domingo, 18 de mayo de 2008

Lars y una chica de verdad


Lo que opina Ana:
Comedia muy bien interpretada, con el sabor y el ambiente de los clásicos. Presenta a una comunidad solidaria, buena gente capaz de admitir al diferente, creando una atmósfera inverosímil, de fábula, pero que durante la sesión, sentados en la butaca, llega a sentirse como real. Al salir, al apagarse las luces, allí se quedan los personajes y se pierde su huella; no llegan a calar, no tienen la profundidad, ni el interés necesarios para permanecer; pasas con ellos un rato agradable y pronto los olvidas.

Lo que opina Emilio:

Vi al actor principal en "Half Nelson" y me acuerdo que lo único que me pareció utilizable fue el hecho de que el protagonista fuera profesor de Historia y dijera unas frases sobre esta disciplina.

Ahora en esta película vuelve a ser centro casi total de la situación, pero el punto de partida y el desarrollo, y sobre todo el final, es más difícil de tragar. Falta además una explicación que dar, que se la calla. ¿Por qué tiene este personaje un comportamiento tan bueno, de chico religioso, educado, pacífico, aunque solitario, y llega a elegir como novia a una muñeca de plástico? Parece que esa elección requeriría una persona que mostrase rasgos más desequilibrados. Pero es que el director no quiere molestar, por eso hay, después de una sopresa lógica por parte de la comunidad, una comprensión general: ¡qué gente más guay!

Lo que no me parece bien es la solución final, porque se trata de liquidar un sueño, que al lugar al que hemos llegado significa eliminar a una persona, aunque sea simbólicamente. Y esto se trata un tanto superficialmente, incluso con el acompañamiento de todo el pueblo, clero incluido. Unas lágrimas no bastan para cambiar de pareja. Nuestro personaje muestra ahora algo que no casa, un egoismo adulterino que el director no quiere tocar.