sábado, 26 de abril de 2014

Miel de Valeria Golino

Lo que opina Ana:
Se le va de las manos, no encuentra el tono para entrar en una historia tan llena de dificultades. A mí me pareció densa desde las cinco primeras escenas, en las que se introduce información a marchas forzadas, sin pausa, sin tiempo para reposarlas. Como punto fuerte está la interpretación de sus dos personajes principales, el alma mater de la película, la protagonista Jasmine Trinca y Carlo Cecchi , como secundario principal que defienden y hacen creíbles a sus personajes.
Emilio:
No hay pegas para el tratamiento cinematográfico; desde el principio la directora impone un ritmo rápido, con secuencias cortadas, que el espectador debe concluir con pocas explicaciones. Se impone la profesionalidad de la chica y su vitalismo, que tapa el razonamiento ético, moral y emocional sobre su "profesión": asistente a enfermos terminales facilitando, después de pagar una cuantiosa suma, la muerte deseada. El problema viene cuando aparece un caso en el que el que lo solicita no está enfermo. Aquí se abre el debate, el ahondamiento sobre la muerte y la vida y la relación entre ambas. Y lo que falla es el guión y la hondura de la historia. Ni vale la evolución de su relación sentimental, confusa y acabada a trompicones, ni lo que es más importante, la reflexión sobre otro asunto que sale colateral, pero fundamental en este último tramo de la película: el suicidio. Muchos temas de calado para una directora que hace su primer largo.