Nuevamente la explosión de la banlieu,
protagonizada en este caso por un grupo de adolescentes expulsados, los nuevos
miserables que se rebelan contra su destino. Filmada por Ladj Ly, director que
conoce lo que cuenta, nos habla de su barrio, de las relaciones de poder allí
establecidas, del control que los mafiosos locales ejercen, del peligro de los
líderes islamitas, de la corrupción policial, de la pérdida de valores éticos.
Arranca con una exaltación del sentimiento francés tras ganar la copa del mundo
de fútbol, las calles de París se llenan con la bandera tricolor y todos
disfrutan por unas horas del triunfo, se rompen las barreras. Tras la
exaltación regresa la realidad, las distancias, la condena al ostracismo
social. Existen algunos excesos narrativos, en la caracterización de los
personajes, pero son efectivos para crear la tensión que busca el director,
aunque cueste creer que una pandilla de críos pueda llegar a desafiar a todos
los poderes a su alrededor. Final abierto que puede abrir un mínimo atisbo de
esperanza.