sábado, 30 de septiembre de 2017

Hotel Cambridge. Dirª Eliane Caffé

¿Película de ficción? ¿Documental? Una mezcla. Dinámica, con una clara determinación estética, socialmente comprometida, mosaico de personalidades de todas las partes del mundo, utopía frágil de convivencia de los desamparados, finalmente abortada por el orden (la policía). Dos preguntas: ¿a dónde irán estos okupas y refugiados después de evacuar a la fuerza el hotel? Y, cuando nosotros la vemos, si vamos más allá de lo cinematográfico, ¿nos sirve para algo más?. Yo creo que no, pero aconsejo verla, claro.
Lo que opina Ana:
Una historia que vuelve a dar protagonismo a los sin techo, dignidad a los que se intenta dejar fuera del sistema, voz y presencia a los que se ignora. En un viejo hotel abandonado en el centro de São Paulo viven, organizados en comuna asamblearia un variopinto grupo de personas que engloba a gentes muy diferentes, con una importante representación de  inmigrantes que huyen de la guerra, de la pobreza, de la persecución política. La cámara va guiándonos por los vericuetos de ese gran edificio ocupado, que ha recobrado la vida y nos muestra  pequeñas y grandes historias, las que esconden sus nuevos moradores. Se abre al exterior gracias a Skype, saltamos a Palestina, viajamos al Congo, a México. Subimos y bajamos escaleras entramos en algunas  habitaciones, asistimos a sus asambleas, admiramos a algunos de sus personajes, Dona Carmen  se convierte en una  Marianne negra liderando la lucha. Salimos con la alegría de haber descubierto una voz desconocida, extraordinaria, la de la colombiana Lucía Pulido.  Disfrutamos de una coreografía maravillosa de mujeres danzantes, nos enternecemos con la historia de la elefanta Baba y deseamos que este movimiento autogestionario que nace del pueblo consiga sus objetivos. Se confunden los actores profesionales con los que sólo son ellos mismos ante la cámara y se produce una simbiosis perfecta.