
Empieza como si fuera una serie de televisión, con unas imágenes difusas y unas líneas de diseño horizontales y verticales. La primera secuencia es un vis a vis, un ejercicio de interpretación a palo seco, te deja un poco descolocado. Se comprende cuando va desarrollándose la película, es como el preámbulo, la nota introductoria, que en cine es raro su uso, más normal en literatura.
Una vez que empieza el Casual Day todo está perfectamente encajado, cada personaje en su sitio y con su discurso. Cada uno ocupando su lugar en este mosaico de ruindades. Algo de esto, espero que no todo, tiene que latir en las relaciones de empresa. Ahora, a partir de ver esta película, me fijo más en las conversaciones que mencionan "mi jefe", "mi mesa de trabajo", "mi compañero tal o cual", "nos han cambiado de sede", nos han movido a todos de sitio"...Este mundo, que desconozco, parece terrible. Es como lo que decía Lumet cuando comentaba la naturaleza de los personajes de su última película: "Antes de que el diablo...": son todos malos, decía, no te puedes identificar ni encariñar con ninguno. En este día especial, por encima de todos está el capo, un poco tonto, pero mandando, sobresaliente Juan Diego en el papel de José Antonio.
Lo que opina Ana:
El título responde al de una técnica de motivación empresarial muy americana, consistente en sacar a los ejecutivos de su ámbito de trabajo y llevarlos a una reunión informal fuera de la ciudad, en un entorno bucólico donde un grupo de psicólogos les aplicarán terapias para incentivar sus rendimientos laborales. Durante ese tiempo todo debe analizarse desde una perspectiva diferente, más humana, hay que tratar de solucionar los conflictos personales que puedan limitar o entorpecer los rendimientos empresariales. Aunque todo es tan informal y se respira un aparente buen "rollo", la realidad es que las estratificaciones que existen en la empresa no desaparecen nunca, es imposible romperlas, los jefes siguen siéndolo y sus subordinados deben agachar la cabeza.
La película es dura, las relaciones son opresivas, rezuma machismo por todas sus esquinas y uno piensa que si eso es el emundo de la empresa, ¡qué gusto no estar en él! Hay que destacar el trabajo de Juan Diego que, como siempre, está extraordinario y el de Luis Tosar, ambos resultan asquerosos y, desgraciadamente, muy creíbles.