jueves, 17 de abril de 2014

Philomena. Dir. Stephan Frears

Llegamos un minuto tarde (vista el 25 de marzo).
Stephan Frears sabe sortear los peligros que tiene la película de caer en lo lacrimógeno, en lo melodramático, en la sensiblería fácil, en lo televisivo. Está a veces cerca, pero gracias a la dosificación de la historia, al juego dramático entre la estupenda Judi Dench, católica dispuesta a perdonar a sus monjas encarceladoras, y Stev Loogan, descreído y frívolo (lo veo más en ese mismo papel en la viajera y gastronómica "The Trip" -2009-) no pasa a esa zona peligrosa. La película entretiene contando una historia verdadera de manera elegante; denuncia sin llevar a los extremos las situaciones: un corte, una nueva imagen, un flash-back, y se normaliza la tensión. Tal vez sea suficiente ese tono para ver el oscuro pozo de los centros religiosos para jóvenes madres solteras. Está ambientada en Irlanda, pero también en España durante la transición hubo monjas que robaban bebés de las maternidades (seguro que se puede montar una buena película con ese asunto). Ha tenido buenas críticas (Javier Ocña, El País; cuatro estrellas en Metrópoli).
Lo que opina Ana:
Stephan Frears se adentra en esta ocasión en el relato de una historia dramática y real, desvelándonos los terribles manejos de unas monjas del Sagrado Corazón en la Irlanda de los años 60, cómo traficaban con los bebés de madres solteras a las que acogían en el convento para “cuidarlas” mientras daban a luz, convirtiéndolas luego en sus esclavas y dando a ,los niños en adopción a familias adineradas, un lucrativo negocio que muchos años más tarde acabará desvelando el periodista que ayuda a una de estas madres a desentrañar la verdad.

Es una película necesaria y está bien contada. Jude Dench, la heroína, Philomena, borda el papel. A pesar de lo dramático de la historia, encuentra el tono para ir desentrañándola, saltando con el uso de flash-backs entre las dos partes del relato, la de la memoria y la del presente.