Terrible, impactante, te deja clavado
ante la pantalla asistiendo a un universo dantesco pero mirándolo a veces con
ironía y creando poesía en unas imágenes sobre una realidad demoledora. Sobrecoge
aún más saber que la película es autobiográfica, se estructura en tres miradas
a la infancia del director, el fotógrafo Richard Billingham y lo hace desde el
presente , a partir de la postración de su padre alcohólico, encerrado en su
sórdida atalaya pero capaz de sentir los mismos aprecios y las mismas desdichas
que han marcado su vida. No es apta para todos los públicos, pero para los que
sí lo es, no deben perdérsela.
Vista el 18 de septiembre