domingo, 11 de enero de 2015

Leviatán. Dir. Andrey Zvyagintsev

Me gustan más sus pensamientos que la película en sí; así, cuando al referirse a Hobbes y al Contrato Social que hace el individuo con el Estado dice que, tratándose del ser humano, con todos sus vicios y defectos, ya no se trata de un Contrato Social, sino de un contrato con el diablo.
En imágenes poderosas, evocadoras, bien hilado el discurso (premio al mejor guión en Cannes), nos presenta un variante de ese Contrato Social manipulado: un alcalde acaba con un pobre mecánico, una representación del Estado acaba con un individuo. No es que el relato me parezca "más plano que inquietante" (Carlos Boyero),no; lo que me incomoda es que introduzca en este tema un asunto de adulterio tan fuerte. Es curioso, en sus declaraciones en ningún momento se refiere a esta parte de la película, y para mí, la condiciona, la tuerce y la distorsiona. Eso y un final tan desconcertante. En Metrópoli le dan tres estrellas.
Lo que opina Ana:
Tiene esta película la fuerza de las de Lars Von Trier, yo me sentía impregnada por la fatalidad, el desgarro, creado entre la naturaleza, de una belleza indómita y fría, y los personajes, siempre guardando una pena interior, abocados a un destino trágico. Eso es lo que me cautivó, una plástica fuerte y enigmática, la pena es que consiguiendo ese tono épico, el film acabe mezclando churras con merinas, desbaratando un conjunto que prometía mucho más de lo que alcanza. Sobran historias cruzadas, faltan explicaciones argumentales, sales del cine sin saber muy bien lo que te han querido contar. Si lo que se pretendía era una denuncia de la corrupción del sistema, no hacía falta liar tanto el ovillo. Dentro de la tragedia hay momentos de humor estupendos, como el de la jornada campestre de tiro, cuando sacan todos los retratos de la clase política rusa desde los tiempos de Lenin  para utilizarlos de diana.