Película “viejuna”, excesivamente
larga para la ligereza de su contenido, tendría que haber sido un fresco del
verano madrileño más ligero. Rohmer ya está superado, pero Jonás Trueba no se
aleja de sus pasos. Mucho parloteo, a veces absurdo y hasta ridículo al que si se
le hubiera metido la tijera podría haber ganado en efecto.
Vista el 14 de septiembre del 2019