Ida es una de las grandes películas que se pueden ver en estos momentos. Carlos Boyero mostró su asombro y en Metrópoli le dan cinco estrellas (Alberto Bermejo), lo máximo.
En un riguroso blanco y negro, y aquí esta opción es un declaración estética y ética, nos cuenta el director una historia ambientada en la Polonia de los años sesenta, bajo el régimen comunista. Una novicia, antes de tomar los votos, descubre sus raíces: que es judía; que tiene una tía que ha sido una fiscal todopoderosa del régimen, y descubre también el mundo fuera del convento. Todo ello contado en una secuencia perfecta, con un engranaje sin sobresaltos, a pesar de lo tremendo de los sucesos. Una estética que busca que cada plano no sea una toma sin más, pero sin caer en el preciosismo y lo gratuito. Un guión escueto, pocas palabras y muchos significados. Habrá un tiempo en que esta película se estudie en las escuelas de cinematografía.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Planos personalísimos, miradas
pictóricas, estética en blanco y negro que hace brillar la frialdad del
invierno polaco, puro cine, un clásico conmovedor que nos lleva a través de una
road movie muy especial hacia un viaje iniciático en busca del ayer más
doloroso. Una joven novicia a punto de tomar los votos en la Polonia de los
años 60, se enfrenta a su pasado guiada por una tía de la que no sabía nada ,
que resulta ser su único familiar y que la va a conducir hacia un mundo
exterior desconocido y cruel. Tras conocer la verdad, con los ojos ya
desvelados, Ida decidirá retornar a su camino como una elección personal. Entre
tanto, habrá perdido la inocencia y conocido muchos nuevos sentimientos.
La música está elegida como un
protagonista más, sólo suena cuando debe, cuando le toca mostrarse en un plano
sonoro como el conmovedor del gran apartamento vacío con las ventanas abiertas
y las cortinas ondeando al viento tras la tragedia, momento cercano a algunas
secuencias de “Amor” de Haneke.
Dos Ágatas, verdaderas gemas de la
escena, mantienen un pulso lleno de miradas, hablan sus gestos y rostros más
que sus palabras. La tía Wanda está interpretada por una actriz consagrada,
Ágata Kulesza, mientras que la novicia Ida queda en mano de la novel Ágata
Trzebuchowska.
Pla