Me sorprende que confiese el director español de la película, Carlos Argulló (ayudante de Amenábar en "Mar adentro") que no conociera nada de la historia sudafricana antes de realizarla; eso significa que ese apartado corresponde a Mandy Jacobson, porque lo que aprendemos con este documental es la complejidad de las relaciones internacionales que rodearon la historia de Sudáfrica desde los años 80 hasta la liberación de Mandela, el 11 de febrero de 1990.
El hilo conductor de este proceso es un misterioso francés, Jean-Yves Olivier, que de forma altruista y sin razón clara y directa entretejió una serie de lazos y contactos entre líderes del África Negra, radicalmente opuestos entre sí, para conseguir, o ayudar a conseguir, el fin del Apartheid.
Película entretenida e interesante, advirtiendo que son numerosos los testimonios de los protagonistas, pero no se hacen pesados, están bien engarzados en la narración. Y constatar, todo lo olvidamos, la brutalidad del régimen racista sudafricano. El documental no se centra en ello, pero las imágenes que se ven son tremendas.