miércoles, 18 de junio de 2008

La ronda de noche


Como sabía que era una película rara, me fue yo solo, mientras Ana veía "Aritmética Emocional". Entré antes y salí después que ella, y no se me hizo larga. Eso es lo mejor que se puede decir.

Es una película especial, teatral, verborreica y un poco pretenciosa. Rembrandt es el personaje absoluto, en todos los planos está. Aparece como un hombre listo, hablador y de verbo punzante. Le gusta solazarse con su mujer, Saskia, a la que es fiel. Vive bien, en su casa hay mucho servicio, muchas mujeres con las que trata temas cotidianos, sexo incluido, con toda normalidad. Su casa, los ambientes burgueses holandeses, las relaciones comerciales y profesionales están muy bien retratadas. Choca que tengas que ver un armatoste de cama casi como escenario único durante mucho tiempo, pero será para destacar lo que le importaba el sexo a Rembrandt.

La otra parte importante de la estructura de la película es el cuadro. Aquí es donde más arriesga el director, Greenaway. Desarrolla una hipótesis interesante, de la que no puedo dar noticia más que de su idea principal, porque me perdí en la maraña de personajes. Rembrandt acusa a los protagonistas del cuadro de haber cometido un asesinato. Las razones son la búsqueda del poder, la lucha comercial y política y la relación homoxesual del protagonista, Coq. Si fuera cierta, sería un bombazo. Además no se queda aquí, la chica del vestido blanco que cruza el cuadro, denuncia a su padre, clérigo, que tiene un orfanato convertido en un prostíbulo. Otro trayazo.

Muerta Saskia, R. pierde un poco el control de la situación, pero sigue apareciendo orgulloso. Por cierto, se le admira tomando bocetos, pero no pintando. No usa el cuadro de frente con Rembrandt pincel en mano.