No me gusta la hoja informativa del cine, en la que explican (¿los directores?) su proyecto: parece un folleto turístico. Dejando eso aparte, el documental es interesante. En un entorno de gran belleza y con medios técnicos de especialista (cinco cámaras, un tele de 500 y un dron) nos cuenta José Díaz su experiencia física y sobre todo mental de quedarse solo, pero no perdido, durante una estación entera (el otoño). José Dìaz da bien en cámara, su compañera es la naturaleza. No tiene un fin didáctico, no explica casi nada de lo que vemos, lo menciona como mucho, sino vivencial. Quiere preservar el silencio y cuando habla parece que rompe un hechizo. Estas experiencias se pueden contar de muchas maneras, ésta es una. A mi me hubiera gustado oír más su voz y entrar más en el conocimiento del entorno natural, pero lo que ha hecho me interesa y me entretiene.