sábado, 26 de abril de 2014

Miel de Valeria Golino

Lo que opina Ana:
Se le va de las manos, no encuentra el tono para entrar en una historia tan llena de dificultades. A mí me pareció densa desde las cinco primeras escenas, en las que se introduce información a marchas forzadas, sin pausa, sin tiempo para reposarlas. Como punto fuerte está la interpretación de sus dos personajes principales, el alma mater de la película, la protagonista Jasmine Trinca y Carlo Cecchi , como secundario principal que defienden y hacen creíbles a sus personajes.
Emilio:
No hay pegas para el tratamiento cinematográfico; desde el principio la directora impone un ritmo rápido, con secuencias cortadas, que el espectador debe concluir con pocas explicaciones. Se impone la profesionalidad de la chica y su vitalismo, que tapa el razonamiento ético, moral y emocional sobre su "profesión": asistente a enfermos terminales facilitando, después de pagar una cuantiosa suma, la muerte deseada. El problema viene cuando aparece un caso en el que el que lo solicita no está enfermo. Aquí se abre el debate, el ahondamiento sobre la muerte y la vida y la relación entre ambas. Y lo que falla es el guión y la hondura de la historia. Ni vale la evolución de su relación sentimental, confusa y acabada a trompicones, ni lo que es más importante, la reflexión sobre otro asunto que sale colateral, pero fundamental en este último tramo de la película: el suicidio. Muchos temas de calado para una directora que hace su primer largo.

jueves, 24 de abril de 2014

El pasado. Dir. Asghar Farhadi

Resulta extraño al principio oír hablar en francés cuando sabes que el director es iraní (y sólo sabe hablar farsi)y uno de los protagonistas también, después te acostumbras al francés, porque la historia tiene su lugar pasado y presente en París. Javier Ocaña hace su crítica aludiendo a la vida, al examen constante que supone vivirla.
Los personajes de las películas de Farhadi están llenos de matices en su comportamiento y él es un maestro en desenredar la madeja de sus relaciones y de sus sentimientos.
Puede que "El pasado" no tenga el toque mágico de "Nader y Simin, una separación", pero es cine de verdad, un cine donde se observa la confusión, la complejidad y los problemas que da el vivir cotidiano entre parejas que se separan y se unen, entre padres e hijos, buscando un futuro que, y es un signo de Farhadi, al acabar no está claro.
Lo que opina Ana:
Película psicológica, cada personaje nos va desvelando sus sentimientos de una manera natural, vamos entrando en su interior conducidos por Ashgar Farhadi con maestría. Perfecta dirección de actores, asombroso resultado con los niños. Es un drama lleno de matices, se va desvelando poco a poco y con pocas palabras.

martes, 22 de abril de 2014

Ocho apellidos vascos de Emilio Martínez-Lázaro

Lo que opina Ana:
Éxito de taquilla que sigue el filón abierto por la francesa “Bienvenidos al Norte” y la italiana “Bienvenidos al Sur”.

 Muestra  lo poco exigente que es el público con la calidad de las película, se conforman con la sal gorda. Humor  básico, centrado en los estereotipos que resulta hasta pueril. Algunos personajes están metidos con calzador para entrar en la historia, como le ocurre al de Carmen Machi, que a pesar de su oficio, no logra encajarlo, porque no tiene encaje posible. Si sirve para que la gente vaya al cine y la industria siga adelante, ¡bienvenida sea!

jueves, 17 de abril de 2014

Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!. Dir. Guillaume Gallienne

Esta película y su director han conseguido varios de los César más importantes del cine francés (otra vez el cine francés en las salas de versión original).
Es una comedia con un origen teatral, que se adapta desde el escenario a las formas del cine.
Otra película más de esas para pasar el rato, con momentos más acertados (el viaje del protagonista a la Línea de la Concepción para ¡aprender español!), y otros más tópicos y forzados (el mismo personaje, el protagonista, en Baviera).
Al final, el actor, que encarna al hijo y a la madre, hace un homenaje a su madre, desde el reconocimiento que su amor a ella condicionó su propia existencia vital hasta pasados los treinta. Pero sin dramatismos. Comedia ligera, sin la brillantez de una gran historia, aunque Jordi Costa vuelva a referirse otra vez a Woody Allen.
Lo que opina Ana:
Según confiesa su director, guionista y protagonista por partida doble, Guillaume Gallienne,se trata de una película autobiográfica que pretende liquidar cuentas con una madre adorada  y castradora. No sé si lo habrá conseguido, como comedia  resulta flojita, como drama  tampoco alcanza hondura. Quizá al comienzo alcance la película, con la llegada de Guillaume a la ciudad más fea de España, la Línea de la Concepción, su mejor tono humorístico, pero no sabrá mantenerlo a pesar de sus múltiples intentos. Sólo válida para pasar el rato, y habiendo tantas cosas que hacer, no merece la pena.

Quai d' Orsay. Dir. Bertrand Tavernier

Escriben, con razón en Fila Siete, que a esta película la pierden su afán didáctico y su falta de trama. Ana lo completa con otra afirmación certera, no se puede estar dos horas sólo a base de caricaturas, las del político protagonista y su séquito. Entiendo que lo de didáctico es repetición de situaciones y mensajes, no de deseo de mostrar enseñando.
El punto de partida es un cómic de Christophe Blain y Abel Lanzac. El director afirma que sólo se ha basado en un 40 o 45 % de su contenido . La traslación cinematográfica se estanca pronto y hay recursos que chirrían. Como escribe Jardi Costa, esos "cándidos" usos de pantalla partida, son vulgares y propios de telefilm.
La sensación que queda es el alejamiento de la calle de los hombres que detentan el poder, viven a golpe de efecto mediático, de la opinión inmediata, de una omnipresente popularidad. También ves la soledad del gobernante, aunque esté acompañado, o se haga acompañar y su dinamismo o trasiego continuo aparenten lo contrario. Eso quedaba mejor expresado y con más profundidad en otra película francesa ambientada en los centros de decisión "El ejercicio del poder" (2011).
En fin, nada grande y comprobar otra vez el dinamismo del cine francés y la facilidad con la que llega a España.
Lo que opina Ana:
Una parodia del ministerio de Asuntos Exteriores galo en la época de Villepin, es demasiado larga, recurrente en sus gags y aburre. Exceso de ritmo y unos actores que tienen siempre los mismos registros, los que les imponen el guión y la dirección.

Frances Ha. Dir. Noah Baumbach

Cine indie, pero algo falla cuando ni el personaje ni la situación ni el marco urbano te atrapan.
Escribe Javier Ocaña que la sombra de Woody Allen es alargada, si es así es lejana, porque ni tiene la brillantez de guión (y eso que el director ha escrito con Wes Anderson cosas tan dignas como "Fantastic Mr. Fox") ni los personajes son esos neuróticos incorregibles pero adorables, ni N. York es su N. York.
Ha tenido buenas críticas y se ha alabado la actuación de la actriz, Greta Gerwig como Frances (la reina del numblecore, que es como si el cine indie fuera amateur). La comparación con "Oh Boy" tampoco la veo. Allí Berlín toma una personalidad indiscutible y el protagonista mostraba lo lejos que veía un futuro que pudiera asumir; el tono, también en blanco y negro, era mas oscuro y con más matices. Aquí Frances va dando trompicones un poco tontamente, sin convertirse en metáfora generacional.
Lo que opina Ana:
Un quiero y no puedo de principio a fin. Intranscendente pero cargada de palabrería, hueca, sin chicha, imitando clichés, “jóvenes intelectuales/artistas viviendo en Nueva York al estilo Woody Allen, blanco y negro para darle  caché, viaje a París incluido… para nada.

Ida. Dir. Pawel Pawlikowski

Ida es una de las grandes películas que se pueden ver en estos momentos. Carlos Boyero mostró su asombro y en Metrópoli le dan cinco estrellas (Alberto Bermejo), lo máximo.
En un riguroso blanco y negro, y aquí esta opción es un declaración estética y ética, nos cuenta el director una historia ambientada en la Polonia de los años sesenta, bajo el régimen comunista. Una novicia, antes de tomar los votos, descubre sus raíces: que es judía; que tiene una tía que ha sido una fiscal todopoderosa del régimen, y descubre también el mundo fuera del convento. Todo ello contado en una secuencia perfecta, con un engranaje sin sobresaltos, a pesar de lo tremendo de los sucesos. Una estética que busca que cada plano no sea una toma sin más, pero sin caer en el preciosismo y lo gratuito. Un guión escueto, pocas palabras y muchos significados. Habrá un tiempo en que esta película se estudie en las escuelas de cinematografía.
Lo que opina Ana:
Planos personalísimos, miradas pictóricas, estética en blanco y negro que hace brillar la frialdad del invierno polaco, puro cine, un clásico conmovedor que nos lleva a través de una road movie muy especial hacia un viaje iniciático en busca del ayer más doloroso. Una joven novicia a punto de tomar los votos en la Polonia de los años 60, se enfrenta a su pasado guiada por una tía de la que no sabía nada , que resulta ser su único familiar y que la va a conducir hacia un mundo exterior desconocido y cruel. Tras conocer la verdad, con los ojos ya desvelados, Ida decidirá retornar a su camino como una elección personal. Entre tanto, habrá perdido la inocencia y conocido muchos nuevos sentimientos.
La música está elegida como un protagonista más, sólo suena cuando debe, cuando le toca mostrarse en un plano sonoro como el conmovedor del gran apartamento vacío con las ventanas abiertas y las cortinas ondeando al viento tras la tragedia, momento cercano a algunas secuencias de “Amor” de Haneke.

Dos Ágatas, verdaderas gemas de la escena, mantienen un pulso lleno de miradas, hablan sus gestos y rostros más que sus palabras. La tía Wanda está interpretada por una actriz consagrada, Ágata Kulesza, mientras que la novicia Ida queda en mano de la novel Ágata Trzebuchowska.
Pla

Dallas Buyers Club. Dir. Jean-Marc Vallée

Cabría preguntarse qué habría sido de esta película (vista el 28 de marzo) sino hubiera obtenido los dos Oscar de interpretación masculina, el principal (Matthew McConaughey) y el secundario (Jared Leto), porque como historia tiene un valor testimonial y de reivindicación, pero es discontinua en su tensión dramática y va un poco a trompicones.
Queda clara la denuncia a las farmacéuticas por hacer negocio con medicamentos no probados y con devastadores efectos secundarios, pero podía incidir todavía más, sacar más podredumbre. También es confuso el ir y venir del protagonista por medio mundo buscando medicamentos, tanto para curarse como para hacer negocio. Y la persecución a la que lo somete la administración, tampoco se explica con detalle. De todas formas es una película interesante. Me queda la duda de saber cómo contrajo la enfermedad Ron Woodrof. Ese recuerdo que parece dar la respuesta mientras está en la biblioteca estudiando su enfermedad y le provoca un puñetazo de ira, no sé muy bien que contiene.
Lo que opina Ana:
Sus actores han arrasado este año en los Oscars llevándose dos merecidos galardones, el de mejor actor para Matthew Mcconaughey y el de mejor actor secundario para Jared Leto, ambos componen unos personajes extraordinarios.

Se trata de una historia valiente que contrapone la atmósfera machista del mundo del rodeo  en Texas con el crecimiento y expansión del SIDA entre la comunidad homosexual. Gracias a sus excelentes interpretaciones, vamos siguiendo la lucha desesperada por aferrarse a la vida de sus protagonistas, capaces de enfrentarse a las grandes farmacéuticas y al rígido control de medicamentos, nada tienen que perder y cada minuto ganado a la muerte es una victoria.

Joven y bonita. Dir. François Ozon

Los críticos han destacado el poder hipnótico que provoca la protagonista Marine Vatch, una chica guapísima, intrigante, misteriosa.
La situación que plantea Ozon es extraña, no imposible y tal vez sea más común de lo que pensamos, sólo hay que ver la cantidad de páginas porno que hay en la red. Una chica burguesa, sin razón clara ni necesidad se hace puta, y acude a citas con hombres mayores en hoteles. No le mueve el dinero ni el deseo, aunque confiesa que si bien en el momento no siente nada especial, cuando piensa en ello después, le gusta recordarlo. Lo que está claro es que las relaciones con chicos de su edad no le provocan entusiasmo, los considera inferiores. Es en lo oculto y prohibido socialmentemente donde encuentra algo, ¿qué? A veces la tratan bien, otras como a una prostituta a la que se le exige, pero nunca tiene maltratos.
Ozon muestra un mundo que es demasiado aséptico. Te preguntas si ha querido imitar "Belle de jour", pero allí Catherine Deneuve tenía un mayor conocimiento carnal de lo que hacía, o si es una precuela de "Nimphomaniac", de Lars Von Trier. En cualquier caso, te deja pensando, aunque tenga menos categoría cinematográfica que su anterior película, "El chico de la última fila".

Philomena. Dir. Stephan Frears

Llegamos un minuto tarde (vista el 25 de marzo).
Stephan Frears sabe sortear los peligros que tiene la película de caer en lo lacrimógeno, en lo melodramático, en la sensiblería fácil, en lo televisivo. Está a veces cerca, pero gracias a la dosificación de la historia, al juego dramático entre la estupenda Judi Dench, católica dispuesta a perdonar a sus monjas encarceladoras, y Stev Loogan, descreído y frívolo (lo veo más en ese mismo papel en la viajera y gastronómica "The Trip" -2009-) no pasa a esa zona peligrosa. La película entretiene contando una historia verdadera de manera elegante; denuncia sin llevar a los extremos las situaciones: un corte, una nueva imagen, un flash-back, y se normaliza la tensión. Tal vez sea suficiente ese tono para ver el oscuro pozo de los centros religiosos para jóvenes madres solteras. Está ambientada en Irlanda, pero también en España durante la transición hubo monjas que robaban bebés de las maternidades (seguro que se puede montar una buena película con ese asunto). Ha tenido buenas críticas (Javier Ocña, El País; cuatro estrellas en Metrópoli).
Lo que opina Ana:
Stephan Frears se adentra en esta ocasión en el relato de una historia dramática y real, desvelándonos los terribles manejos de unas monjas del Sagrado Corazón en la Irlanda de los años 60, cómo traficaban con los bebés de madres solteras a las que acogían en el convento para “cuidarlas” mientras daban a luz, convirtiéndolas luego en sus esclavas y dando a ,los niños en adopción a familias adineradas, un lucrativo negocio que muchos años más tarde acabará desvelando el periodista que ayuda a una de estas madres a desentrañar la verdad.

Es una película necesaria y está bien contada. Jude Dench, la heroína, Philomena, borda el papel. A pesar de lo dramático de la historia, encuentra el tono para ir desentrañándola, saltando con el uso de flash-backs entre las dos partes del relato, la de la memoria y la del presente.

martes, 15 de abril de 2014

Edificio España. Dir. Victor Moreno

Estaban el director, la productora y a la vez montadora y otra gente de proyectos y plataformas cinematográficos (algunos dijeron que venían de las marchas de la dignidad que recorrieron ese día Madrid, el 22 de marzo). La sala se llenó, se había estropeado el sistema de aire acondicionado y el calor era inhumano.
El documental está condicionado por la historia posterior; es decir, por la prohibición de su proyección por el dueño del Edificio España, el Banco de Santander, y de la lucha en las redes y en los medios para levantar ese veto, esa censura. Y no se entiende por qué el Santander hizo eso, porque de paso le dio una notoriedad a este proyecto, que no lo hubiera tenido sin la mordaza.
Hay muchas horas de rodaje (200), condensadas en 95 minutos. El director en el año que estuvo dentro (el 2007), cámara en mano, cumpliendo el horario como un obrero más de los 200 que había, se fue integrando en el grupo, de tal forma que los obreros, aun a sabiendas que los grababan, no exageraban (alguno sí) su imagen, su comportamiento. Vemos por dentro una obra de demolición, que deja atrás vidas e historias, reflejadas en lo que queda tirado en el suelo de las casas y de las oficinas.
Surgen pensamientos sobre los proyectos, la vida, sobre la temporalidad que reduce todo lo pasado a un soplo de aire sucio. Los vigilantes, que dan mucho juego ante la cámara, nos relatan historias de esta referencia arquitectónica del franquismo. German es el último vecino en marcharse, resistió como un numantino el derribo de techos y paredes. Y todo este empeño para nada, para dejar la obra parada a la espera de mejor inversor (que finalmente parece va a ser un chino), víctima, una más, de la burbuja inmobiliaria.
 lo que opina Ana:
Documental que pretende hacer hablar a los muros del edificio España en la madrileña plaza del mismo nombre.
La cámara se adentra durante tres años en él para documentar las obras de demolición de su estructura interna para ejecutar un gran proyecto inmobiliario que acabará descarnado y haciendo aflorar la gran estafa de la burbuja inmobiliaria. El documental alcanza una notoriedad inesperada al impedir el Banco de Santander, propietario del inmueble, su estreno comercial.
La historia se va construyendo gracias a la simbiosis entre los significados de un edificio que ,en su día fue emblemático como imagen de una nueva España que inicia el desarrollismo y comienza a olvidar su larga postguerra, y las gentes que lo pueblan cada día entre el 2007 y el 2010 para maltratarlo con sus herramientas de derribo. Vamos conociendo a algunos de  los trabajadores de la numerosísima cuadrilla, muchos de ellos inmigrantes de distintas procedencias, a sus guardas de seguridad, desde el castizo ilustrado, al persa en el exilio amante del “american way of life”.
Bajo la picota todo va quedando diáfano, pura casquería, sólo se mantiene en pie, arrogante y misteriosa, una vivienda en ese monumental laberinto de cascotes, la de un anciano que se resiste a dejar demoler la que fue su vivienda matrimonial, el hacerlo le parece una traición a su viuda, pero al final la picota también llegará a su hogar y el anciano, como un fantasma, tendrá que abandonar el edificio sin volver la vista atrás.
Comienza con una bella toma de un picado en diagonal del edificio y el arranque de la Gran Vía, una voz en off resume la biografía del edificio y da paso a la actividad de las termitas en el interior, seguiremos la vida del nuevo proyecto hasta acabar saliendo del edificio camino de un gran vertedero, donde le diremos adiós al corazón agotado de este coloso herido.
Doc
Doc

lunes, 14 de abril de 2014

El Gran Hotel Budapest. Dir. Wes Anderson

Estuvimos en la sesión previa al estreno , el 20 de marzo, invitados por los cines Renoir. Estaba llena la sala. A Wes Anderson le gustan los cuentos de niños enamoradizos que huyen en busca de aventuras, como en Moonrise Kingdon, o de hoteles maravillosos situados en parajes de ensueño, poblados de personajes especiales y únicos. 

Contando con el soporte literario de Stefan Zweig, Wes Anderson nos lleva a una zona de Europa del Este, en un tiempo situado entre guerras, con soldados amenazadores, que anticipan la sombra del nazismo, y allí, en el Hotel, gobierna la figura de un conserje, que parece un rey, rodeado de su séquito y pendiente de sus huéspedes, sobre todo si son mujeres maduras. La trama se desata cuando muere una de ellas y entonces el director disfruta con sus engaños y persecuciones, con sus decorados sofisticados, recorriendo "microcosmos con alma de casa de muñecas" (Jordi Costa). Sólo hay que dejarse llevar en este viaje nostálgico y disfrutar del cine (en el cine).
Lo que opina Ana:
Wes Anderson despliega otra vez todo su ingenio para crear un ambiente mágico hablándonos en esta ocasión de los estertores de un imaginado imperio Austro-húngaro, de un mundo que se desvanece y que ve la llegada del terror y de la sinrazón avanzando a pasos forzados para engullirlo todo.
La nostalgia por un tiempo perdido, a punto de desaparecer que nutre la literatura y la biografía de Stephen Zweig inspiran al personaje principal, el del conserje del gran hotel balneario, un hombre excepcional cuyo perfil no puede ya encajar en la nueva Europa que está a punto de aparecer con el avance del fascismo.

Escenarios, encuadres y personajes de cuento enmarcan esta comedia agridulce que habla de los valores del  mejor librepensamiento, el de los a tolerancia, frente a los valores totalitarios impuestos a la fuerza con una violencia aniquiladora.

Oh Boy. Dir. Jan Ole Gerster

Película premiada en los "goya" alemanes. Es el primer largo de este director, y para ser la primera película no está mal. Buscan los críticos relación con la "nouvelle vague" y con Louis Malle, también con Woody Allen. El director reconoce que Truffaut ha sido para él una fuente de inspiración. El chico protagonista (que se parece a Antonio, el marido de Constanza) es como un Max Estrella o un Leopoldo Bloom berlinés, que recorre la ciudad en un día, desde que se despierta, hasta que a la mañana siguiente puede por fin tomar un café, que serene y repose sus confusas expectativas de futuro. Mientras va de un lado a otro, encontrándose a personas a las que deja hablar, son ellas las que nos hablan de él, porque de su voz sólo oímos balbuceos y algún intento de discurso dialéctico, sin lograr formar algo coherente.
A pesar de retratar el sentir actual de un joven despistado, aparecen dos referencias a la época nazi. La última con la que termina la película casi, supone forzar un poco el encuentro y el testimonio (algo que criticaban en Metrópoli. Le daban tres estrellas).
La estética es una pieza clave. En blanco y negro, cuidada en encuadres y luces, forma parte del espíritu de la película, melancólico, según Jan Ole Gerster, podríamos añadir que también pesimista.
Recomendable. En el Viajero hicieron un reportaje siguiendo el recorrido urbano de Nico Fischer, nombre del protagonista en la película (actor Tom Schilling).
Lo que opina Ana:
Vamos a seguir durante 24 horas los avatares de un joven berlinés que no encuentra su lugar en el mundo y que tiene el extraño don de atraer a los desamparados, a los desencantados, a las almas errantes que se abrirán ante él confiándole sus pesares. Pasearemos por una geografía urbana de un Berlín teñido en blanco y negro, sin sus referentes clásicos y nos iremos encontrando con personajes muy diferentes para acabar el día enfrentándonos con el espectro del pasado, con la memoria histórica que en Alemania no es un tabú, sino un capítulo del que avergonzarse y del que hay que pedir perdón.

A ritmo de jazz van pasando las horas y los encuentros, fluyendo con melancolía y tristeza.

Las maestras de la República

Buen día para meter hoy la crítica, aunque la vi hace casi un mes.
Fue premiada como mejor documental en los Goya y la directora estuvo un tanto pacata al reivindicar la figura de estas maestras, sólo mencionó la ayuda que necesita el documental.
La vimos en los Verdi, cuando ya había desaparecido de otros cines, Cineteca, Berlanga, tras cortos periodos de proyección.
A mi no me gusta cómo hace la composición de lo que cuenta. Me parece un pegote esa maestra joven, arreglada, que se pasea solitaria por los pasillos, aulas y laboratorios de un centro de enseñanza (el Isabel la Católica), como si de esa época se tratara. Ella es la que, sin decir palabra, con su deambular y su presencia abre los apartados sin nombre en los que se divide el documental. Tienen demasiado peso las historiadoras (y un historiador) que van hablando de lo que supuso la República para las mujeres y para las maestras, antes, durante y después; pero fata el marco general, las cifras del atraso educativo español y del esfuerzo que se hizo para corregirlo y también faltan más historias con nombres y apellidos. Cuando aparecen las hijas y familiares de estas maestras, se enciende la pasión, la ilusión y la rabia, algo de lo que el resto del documental adolece.
Lo que opinaAna:
La película, cinematográficamente hablando, fracasa desde la primera toma, en la que una joven maestra, elegante y decidida deambula por un ampuloso edificio representante del alto rango que se dio a la educación durante la II República, ese caminar sonriente no conduce a ninguna parte. Es un delito porque algunos de los testimonios que utiliza el documental están cargados con dinamita, podrían haber sido un filón en otras manos con más talento, son lo único que da sentido a este documental que no encuentra el rumbo y que desaprovecha el  potencial que tiene ante sí,

Yo recordaba la conmoción que me produjeron “Canciones para después de una guerra” o el documental “El Exilio” que realizó la fundación Pablo Iglesias, o el de “los niños  de la guerra” y veía todo lo que le faltaba a éste. No se merece el Goya que le han dado.