atontado, que se cree un listo, metido en negocios de alto espionaje tiene una gracia especial.
Lo que opina Ana:
Un buen guión para una disparatada comedia muy bien resuelta por los actores, todos están estupendos en sus papeles de gente mediocre. Se pasa un buen rato y nada más, pero es que tampoco persigue otra cosa la película.

jueves, 23 de octubre de 2008

los limoneros


Otra película testimonio que no verá mucha gente. Es extraño que en una zona tan vigilada, tan sometida a controles, con muros infranqueables, se oigan los aullidos prolongados y penetrantes de los lobos. En la soledad de la casa de la viuda de los limoneros (Salma- Hiam Abbass), esos aullidos la acompañan, quizá porque le hagan soñar en una libertad que ella no tiene.

Es una película que da por descontado el sometimiento caprichoso, cerril, prepotente y absurdo de Palestina por Israel, pero con eso se cuenta, y está. Lo interesante es que no se queda ahí y muestra la sociedad machista palestina, hombres que vigilan, hombres que no hacen nada, hombres que gobiernan las vidas ajenas que luchan por lo justo. Es más forzada la historia de la mujer israelí (Mira Navon). Su marido, el ministro de Defensa israelí, es un capullo y ella tiene la valentía de darse cuenta y actuar, y eso le acerca a la viuda palestina.

Historia de mujeres, resistencia pacífica. Ojalá llevara a algo. De momento en el equipo de rodaje y en el de actores hay palestinos e israelitas ( y de otras naciones). Es como la orquesta de Baremboim, una muestra de interculturalidad a favor de la paz. La película va por ese camino, y merece la pena verla.
Lo que opina Ana:
Un campo de limoneros nos sirve para entrar en la terrible realidad del desencuentro entre árabes e israelíes y además para plantear otros problemas, otras situaciones, ya que la película también habla de la condición femenina, de la soledad, de las querencias personales, del amor a la tierra, de la nostalgia por épocas más felices en la vida, y de fidelidades como la del viejo agricultor hacia la protagonista, una mujer capaz de enfrentarse contra todos por defender lo único que da sentido a su vida: su plantación de limoneros.

martes, 30 de septiembre de 2008

Che el argentino


Era viernes, diez de la noche. Sala bastante ocupada. Tres chicos se sientan a nuestro lado, llegan tarde, comiendo palomitas. En la fila delantera una pareja de treinta y pocos morrea y morrea. ¿A qué va la gente al cine? Los fines de semana hay que huir, están los cines contaminados de idiotas.

Hay que ver esta película (aunque el joven dirigente del PP madrileño, nueva fierecilla de Esperanza Aguirre, llame al Che asesino). Jordi Costa en el País escribe que es prolija y desapasionada, tan fría como un informe pericial (El País, 5 sep. 2008). Carlos Boyero la vio en Cannes. Era más partidario, sobre todo de la 1ª parte. Escribía entonces que los actores te hacen creer que están de verdad en Sierra Maestra.

Yo creo que Soderbergh no quiere dirigir excesivamente la película. No usa la voz en off, tan utilizada en las películas de trasfondo histórico, y deja a los actores guiarte. Entonces hay veces que te pierdes un poco, porque la propia naturaleza del relato y del medio físico es imbricada y tortuosa. De repente aparece Fidel, luego ya no está. Hasta que no llegan al LLano no entiendes del todo la situación. Porque las acciones del Che son variadas y la película las quiere contar todas, y entonces llegamos a lo que decía Jordi Costa: se hace prolija. Pero en absoluto, al menos para mi, aburrida. Viéndola te das cuenta de que, a favor o en contra, aquellos "barbudos" estaban haciendo algo grande. Eso es innegable. Las valoraciones quedan para la tertulia.
Lo que opina Ana:
Crónica de la "revolución de los barbudos" vista a través de las acciones del Che Guevara. Él es el protagonista indiscutible de la película, pero en ningún momento ésta se convierte en su panegírico. El director se distancia, intenta presentar una visión desapasionada y fiel de los acontecimientos y lo hace jugando con los tiempos. No es por tanto una historia lineal, va a saltos, pero consigue recrear la atmósfera del momento y las ideas que movieron a aquellos "locos" a derribar la dictadura de Batista. Me quedo con ganas de ver la segunda parte, ¡ojalá llegue pronto!

Vicky, Cristina, Barcelona


Había mucha gente joven y eso que era miércoles de fútbol y la última sesión. Los espectadores salían tatareando la canción, con cara satisfecha. Como Carlos Boyero cuando la vio en Cannes.

Yo creo que a Woody Allen se le permiten estas cosas y a nadie más. La película es un topicazo. Volviendo a Boyero, que sin embargo le gustó, sólo hace falte que Bardem lleve a la Johansson y a Rebeca Hall a los toros. El padre de Bardem es de antología; el concierto de guitarra en "petit comité" en Oviedo puro artificio, las pinturas de Bardem y Penélope dice Elvira Lindo que son como las que salían en Mortaledo y Filemón.

En fin, un misterio doble, que haya tenido buenas críticas, relativamente, y buena respuesta del público. ¿Será porque reconocemos unos tópicos y extravagancias de lo genuino español que sólo un extranjero se podía permitir enseñar?
Lo que opina Ana:
En esta ocasión Woody Allen sí me ha defraudado. Ha hecho una comedia que parece haber escrito a toda prisa, llena de topicazos sobre España. Por no pensar, no pensó ni el título.
Al comienzo no salía de mi asombro, todo sonaba mal. No será hasta que entre en acción Penélope, con su disparatado personaje, cuando pueda empezar a reírme y a disfrutar un poco de la película. Sin duda son los delirantes diálogos, pura improvisación hispana, entre Javier Bardem y Penélope Cruz lo que da salero a un film muy menor.

Cien Clavos


Ana se quedó en casa porque con lo de los billetes a la India no tenía la mente preparada. Seguramente se hubiera dormido, a pesar de que oir italiano siempre le gusta

Es rara la película porque el mensaje se queda a medias, es confuso y se diluye. Dicen los críticos que es una película antisistema, el testamento de Olmi. No lo sé, tal vez, en el fondo.

Choca que se sacrifiquen unos libros, joyas bibliográficas, que se supone, pero no se dice, que son de temática religiosa. Y lo hace la nueva imagen de Cristo, porque el profesor (el actor israelí Raz Degan) es Cristo, tiene esa iconografía, incluso Olmi le pone a su lado a María Magdalena. Este Cristo acusa a Dios de hacer sufrir a los hombres. Bien, hay un planteamiento a desarrollar, pero ahí se queda. Mezcla una especie de panteismo, ecologismo y vida fraternal de campo al lado del río Po. Parece como un sueño nostálgico de la infancia y primera juventud, disfrazado con un poco de rabia.

El tren de las 3:10


La película enseguida nos presenta el drama existencial del personaje principal, el vaquero cojo. Es un hombre bueno en el duro oeste, al que no respetan, tratan de aplastarlo y de echarlo de sus tierras. Pretendan que huya. Él no se va, pero no se defiende con el código del oeste, que es aplicar con precisión la ley del Talión. Hasta su hijo mayor lo menosprecia. A partir de ahí comienza la redención del hombre.

La moral y el valor, acompañados de la justicia natural, en un medio hostil. En estos soportes frente a sus contrarios se aguantan las películas del oeste.

La secuencia narrativa va progresivamente e inexorablemente llevándonos hasta donde estos contrarios se enfrentan, sin intermediarios, al choque puro de los opuestos, al planteamiento de lo antagónico. Todo este recorrido previo es magnífico, por los personajes que los protagonizan y por las propias historias narradas. Donde tal vez la película no llegue o, mejor dicho, se pase, es en la recta final, cuando Russel Crowe, en principio el forajido y despiadado Ben Wade, tiene que levantar a su costa la leyenda del héroe, el vaquero cojo Dan Evans (Christian Bale). Dura mucho y es muy largo ese momento crucial. En el oeste esos actos requieren otra épica y otro desarrollo, menos empalagoso.
Lo que opina Ana:
Lo mejor que puedo decir de ella es que me lo pasé estupendamente viéndola. Me mantuvo imantada a la pantalla, disfrutando de la trama, de las actuaciones, de las tomas, de los escenarios. No me importó que el final fuera excesivo, que se resquebrajara con él algo de la solidez con la que se habían construido los caracteres de los dos personajes protagonistas. Puro cine, ya se sabe que el western es uno de los géneros cinematográficos por excelencia y la pena es que casi no se cultive en nuestros días.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Hellboy II


A pesar de estar en un buen 7º puesto, en la semana del 5 al 11 de septiembre, y todavía con casillas en blanco, entre las mejores películas de Metrópolis, yo creo que merece subir más.

Escribe acertadamente Jordi Costa en El País (29 de agosto) que Guillermo del Toro "devora todo tipo de referentes para encontrar su voz en un dionisiaco sentido del espectáculo". Esos referentes a mi me parece que sobre todo proceden del Señor de los Anillos; aparte, por supuesto, del comic del que nace Hellboy, cuyo autor, Mike Mignola, también participa en el guión, junto al propio Del Toro.

Es divertida, moderadamente irreverente (no se puede molestar a la poderosa Universal y al público USA) y romántica. ¿Qué más se puede pedir? Y con el toque de Guillermo Del Toro, que siempre mantiene el tipo, como "Rojo".
Lo que opina Ana:
Guillermo del Toro se mueve como Pedro por su casa en el mundo de la ciencia ficción; domina los escenarios cuando quiere mezclar la realidad con los personajes fantásticos.
Aunque la referencia a los elfos y toda la historia ligada a ellos nos parece algo conocido, como si volviéramos al señor de los anillos; sin embargo, su mezcla con personajes muy diferentes, su ambientación en el Nueva York actual y su sentido del humor, le confieren un sello muy personal y atractivo.

lunes, 8 de septiembre de 2008

ríos y mareas


No sé lo que durará en la cartelera, pero imagino que poco. ¿De quién es el mérito de este buen documental? A partes iguales, del artista (Andy Goldsworthy), que sin engolamiento y lo más cercano que puede te explica su proceso de creación, su pensamiento vital, la arquitectura mental que se traslada a sus composiciones, en relación imprescindible con la naturaleza. Y del director (Thomas Riedelsheimer), que deja que las cosas fluyan, no quiere espectáculos gratuitos y sorprendentes, efectos especiales llamativos. La obra es la protagonista. Una obra que parece que saliera de un único núcleo creador, como un magma expansivo que va dando origen a múltiples esculturas, composiciones, juegos visuales, raíces, hojas, minerales de la naturaleza convertidos en objetos artísticos. La mayoría efímeros.

Quedan cosas por saber (la comercialización, lo que se puede o no se puede llevar a los museos), pero tal vez fueran perturbadoras para el espíritu de esta película. Yoga en la naturaleza. Recomendable para gente tranquila, observadora y paciente.
Lo que opina Ana:
Documental sobre el escultor británico Andy Woldsworthy. Tarea difícil la del director alemán Thomas Riedelsheimer, la de adentrarnos en el proceso creativo de este gran artista, mucha de cuya obra es efímera. Con la película se propone "espiar" al escultor, intenta comprender su faceta creadora, no nos acerca a su intimidad, sólo en algún momento perfila algunos aspectos de su vida cotidiana.
Lo consigue, lo que al principio parece que va a ser un tostón, acaba convirtiéndose en un apasionante recorrido por un proceso creativo original, cercano a la naturaleza y que responde a una concepción intelectualizada del arte. Estamos en la sala compartiendo el pensamiento y el trabajo con el creador de algo que resulta hermoso, difícil de crear y efímero; esculpe con materiales arrancados a la naturaleza (hojas, ramas, palos, raíces, piedras,arcillas, hielo, lana...) y la decora momentáneamente, hasta que esa misma naturaleza con sus movimientos (viento, mareas, corrientes) destruye su obra o la anega.

viernes, 4 de julio de 2008

Funny Games



Esta debe ser la cara que se le quedó al director Michael Haneke después de hacer esta película (y eso que es una copia calcada de una anterior, que no pienso ver) . Me recuerda vagamente a "La naranja mecánica" o algunas películas de Sam Peckinpah, pero ¡ojalá!. Después de hacértelo pasar fatal, te toma el pelo de mala manera. Vete a tomar unas cervezas y pasa de este....(mirar la imagen).
Lo que opina Ana:
Remake de una película suya anterior, al parecer sólo el tiempo y los actores han cambiado en esta nueva versión. Buen guión de terror, echado al traste con la absurda pretensión de querer jugar también con el espectador. El director debería haberse quedado dentro de la película y no hacernos estúpidos guiños desde la pantalla.
Las situaciones llegan a veces a grados de sadismo como los de La Naranja mecánica o Perros de paja, pero no tienen su consistencia. Sales con la impresión de que no sido más que un divertimento y de que han querido jugar contigo a tomarte un poco el pelo.

Náufragos. Vengo de un avión que cayó en las montañas


No conozco la obra del director Gonzalo Arijón, pero parece que ha entrado en muchos asuntos, desde Somalia, personajes como Milosevic o Lula. Ahora bien, ésta parece una obra que va más allá del documental, es algo que refleja un testimonio en el que una parte importante del director está en lo narrado. Se puede entender así la fuerza que tiene, la proximidad a los protagonistas, el calor (¡qué contraste con el frio que viven los personajes!) que quiere insuflar a esta historia.

Testimonios, recreaciones, fotografías, paisajes se van sucediendo armónica y progresivamente. Son 72 días desde que salen de Uruguay hasta que llegan dos de los pasajeros a localizar a unos vaqueros chilenos. La muerte y la supervivencia. La fuerza de la existencia, algo biológico y el momento clave: la comida humana. ¿Cómo explicarlo? Aquí viene bien el mensaje de Cristo: comed y bebed todos de mi porque yo soy...Otros no llegan hasta ese punto religioso, pero ahí está el hecho crucial, que la llucha por no morir te impone.

Sólo echo en falta una reflexión que no se les plantea, porque tal vez no haga falta. ¿Cómo afectó esta vivencia en su vida futura a los 14 supervivientes de los 49 pasajeros iniciales? ¿Qué aspectos de su vida se han visto marcados para siempre? ¿Qué reflexión sobre el vivir se les ha impuesto de forma imperecedera?

En cualquier caso, una vuelta a unos acontecimientos que te producen escalofrios.
Lo que opina Ana:
35 años después del trágico accidente de un avión uruguayo cargado con jóvenes deportistas que se dirigían a Chile, el realizador uruguayo Gonzalo Arijón, es capaz de recrear aquella odisea y lo hace desde la amistad con los supervivientes, consiguiendo transmitir sentimientos. Va narrando lo ocurrido, no lo quiere abarcar como un documental que reconstruya todo lo ocurrido, sino desde la cercanía, desde uno de los aspectos de ese drama-aventura, el de la "comunión" que desde entonces se produjo entre las víctimas y los supervivientes, todos ellos unidos para siempre por esa experiencia que los ha hecho diferentes a la mayoría y que les ha obligado a llevar ese trágico rincón de los Andes como señal de su identidad, nada sería igual en sus vidas después de esos 72 días entre los riscos y la nieve sometidos a la más dura presencia de la Naturaleza, de la que unos pocos conseguirían escapar.

lunes, 30 de junio de 2008

Los cronocrímenes


Es un juego, tal vez por eso, de una manera insólita, la hoja explicativa del cine no explica nada de la película, sólo del juego de la película. La primera vez que lo veo.

En general ha recibido buenas críticas, excepto Teófilo Necrófilo, que sólo le da un cuatro y dice que le ha defraudado, que tiene muchas lagunas y que el director actúa mal.

Jordi Costa en "El País" termina afirmando que, antes de fijarse en sus múltiples lecturas entre la metaficción y la metáfora psicoanalítica (estaría bien comentarla con un filósofo), lo mejor era rendirse a su rara inteligencia, y en ON Madrid, Marcos Rebollo le da cuatro estrellas y sentencia que acabará como pieza de culto.

Por lo tanto, sujeta a múltiples lecturas por su rareza. Yo creo que está bien construida, pero que el inicio de la clonación falta (es importante saber qué pasó para que el primer Héctor se metiera en esa cazuela del tiempo, ¿quién lo perseguía?; porque al segundo Héctor lo sabemos: el primer Héctor). Y el final, ¿se reproducirán infinitamente los Héctor? Juegos.
Lo que opina Ana:
A esta película le ha costado mucho llegar a ver la luz en las salas españolas, ha tenido que esperar a conseguir el espaldarazo de algún que otro premio en el circuito de los festivales internacionales, para que los distribuidores se atrevieran con ella. Es algo inexplicable porque supera con creces a muchas de las producciones nacionales que se distribuyen sin ninguna pega; ya se sabe que esto es una industria y que debe resultar rentable, pero también es cierto que en muchas ocasiones lo que consigue vender es la campaña promocional...
Pocos medios, un buen guión, una historia inquietante que a mí me mantuvo en tensión, una ciencia ficción creíble y con muchas posibles lecturas, caminos sin cerrar, una buena interpretación, salvo en el caso del propio director, Nacho Vigalondo, que debería haberse quedado detrás de la cámara, dejando que otros dieran vida a sus personajes; en fin, una película nada desdeñable y digna de tener en cuenta.

Caos Calmo


Nos invitó Radio 3 el miérocoles 18. El director nos saludó y nos dejó verla, para luego charlar al final.

En esa semana no estrenaron nada especialmente recomendable. Caos Calmo estaba puntuada en ON Madrid con dos estrellas (cuatro en Metrópolis), igual que "Wonderful Town", "Margot y la boda"(la última de Nicole Kidman) y "La Princesa de Nebaska" (la última de Wayne Wang). Es esa situación, cuando las críticas no dicen nada bueno ni nada malo (me refiero a las de "El País"), ir al cine es un riesgo. Aciertas, por ejemplo con la que aquí comentamos; fracasas, lo que ocurrió con Wonderful Town, y decides que ahí se acaba la experimentación, las otras dos no las ves.

El pobre director, Antonello Grimaldi, está tapado por la figura todopoderosa de Nanni Moretti. No hay que quitarle mérito, como hicimos inconscientemente, dejándolo solo al final. La desbandada fue casi total. Da vergüenza hacerlo, te queda mal cuerpo, como de culpa, de haber despreciado a alguien.

La película realmente no comienza hasta que la niña empieza el curso escolar. Los prolegómenos explicativos son un poco bruscos: salvan a dos bañistas, vuelven a casa y se encuentran con que una señora se ha caído y se ha matado, rodeada de rajas de sandía. Un poco artificial todo eso. Una vez situados en la plaza del colegio de la niña, la película circula, se pone en movimiento, como un vodevil. Hay un personaje permanentemente en el escenario, del que salen y entran otras personas, que atraídos como un polo magnético por el fijo, se relacionan y dan lugar a nuevas perspectivas y situaciones dramáticas.

No es difícil aceptar que el padre deja de trabajar en la oficina, se pasa seis u ocho horas allí, come, charla, pasea y recibe. Lo que peor funciona es cuando este personaje sale del escenario, cuando se desplaza a otros exteriores. Como lo asocias tanto a ese espacio, parece que fuera pierde pie. Bueno, la escena de sexo, todavía me estoy preguntando qué pinta; con un recorrido anterior tan casto, honesto y puritano, no se puede llegar a ese climax desde la nada.

Por lo tanto, película honesta, no tiene trampas sentimentaloides, que acaba dando una salida física al callejón sin salida en el que se había metido: volver a la oficina, pero siendo otro. A Polanski no lo reconocí, Ana sí.
Lo que opina Ana:
Lo que empieza con un tufillo a horterada latina, enseguida se enmienda y toma unos derroteros muy diferentes. La muerte se adentra con un zarpazo en la vida de los protagonistas transformándola por completo, el viudo dedicará su tiempo a estar junto a su hijita, abandona su trabajo y sienta su cuartel junto al colegio de la niña, su extravagancia llamará la atención de todos, lo convertirá en un imán para conocidos y extraños que buscan su consejo, o que unicamente quieren ser escuchados. La historia se convierte así en un cuento, en una moderna fábula, que recreará un mundo de ensueño para conceder al final un único y posible deseo, el de regresar a la realidad, para poder vivir una vida como la de los demás.
Antonio Grimaldi, el director, estuvo en la sala, hizo una mínima presentación y dijo que tendría más sentido charlar después de haber visto su película; cuando llegó el momento era ya muy tarde y no parecía quedar aforo para entablar ese diálogo.

miércoles, 18 de junio de 2008

La ronda de noche


Como sabía que era una película rara, me fue yo solo, mientras Ana veía "Aritmética Emocional". Entré antes y salí después que ella, y no se me hizo larga. Eso es lo mejor que se puede decir.

Es una película especial, teatral, verborreica y un poco pretenciosa. Rembrandt es el personaje absoluto, en todos los planos está. Aparece como un hombre listo, hablador y de verbo punzante. Le gusta solazarse con su mujer, Saskia, a la que es fiel. Vive bien, en su casa hay mucho servicio, muchas mujeres con las que trata temas cotidianos, sexo incluido, con toda normalidad. Su casa, los ambientes burgueses holandeses, las relaciones comerciales y profesionales están muy bien retratadas. Choca que tengas que ver un armatoste de cama casi como escenario único durante mucho tiempo, pero será para destacar lo que le importaba el sexo a Rembrandt.

La otra parte importante de la estructura de la película es el cuadro. Aquí es donde más arriesga el director, Greenaway. Desarrolla una hipótesis interesante, de la que no puedo dar noticia más que de su idea principal, porque me perdí en la maraña de personajes. Rembrandt acusa a los protagonistas del cuadro de haber cometido un asesinato. Las razones son la búsqueda del poder, la lucha comercial y política y la relación homoxesual del protagonista, Coq. Si fuera cierta, sería un bombazo. Además no se queda aquí, la chica del vestido blanco que cruza el cuadro, denuncia a su padre, clérigo, que tiene un orfanato convertido en un prostíbulo. Otro trayazo.

Muerta Saskia, R. pierde un poco el control de la situación, pero sigue apareciendo orgulloso. Por cierto, se le admira tomando bocetos, pero no pintando. No usa el cuadro de frente con Rembrandt pincel en mano.

El edificio Yacobián


Sobre esta película estaba el atractivo de volver a El Cairo, de volver a Egipto. Ahora ya no se nos olvidará el edificio Yacobián, en la calle Suleimán Pachá. Seguramente pasamos por allí; Ana dice que la estatua de ese señor con el gorrito cónico le sonaba. No sé. Sí reconocimos inmediatamente los dos el maravilloso hotel donde nos alojamos: El Semiramis. Primero sale la entrada y luego el restaurante, donde nosotros disfrutamos el magnífico buffet.

Bueno, la película. Tal vez se note que el director es primerizo en que todas las historias las quiere dejar bien claritas, no es partidario del suspense discursivo. De todas formas, la mayor pega que yo le veo, que seguramente así se lo marca la novela en la que está basada, es que la denuncia social que hace, y que afecta a todos los grupos sociales, acabe dramáticamente, violentamente a veces, en todas las historias. La denuncia tiene que quedar, como decía antes, bien clarita: la vida es muy dura y acaba en un pozo. El país es una cloaca. Desde luego, valentía sí que tiene. ¿Servirá de algo este aldabonazo en la realidad social y política egipcia? Puede ser que aclare conciencias y decida opciones. También se compromete en la defensa de las mujeres, que son las más explotadas. El final "rosado" no te quita el amargo sabor de boca.

Pocas películas egipcias llegan a la cartelera, ésta, aunque tenga defectos, es un testimonio perfecto para descubrir cosas que cuando estuvimos allí, nuestros ojos de turista no percibían, y si lo veías, te parecía algo tan inmutable que los egipcios siempre iban a estar condenados a sufrir el despotismo de un sistema corrupto y explotador. Porque se ve claramente, hay egipcios, no muchos me temo, que viven maravillosamente, llenos de dinero, coches, mujeres y esclavos modernos. La religión no se lo impide.
Lo que opina Ana:
La película te lleva a un Egipto no turístico, para adentrarse en algunos aspectos de la vida del Cairo, a través de un microcosmos formado por los habitantes de un edificio decadente que fue señorial a comienzos del s. XX, cuando Egipto era más cosmopolita y occidental. Rezuma la película melancolía por ese tiempo perdido del que casi no quedan resquicios o están a punto de desaparecer, se concentran en ella en uno de sus personajes protagonistas, el del gentleman que ve desvanecerse su concepción del mundo, una manera de vivir que tiene los días contados, pero que él no se resigna a perder. Frente a la suya, se abren otras visiones, la de los nuevos ricos y los políticos sin escrúpulos, la del pueblo explotado que se debate entre el integrismo, el inconformismo o la aceptación de su destino; también hay un capítulo dedicado a la homosexualidad. Son muchas las historias y el director las quiere redondear tanto, dejarlas tan cerradas, que se le escapan y pierden frescura.
Es una mirada triste. El guión de la película es una adaptación de una novela con problemas de censura aunque un enorme éxito. Reconocí con facilidad el aspecto decadente de la ciudad "europea" en la que hoy, sus antiguamente hermosos edificios, se muestran sucios y abandonados. Sin embargo, me chocó la presentación del Cairo como una ciudad bastante tranquila, si algo precisamente la caracteriza, es su constante bullicio, en ella todo es movimiento y prisa; aquí esto no se veía, quizás por tener el director una intención más intimista.

domingo, 8 de junio de 2008

Aritmética emocional




El 7º vício nos invitó a última hora y Ana no pudo venir. Si llegó Susan Sarandon, estupenda. Tolentino se dio cuenta de que era mejor dejarle hablar a ella. Nos contó que nunca había andado tanto en un aeropuerto como en la T4; que había comido más en dos días que en dos semanas; que le había gustado mucho hacer la película, que representa la lucha por salir adelante y asumir tu historia pasada; que prometía volver y estar más tiempo en España, pero que ahora, en ese momento, tenía que acompañar a su hijo en un partido transcendental de beisbol. Elegante, respetuosa, cálida.

La película la tiene a ella, a Max von Sydow,los otros personajes actúan en función de ellos dos. Es muy difícil realizar algo tan ambicioso, y creo que no lo consiguen. Se notan muchos los excesos: una cámara demasiado presente y gobernanta, unos tonos muy fuertes, excesivamente bonitos, y sobre todo unos flash-backs de principiante. Entonces queda la interpretación, en los actores recae todo, porque el director no encuentra el tono apropiado. Han escrito (en ON Madrid) que Susan Sarandon exagera. ¿Qué puede hacer? Es muy difícil combinar risa, llanto, drama, comedia y tragedia y para hacerlo bien se necesita una mano maestra. Al director le falta esa genialidad de encontrar lo justo, combinarlo y entregárnoslo.

Una película más sobre el exterminio. No pasará a la historia del cine, pero nos da a conocer la exitencia de este campo de tránsito cerca de París, Drancy, una etapa más de la ignominia humana. La última referencia a Don Quijote, ¿cómo interpretarla?
Lo que opina Ana:
Tendría que haber estado en el estreno al que asistió Susan Sarandon, pero la graduación de los alumnos del instituto me lo impidió, así que la he visto sola y sin el glamour de estar con una de sus estrellas; sin duda son los actores, especialmente Max Von Sidow, los que permiten ver la película.
El director consigue su propósito de presentarnos a unos personajes víctimas de su pasado, incapaces de defenderse de él, por lo que han hipotecado sus vidas y las de los que conviven con ellos, es una realidad incómoda la que vemos, por ello resulta empalagoso el paisaje tan de postal e innecesario, los continuos y edulcorados saltos a un pasado en blanco y negro; no aportan nada a la historia, podríamos entenderla sin ellos.

La niebla


No me suelen gustar estas películas de terror, pero como estaba en un cine de versión original y las críticas no estaban mal y Ana tenía interés, pues fuimos. La película está bien planteada, desde el principio sientes los contornos de lo inesperado.

La explicación del desastre, de la irrupción violenta y total de una realidad sobrenatural, es un poco pedrestre, muy simple y elemental, pero da igual, no hace falta una sesuda tesis, lo que queremos ver es cómo van a ser las cosas en esa nueva situación. Lo que pasa fuera del supermercado es secundario, la aparición de esa galería de monstruos "híbridos de pulpo y alucinación surrealista" como escribe Jordi Costa en El País, es también de menos relevancia que las reacciones de los que están encerrados, invadidos de miedo, y algunos de fanatismo, mandados por esa metáfora de rouco femenina (la señora Carmody; Marcia Gay Harden). Te imaginas el poder de la palabra desatada e irracional con raíces religiosas y el mal que ha hecho en la historia de la humanidad.

Ahora bien, el final es, hablando claro, una mierda con mayúsculas. El mismo ejército que desata la catastrofe es el que viene a salvarnos, cuando ya es deamasiado tarde y hemos hecho el mayor sacrificio posible, nos hemos quedados solos porque hemos cumplido lo que nos han pedido: acabar con la vida de nuestros seres queridos antes de que unos mostruos sanguinarios lo hagan. Y en esto apareció Bush y su ejército. Una mierda con mayúsculas, sí señor.
Lo que opina Ana:
La película logra su objetivo de inquietar y asustar, pero se queda en eso. Uno se revuelve en la butaca y tiene que taparse los ojos en muchos momentos, la tensión dramática crece, el comportamiento del grupo ante el terror al que está siendo sometido está bien medido, pero todo lo que escapa de la acción central del encierro del grupo en el supermercado deja mucho que desear, una vez que se sale del encierro la película deja de tener interés y se resuelve mal, para Emilio muy mal, salió indignado con la moralina final.

Casual Day


Empieza como si fuera una serie de televisión, con unas imágenes difusas y unas líneas de diseño horizontales y verticales. La primera secuencia es un vis a vis, un ejercicio de interpretación a palo seco, te deja un poco descolocado. Se comprende cuando va desarrollándose la película, es como el preámbulo, la nota introductoria, que en cine es raro su uso, más normal en literatura.

Una vez que empieza el Casual Day todo está perfectamente encajado, cada personaje en su sitio y con su discurso. Cada uno ocupando su lugar en este mosaico de ruindades. Algo de esto, espero que no todo, tiene que latir en las relaciones de empresa. Ahora, a partir de ver esta película, me fijo más en las conversaciones que mencionan "mi jefe", "mi mesa de trabajo", "mi compañero tal o cual", "nos han cambiado de sede", nos han movido a todos de sitio"...Este mundo, que desconozco, parece terrible. Es como lo que decía Lumet cuando comentaba la naturaleza de los personajes de su última película: "Antes de que el diablo...": son todos malos, decía, no te puedes identificar ni encariñar con ninguno. En este día especial, por encima de todos está el capo, un poco tonto, pero mandando, sobresaliente Juan Diego en el papel de José Antonio.
Lo que opina Ana:
El título responde al de una técnica de motivación empresarial muy americana, consistente en sacar a los ejecutivos de su ámbito de trabajo y llevarlos a una reunión informal fuera de la ciudad, en un entorno bucólico donde un grupo de psicólogos les aplicarán terapias para incentivar sus rendimientos laborales. Durante ese tiempo todo debe analizarse desde una perspectiva diferente, más humana, hay que tratar de solucionar los conflictos personales que puedan limitar o entorpecer los rendimientos empresariales. Aunque todo es tan informal y se respira un aparente buen "rollo", la realidad es que las estratificaciones que existen en la empresa no desaparecen nunca, es imposible romperlas, los jefes siguen siéndolo y sus subordinados deben agachar la cabeza.
La película es dura, las relaciones son opresivas, rezuma machismo por todas sus esquinas y uno piensa que si eso es el emundo de la empresa, ¡qué gusto no estar en él! Hay que destacar el trabajo de Juan Diego que, como siempre, está extraordinario y el de Luis Tosar, ambos resultan asquerosos y, desgraciadamente, muy creíbles.

jueves, 29 de mayo de 2008

Antes que el diablo sepa que has muerto


Qué título más largo, que queda perfectamente aclarado en la primera escena, fuerte y para mayores: el paraiso del placer del amor carnal hay que disfrutarlo antes de que, como dice la sensualísima Marisa Tomei, la mujer de Andy (Philip Seymour Hoffman) te sientas como una mierda. El director sabe lo que tiene entre manos y reconoce que todos los personajes son malísimos, odiosos, sin héroes, tanto que esa falta de empatía había sido un lastre para financiar la película.

La hoja informativa hace la comparación, entre otras más, de Lumet con Bergman, en concreto de esta película con "Saraband". No, no la veo. Y si Lumet lo ha pretendido no lo ha hecho de la misma manera que Bergman. En "Saraband" la presencia del padre es total, dominadora, culpable pero orgullosa. Aquí son los hijos los que, hundidos en la miseria de no tener suficiente con lo que quieren aparentar y disfrutar, arrastran a sus padres al abismo. El que la familia no haya sido un ejemplo de convivencia, de amor y de entendimiento, queda muy sobreentendido.

Excelente Lumet, incluso en ese capricho de "deconstrucción" narrativa, fragmentando los sucesos cronológicamente en distintos tiempos. Pero hay un momento en el que la historia gira y se precipita. Y es discutible, sólo ese momento: cuando el padre va al perista y descubre la verdad; demasiado fácil. Reconociendo esto, lo que sigue tiene lógica y así hasta el final, cuando la luz cegadora de la justicia ancestral acaba con la ignominia de la especie.
Lo que opina Ana:
Un retrato inmisericorde sobre unos individuos de clase media sin principios, con unas vidas vacías, que buscan su escapatoria en el dinero dentro de esta sociedad consumista que lo engulle todo.
El drama nos acompaña desde el principio, lo vamos destripando con un metraje saltimbanqui que fragmenta el relato como un puzle, para acabar encajando todas sus piezas. Una pareja de hermanos, uno más listo y otro más torpe, uno que aparenta haber alcanzado la cima, con un tren de vida que es sólo oropel para esconder grandes miserias, y otro fracasado, débil, que se contenta con ir saliendo del paso. El listo planea el golpe perfecto, un atraco limpio y sin problemas éticos, pero todo sale mal y el único destino es cumplir el castigo en el infierno.
Mientras la veía, no podía dejar de recordar "El sueño de Casandra" de Woody Allen, con un planteamiento similar aunque mucho más cínico; en ésta se tocan más los cimientos, se va al drama primigenio, salen a relucir los fantasmas ancestrales del hijo que no se siente querido y del padre que se sabe fracasado y de aquellos mimbres vienen estos cestos...

El último viaje del juez Feng


Nos invitaron los del 7º Vicio el día 20, en los cines Paz de Fuencarral. Tratándose de la película que se presuponía que podía ser y de quien realizaba la invitación, me extrañó un poco la composición de los espectadores. Varios con palomitas y sin el aspecto de la tribu. De hecho, un grupo de seis que estaba delante de nosotros se marchó de la película, con el consiguiente alboroto y molestia, diez o quince minutos antes de acabar. Hay gente que no sabe a lo que va y se mete donde sea con tal de que le salga gratis.

La película no es aburrida, es anecdótica y como todo viaje cuenta historias, éstas llenas de colorismo y curiosidades. Poco importa que el juez tenga un pasado familiar fracasado y triste, sólo sale de pasada, como un sustrato a su soledad y tal vez le haya traído esa afición desmesurada al tabaco: fuma y fuma, y de vez en cuando se coloca bebiendo más de la cuenta, pero las circunstancias obligan.

Los paisajes, la gente, las costumbres, las tradiciones, los códigos, las anécdotas de cada caso a resolver están bien trabadas y contadas. Recorremos con el juez, su ayudante y el nuevo juez el camino que nos conduce de la Cabeza a la Cola de Gallo. Yo no vi que trascienda de lo particular a lo general. Y no me importa. No creo que la genta salga pensando que la nueva China, su aparato de justicia, está acabando con las tradiciones de las regiones más aisladas. Lo que yo salí pensando es en cómo puede todavía existir esa China.
Lo que opina Ana:
Se presenta ante nosotros un fascinante viaje por el interior de una China recóndita, sorprendente, auténtica y alejada de cualquier tópico al uso. Asistimos al contacto entre dos mundos muy distantes, el institucional y el ancestral, adentrándonos en unas realidades etnográficas completamente desconocidas, viendo como a pesar de los años pasados, la revolución comunista no ha llegado a todos los confines de China y cuando quiere hacerlo, a través de sus funcionarios itinerantes, el juez y su cuadrilla, choca con unas costumbres tan arraigadas como las altas montañas que dominan estos bellos y recónditos lugares de la China rural.
La película resulta fresca, humana, compone una serie de cuadros costumbristas que nos llevan hacia un pasado muy remoto ante nuestros ojos occidentales, pero que allí sigue estando muy vivo, amparado por las montañas que convierten las costumbres de sus gentes en endogámicas, resistiédose a desaparecer, ganando ,hoy por hoy, la batalla al tiempo y al intento unificador del gobierno.

domingo, 18 de mayo de 2008

La duquesa de Langeais


Lo que opina Ana:
Jacques Rivette se recrea en construir la atmósfera de la novela de Balzac; sigue un ritmo lento, puntilloso y preciosista en sus decorados, tenso en cuanto a las emociones, diletante como la sociedad que recrea, la aristocracia parisina del Primer Imperio.
Es demasiado larga, podrías sentir el aleteo de una mosca, si la hubiere...Comienza mal, con unos feos planos de un suelo de la iglesia de un convento mallorquín y con la presentación del protagonista masculino, interpretado por Guillaume Depardieu, quien no conseguirá hacerse atractivo en ningún momento; mientras que Jeanne Balibar, Antoinette de Langeais, sí conseguirá crear un personaje más rico en matices.
Todo lo que escapa del ambiente claustrofóbico de ambos protagonistas está poco caracterizado y resulta chocante, especialmente la cuadrilla de amigotes del marqués de Montriveau, no en cambio los ambientes de los salones parisinos, que se describen con acierto. Siempre es mejor seguir leyendo a Balzac.

Lo que opina Emilio: El comienzo es cabezón, torpón, cegato. Una camara sigue un camino sin levantar la vista por un suelo con mosaicos, suponemos que del convento de Mallorca donde está la duquesa (Jeanne Balibar). Y el final, al contrario, es todo aire, vista abierta al mar gris del cielo nuboso, con un barco con sus velas desplegadas. ¿Por qué la última escena se queda tan pobre, tanto de movimiento de cámara como de texto y ritual? Convertir en un poema esa pasión está bien, pero no arrojando al mar el cuerpo que se amó como si fuese un pescado podrido. Ese final necesita más pasión y más aparato. Decía Jordi Costa en el El País que se había aburrido mucho. Ana también se aburrió un poco. Yo no; es cierto que es muy premiosa, muy lenta, que todo transcurre en interiores, que es muy teatral, que el hijo de Depardieu, Guillaume, (el general Armand de Montriveau) no consigue todos los matices del personaje, o los exagera a veces, o los hace demasidado rudos en ocasiones. Pero en general está bien interpretada y magnifícamente ambientada. Y como quieren ser fieles a Balzac en letra y espíritu, pues esto es lo que da. Por lo tanto, película honrada, no conseguida del todo, pero sin trampas.

Podríamos decir: un documento de la supervivencia, de los gustos, lujos y convenciones de la alta burguesía y de la nobleza, pasados los tumultuosos y peligrosos tiempos de la revolución, cuya única presencia en esta época es la consolidada posición e intervención del ejército de Napoleón. Todo lo demás ha desaparecido, de momento. Lo que está por venir (las revoluciones del 30, del 48 y La Comuna) no lo cuenta Balzac en este relato de amor cortés.

Lars y una chica de verdad


Lo que opina Ana:
Comedia muy bien interpretada, con el sabor y el ambiente de los clásicos. Presenta a una comunidad solidaria, buena gente capaz de admitir al diferente, creando una atmósfera inverosímil, de fábula, pero que durante la sesión, sentados en la butaca, llega a sentirse como real. Al salir, al apagarse las luces, allí se quedan los personajes y se pierde su huella; no llegan a calar, no tienen la profundidad, ni el interés necesarios para permanecer; pasas con ellos un rato agradable y pronto los olvidas.

Lo que opina Emilio:

Vi al actor principal en "Half Nelson" y me acuerdo que lo único que me pareció utilizable fue el hecho de que el protagonista fuera profesor de Historia y dijera unas frases sobre esta disciplina.

Ahora en esta película vuelve a ser centro casi total de la situación, pero el punto de partida y el desarrollo, y sobre todo el final, es más difícil de tragar. Falta además una explicación que dar, que se la calla. ¿Por qué tiene este personaje un comportamiento tan bueno, de chico religioso, educado, pacífico, aunque solitario, y llega a elegir como novia a una muñeca de plástico? Parece que esa elección requeriría una persona que mostrase rasgos más desequilibrados. Pero es que el director no quiere molestar, por eso hay, después de una sopresa lógica por parte de la comunidad, una comprensión general: ¡qué gente más guay!

Lo que no me parece bien es la solución final, porque se trata de liquidar un sueño, que al lugar al que hemos llegado significa eliminar a una persona, aunque sea simbólicamente. Y esto se trata un tanto superficialmente, incluso con el acompañamiento de todo el pueblo, clero incluido. Unas lágrimas no bastan para cambiar de pareja. Nuestro personaje muestra ahora algo que no casa, un egoismo adulterino que el director no quiere tocar.