Ya sabíamos que iba a ser una película dura, el relato del maltrato de un marido en proceso de divorcio a su familia, retratado con toda crudeza, pero hay que saber contarlo, y el director lo sabe hacer. Comienza casi como si fuera un documental, pantallas en negro, planos sonoros intercalados con imágenes del primer escenario, el juzgado, donde se va a dirimir el modo de convivencia de los hijos con los padres. La jueza, enfrentada a un difícil dilema, resuelve la equidistancia. A partir de aquí se descubre la naturaleza del hombre, violento, opresivo, enfermo de celos, peligroso. Tal vez sea esta la única pega que se le pueda poner a esta película, la pronta caracterización de este personaje, sin zonas grises. La tensión va en aumento, hasta un asfixiante clímax final. La última secuencia, la de las puertas de ambas casas, donde vive esta familia y la de la vecina mayor, una enfrente de la otra, es un prodigio de síntesis. Es otra vez como si volviéramos al documental del principio. Debería proyectarse esta película en los colegios. El niño lo hace muy bien, teniendo como tiene un papel dificilísimo.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Aterradora historia sobre la violencia
de género, el director se atreve a contar algo que nos sacude como una peste,
que tenemos a nuestro lado y que sin embargo no somos capaces de erradicar. La
película avanza desgarradoramente y tú hundido en tu butaca observas el
sufrimiento de esos personajes tan cercanos, tan iguales, pero cuyas vidas
están destrozadas. El guión es estupendo, las actuaciones muy medidas, el
ritmo es perfecto y en algunas escenas
el lenguaje cinematográfico es capaz de
contar con mucha más fuerza que las palabras algunas de las historias que conforman la trama. Excelente
final, excelente película.