Al parecer Cafarnaúm en francés
significa leonera, desorden, caos, lo que la directora vio en las ideas que
quería transmitir en esta película; en cambio, yo siempre creí que se refería a
la ciudad en la que Jesús habitó tras Nazaret y en la que obró grandes
milagros. Sin duda ese ambiente de milagro acaba imponiéndose, ya que frente al
caos que traza, deja un final abierto a la esperanza y salva al bendito bebé,
el Yonas de la película, creo que en la vida real eso nunca se habría
producido.
La película la soporta el niño
protagonista, capaz de meterse de lleno en su personaje y hacerlo creíble.
De las muchas calamidades a las que se
enfrenta, la única que para mí cobra visos de denuncia eficaz es la de los
matrimonios concertados con niñas, expuestas a embarazos prematuros que ponen
en peligro sus vidas.
Nadine Labaki mezcla pobreza,
migración, explotación, trata de personas, remueve todo en su coctelera y
construye su película, demasiados ingredientes, difíciles de manejar con
maestría.