Escriben, con razón en Fila Siete, que a esta película la pierden su afán didáctico y su falta de trama. Ana lo completa con otra afirmación certera, no se puede estar dos horas sólo a base de caricaturas, las del político protagonista y su séquito. Entiendo que lo de didáctico es repetición de situaciones y mensajes, no de deseo de mostrar enseñando.
El punto de partida es un cómic de Christophe Blain y Abel Lanzac. El director afirma que sólo se ha basado en un 40 o 45 % de su contenido . La traslación cinematográfica se estanca pronto y hay recursos que chirrían. Como escribe Jardi Costa, esos "cándidos" usos de pantalla partida, son vulgares y propios de telefilm.
La sensación que queda es el alejamiento de la calle de los hombres que detentan el poder, viven a golpe de efecto mediático, de la opinión inmediata, de una omnipresente popularidad. También ves la soledad del gobernante, aunque esté acompañado, o se haga acompañar y su dinamismo o trasiego continuo aparenten lo contrario. Eso quedaba mejor expresado y con más profundidad en otra película francesa ambientada en los centros de decisión "El ejercicio del poder" (2011).
En fin, nada grande y comprobar otra vez el dinamismo del cine francés y la facilidad con la que llega a España.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Una parodia del ministerio de Asuntos
Exteriores galo en la época de Villepin, es demasiado larga, recurrente en sus
gags y aburre. Exceso de ritmo y unos actores que tienen siempre los mismos
registros, los que les imponen el guión y la dirección.