
Viggo Mortensen declaraba que para preparar la película se había perdido por los pueblos de Alemania, viendo a la gente, estudiándola. Creo recordar que también había ido a algún campo de concentración. No sé para qué. Primero, porque los alemanes de ahora no son, afortunadamente, los de entonces y, segundo, porque la construcción de su personaje necesita otra cosa, más verdad, mejor guión y menos artificio. Él hace lo que puede, pero el director, Vicente Amorim, se lo pone tan difícil que ni siquiera se atreve a presentarlo como un cobarde acomodaticio, sino que al final le hace ir a un campo de concentración, vestido con el uniforme de las SS, a buscar a su amigo judio. Esa sería la pequeña redención, tardía y artificial. Fingida. En realidad, toda la película tiene ese tono de lejanía. Además, a estas alturas, otra de nazis, o es muy buena o mejor dejarlo.
Lo que opina Ana:
La película es mala de principio a fin, nada más comenzar piensas que has metido la pata, todo chirría en un guión y unas tomas sin consistencia y el metraje, desgraciadamente, confirma que lo que mal empieza, mal acaba. Si tan siquiera, en vez de Good, se hubiera titulado Bad...
La película es mala de principio a fin, nada más comenzar piensas que has metido la pata, todo chirría en un guión y unas tomas sin consistencia y el metraje, desgraciadamente, confirma que lo que mal empieza, mal acaba. Si tan siquiera, en vez de Good, se hubiera titulado Bad...