Mamoru Hosoda sigue la gran tradición
de las películas de animación japonesas, frente a los estereotipados personajes
tipo Heidi, prepara una excelente recreación dibujada del mundo real e
imaginario, nos deleita con sus paisajes, son extraordinarios los que aparecen
en torno a la estación de Tokio.
La historia parece muy simple, los
celos de un príncipe de cuatro años destronado por la llegada al hogar de su
hermana; ésa es la apariencia, ya que la narración se irá cargando de mucho más
contenido, con reflexiones sobre muchos aspectos de la vida familiar japonesa.
La parte onírica tiene un gran peso y
es, sin duda, la más atractiva.