Conmovedora, triste y realista. Un
alegato en defensa de los pueblos frente a la historia que se ha comportado con
ellos como una plaga bíblica. Un guion perfecto, una realización impecable,
ritmo medido con precisión. A pesar del horror narrado, de la encarcelación de
las mujeres en el Afganistán de los talibanes y la persecución de la cultura,
el relato nos lleva a un mundo de libertad a través del recuerdo de las
historias milenarias de un pueblo esencialmente bueno. Una joya que
desgraciadamente llegará a pocos espectadores porque llega tarde a las salas,
su producción es del 2017, y sólo Verdi se ha atrevido a proyectarla en Madrid
en una única sesión, la de las 4 de la tarde y una matinal de fin de semana.
Son dibujos animados que llegan tanto a niños como adultos, un pecado verla
arrinconada en la cartelera.
Vista el 17 de mayo del 2019