Javier Ocaña, dejando aparte lo que él llama un par de resbalones, valora positivamente este peculiar modo de ver a los judíos supervivientes del Holocausto. Es un punto de vista curioso, desde luego, el del humor socarrón mezclado con los recuerdos trágicos de su paso por los campos de concentración. Ya solo la forma de sobrevivir del protagonista en esas circunstancias es rara: contando chistes.
Uno de los rasgos judíos por excelencia, hacer negocios, aparece en la Alemania recién liberada. Negocios sin plantearse los engaños que haya que emplear, aunque sean de dudosa moralidad; los alemanes se lo merecen. Y todo para una sola meta: conseguir el dinero para emigrar a América. ¿Por qué quedarse en Alemania después de lo ocurrido? Pues parece que bastante optaron por quedarse. Película entretenida y recomendable.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Buena recreación de estudio de la
Alemania de la inmediata postguerra. Se trata con humor, uno de los rasgos
definitorios de la cultura judía, la dura realidad de unos supervivientes del
Holocausto que continúan viviendo en
Alemania al acabar la guerra. La vida sigue, aunque esté muy damnificada, buena
imagen de ello es el comienzo de la película, protagonizado por un perro cojo,
obstinado en continuar callejeando como si no estuviera amputado, como si nada
hubiera pasado. Se entremezclan los sentimientos, la alegría de estar vivos,
los dolorosos recuerdos, la esperanza de abandonar pronto esa tierra de dolor
para iniciar una nueva vida en busca del sueño americano.
La película tiene altos y bajos, pero
se ve con agrado.