domingo, 24 de mayo de 2015

Corn Island, de Geoge Ovashvili

Mencionan tanto en El País (la comparan a la potencia poética de "Dersu Uzala", creo que exagera Jordi Costa)
como en Metrópolis (cuatro estrellas) a Robert Flaherty por que tiene este relato de antropológico. Podría ser una historia paralela a la de "Mandarinas", mismo escenario, misma voluntad de sobrevivir, mismo peligro de soldados de uno y otro lado. Abjasia, Georgia y Rusia. Hay una sensación de intranquilidad durante toda la película. Por la debilidad de los personajes, un abuelo y su nieta, por la presencia de la chica, siempre más expuesta a cualquier cosa, y luego por la geografía, una isla de un río, fácilmente abordable. Y la naturaleza que, además, amenaza la voluntad de labrar un campo de cultivo fértil y provisor. Desasosegante relato pese a su simplicidad. El director con su cámara observadora y acechante acentúa esa sensación y el piar agudo del pájaro en el bosque completa el augurio.
Lo que opina Ana:
Poética película de carácter etnográfico, acompañada por una bella fotografía que ensalza la naturaleza fluvial  de esta región del Caúcaso. Asistimos  al ciclo de la vida en unas tierras nacidas con la sedimentación fluvial y aprovechadas por el hombre para sus cosechas. Un anciano agricultor, acompañado por su nieta, colonizará una pequeña isla para plantar maíz, veremos pasar los días y florecer  la vida, incluyendo a la nieta que madurará en la isla, abandonando la muñeca, metáfora de la niñez, con la que llegó en la barca. Casi sin palabras, se contará una historia en la que entra también la descripción de los conflictos políticos en la zona. Hay que dejarse llevar por su ritmo, sus miradas y disfrutar.