sábado, 25 de enero de 2014

Oslo. 31 de agosto. Dir. Joachin Trier

Seguimos con Lars Von Trier, porque se dice que este otro Trier sigue su estilo. No lo sé. Puede, por lo de relatar asuntos de la vida cotidiana y colocar la cámara entre la gente de la calle, como si fuera un documental.
No he leído la novela de la que parte, libremente,  "Le Feu Follet" (1931) de Pierre Drieu la Rochelle, ni la película que hizo Louis Malle,  también inspirándose en la novela "The Fire Within" (1963). 
Me resulta difícil poner otra estética que la que tiene este film para retratar una situación tan desesperanzada, sin dramatismos, sin palabras altisonantes, sin grandes escenas dramáticas. El protagonista Anders (que también se llama así en la vida real y, cosa de los noruegos, tiene el título de medicina) no encuentra ningún asidero para agarrarse a la vida. Sin que parta de una situación dramática social ni económicamente. Todo lo que le sale al paso, aun siendo interesante y prometedor, resulta un camino cegado, un esfuerzo baldío, y no queda más que marcharse. Película bien hecha. Javier Ocaña escribe que tiene una delicadeza formal y una altura intelectual que te derrumba. Algo tocado sí sales de la sala.
Lo que opina Ana:
Tragedia bien medida, bien contada, bien interpretada. Todo es frío, a pesar de estar ambientada en verano se percibe esa forma de sentir y de vivir del Norte. Comienza marcando el tono trágico de una vida que se resiste a continuar y que aún así se lanzará a la búsqueda de un ancla a la que aferrarse, pero sin atreverse a asirla. El director nos mete en la mente del protagonista y escuchamos a través de ella los sonidos de la vida paseando con él por Oslo durante sus últimas horas en un 31 de agosto.

A las pocas semanas de verla nos sacudió la muerte por sobredosis de uno de los grandes actores actuales, Philip Seymour Hoffman, leyendo la noticia no pude dejar de volver a la tristeza que me había  producido Oslo, 31 de Agosto.