domingo, 17 de mayo de 2015

Güeros, de Alonso Ruizpalacios

Película de festivales (y con premios), difícil de oír, por el acento mexicano y por el propio modo de rodar y grabar, como rudimentario a posta. Es para cinéfilos. Al acabar la película una señora aplaudió y dijo -¡Viva México!-, a lo que respondió otra señora -¡Qué película más fea!-, y la primera respondió -Así es México-. No sé si será así, no creo que así cien por cien. Cuenta la historia de tres chicos, estudiantes dos de ellos y hermano de uno de ellos el otro, que recorren la ciudad de México en un día mientras se desarrolla la huelga de estudiantes de 1999 que paralizó la  actividad lectiva durante un año. El viaje, dicen los críticos que más interior que externo, es a la búsqueda de un músico de nombre imposible y de recuerdo borroso, que según cuentan hizo llorar al mismísimo Bob Dylan, Epigmenio Cruz. Rodada en blanco y negro, tiene, además del posible trasfondo de buscar un sentido a una vida un tanto hueca (güero significa eso, y rubio también), un definido propósito estilístico (Ana menciona a Buñuel, yo no lo veo).
Lo que opina Ana:
Una road movie singular, con un español difícil de seguir a veces. La historia es anecdótica, lo que cuenta son las imágenes, con unos planos pictóricos en blanco y negro que juegan con muy distintas focales para encuadrar los espacios más íntimos, cerrados , más cerca del ojo y los de contemplación, abiertos hacia un espacio a veces muy lejano. El director nos pasea por la ciudad de México, mostrándonos caras muy distintas, vamos del norte al sur y del este al oeste, conociendo espacios y personas pertenecientes a ambientes sociales muy diferentes. Consigue momentos de gran fuerza narrativa, independientemente de que la historia sea a veces surrealista. Este viaje se enmarca en un período concreto, el de la huelga de estudiantes universitarios de 1999, uno de los espacios por los que nos pasearán nuestros guías.