
Esta es una película de momentos. Ni mucho menos la película del año, pero se agradece verla, porque el personaje de Poppy (Sally Hawkins) tiene una actitud tan optimista que crees que, o está tonta, o eres tú el que ve las cosas de forma poco entusiasta. Es verdad que es mejor conocer a Poppy en el cine que en carne y hueso, porque en este caso a lo mejor te ponía de los nervios, pero no hace mal a nadie, al contrario, quiere ir iluminando algo la existencia de los demás. A Carlos Boyero le parecía un ser estrangulable, la protagonista más irritante de los últimos años (desde luego no es una nueva Amelie). Ya he dicho en otro comentario que está Boyero muy exigente. No creo que pueda negar que alguna de las secuencias en el coche del monitor de autoescuela son bastante buenas (¿cómo llama al espejo retrovisos?), y que la de la clase de flamenco es casi redonda. Después hay otras un poco tontunas, pero con esas dos o tres te das por contento. Eso sí, el inglés de Poppy no está al alcance de cualquiera.
Lo que opina Ana:
Comedia con contenido social, en la que a partir de un planteamiento ligero se va ahondando en aspectos más serios: la violencia, la soledad, la despersonalización que sufrimos en medio del ajetreo de las ciudades, el maltrato; entre todos esos vericuetos se mueve la protagonista, siempre alegre, liviana, desvergonzada en su lenguaje, estrambótica en su apariencia, muy alejada por sus comportamientos de su status de maestra. A veces resulta exagerada, confusa (el encuentro con el vagabundo) otras veces, sin embargo, logra momentos antológicos como sucede en las clases de flamenco; lo mejor son los excelentes trabajos interpretativos de la protagonista y del monitor de autoescuela, enfrentados en un duelo conseguidísimo.