Última semana de proyección en un solo pase nocturno. Película especial. Se trata de coger trece cuadros de Hopper y montarlos dramáticamente, siempre con la misma actriz, atractiva y con un bonito cuerpo, que va presentándonos situaciones diversas. Ella misma en esas historias dentro del cuadro es actriz. La cronología va desde 1931 a 1963 y no cambia de aspecto en todo este tiempo.
Muchos cuadros son conocidos "Habitación de hotel" (1931), el primer episodio completo que se desarrolla. "Sol de mañana" (1952) es otro de los cuadros de los trece teatralizado, que, por cierto, ya fue objeto escenográfico en la última exposición que hubo de Hopper en Madrid en el museo Thyseen en el verano de 2012. Hay otros cuadros que yo desconocía, muchos proceden de colecciones privadas.
La representación ambiental y de los personajes es perfecta, pero le falta vida. Las historias son poco apasionantes, aunque hay una voluntad de anclarlas al momento en el que fueron pintadas (caso de Elia Kazan; o con el discurso de Martin Luther King). Dada la hora y esa falta de pasión a un espectador le dio por bostezar sonoramente. ¡Cuánto mejor habría hecho quedándose en casa! A mi, en este tipo de películas, me gusto más "El molino y la cruz", de Lech Majewski, sobre Peter Brueghel.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
El director organiza su película a
partir de una introducción sonora
utilizando grabaciones de radio del día en que localiza cada una de los 13 cuadros de Hopper , con ellas
pretende contextualizar el mundo exterior
y luego a través de la voz en off de la protagonista reinventa una
historia para cada uno. La recreación de los cuadros, pasando de la tela a
cobrar vida, te hipnotiza, pero no la interpretación que hace de ellos, yo
prefiero fabular por mi cuenta. En este aspecto creo que no aporta nada, los
cuadros por sí solos son mucho más válidos que su puesta en escena para una película,
sería mejor dar al César lo que es del César…