sábado, 22 de noviembre de 2008

nosotros alimentamos al mundo


Me gustaría que este documental lo vieran alumnos de la ESO, aunque tengan que tragarse las numerosas entrevistas. No tengo claro cuál es el mensaje ¿que producimos demasiado?¿qué esquilmamos los recursos?¿qué no consumimos productos naturales?¿qué el mundo está mal organizado? Esta parece la idea más prendida. Sólo con ver esos camiones vomitando pan atrasado te quedas helado. Las imágenes son increibles: la de los invernaderos (de esa chispa nació este documental), la del pescador francés, la de los agricultores rumanos que todavía van en carretas, la de Brasil y la desforestación de la selva, pero la más espectacular es la del criadero y matadero de pollos. Ver todo el proceso que acaba en esas asépticas bandejas de pollo que vemos en los supermercados, es como descubrir algo que intuyes pero no quieres saber. Por eso la parte final con el director general de Nestlé queda ujn poco sosa, visto lo visto antes.
Lo que opina Ana:
Este documental tiene algunas imágenes que se graban profundamente en la retina, difícil olvidar la de los desechos diarios de pan en Austria, las de la granja de pollos con su trabajo infernal de auténticos asesinos programados, las de las miserias de los trabajadores inmigrantes de los campos de plástico almerienses...frente a algo tan repulsivo, tan poco humano, el trabajo del pescador bretón es reconfortante, huele a frescura, te comerías desde la pantalla todas las exquisiteces que arranca al mar, pero es el suyo un oficio en extinción, nuestra capacidad depredadora ha hecho germinar una industria alimentaria que poco tiene que ver con el trabajo artesanal y con una extracción equilibrada; ya no se trata de declararse vegetariano, defensor de lo natural, las verduras y hortalizas tampoco lo son ya, estamos bajo el imperio de los transgénicos y esa es una realidad difícil de invertir.
La película reflexiona sobre esta sobreexplotación de la naturaleza, sobre el desigual reparto de los alimentos, sobre tantas incongruencias que hacen que por un lado se despilfarren los sobrantes, y por otro se atenace la capacidad productiva de los países pobres, incapaces de competir con los productos industrializados del mundo rico. Parece que algo nos queda, seguimos teniendo el poder de compra, en nuestras manos está, como consumidores, el poder de invertir esta loca situación actual.