martes, 30 de septiembre de 2008

Cien Clavos


Ana se quedó en casa porque con lo de los billetes a la India no tenía la mente preparada. Seguramente se hubiera dormido, a pesar de que oir italiano siempre le gusta

Es rara la película porque el mensaje se queda a medias, es confuso y se diluye. Dicen los críticos que es una película antisistema, el testamento de Olmi. No lo sé, tal vez, en el fondo.

Choca que se sacrifiquen unos libros, joyas bibliográficas, que se supone, pero no se dice, que son de temática religiosa. Y lo hace la nueva imagen de Cristo, porque el profesor (el actor israelí Raz Degan) es Cristo, tiene esa iconografía, incluso Olmi le pone a su lado a María Magdalena. Este Cristo acusa a Dios de hacer sufrir a los hombres. Bien, hay un planteamiento a desarrollar, pero ahí se queda. Mezcla una especie de panteismo, ecologismo y vida fraternal de campo al lado del río Po. Parece como un sueño nostálgico de la infancia y primera juventud, disfrazado con un poco de rabia.