Se estrenó en cines un mes y medio después de su preestreno. La historia parte de un asunto trivial, arreglar un tubo de salida de agua de una terraza que da a una calle y canalizarlo, pasa luego a convertirse de un enfrentamiento entre dos personas, un libanés cristiano y un palestino, en algo nacional, que pone de relieve la convulsa historia del Líbano y su fragilidad. Hay algunas exageraciones como que intervenga en el asunto el propio presidente del Lïbano, también en la parte judicial, la relación familiar entre los abogados de las dos partes resulta un poco chocante, pero en conjunto mantiene el pulso, es instructiva y te da a conocer una realidad tal vez desconocida para muchos.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
El afán por querer testimoniar la realidad del
Líbano, su fractura, las herencias que dejó la guerra civil, lastran la
historia que tiene que estar continuamente aclarando cosas y desviándose de la
realidad de sus protagonistas. Lo mismo ocurre con el juicio, se fuerzan
demasiado los papeles, aún así yo la vi
con interés y me gustó su tesis de que nunca se puede despreciar el sufrimiento
ajeno, considerándolo de menor entidad que el propio.