Fresca y cautivadora crítica de tipo
ecologista. Hay música, mucha música, los músicos son parte esencial en el
desarrollo de la trama, actúan como los coros de las tragedias griegas,
anticipando o remarcando la acción. Se trata de una crítica al sistema de
carácter ecologista, hecha con un toque de humor y de fábula, alejada del frío
y trágico tono de narración islandesa. Me asustaba, mientras la veía, pensar
que este tipo de denuncias está convirtiéndose en un género, ya no de ciencia
ficción, sino de pura realidad ¿tenemos los días contados, ya no hay marcha
atrás?