Guadalquivir es una película ambiciosa, tiene medios técnicos de última generación y ha dispuesto el director y el equipo de tiempo suficiente para reconstruir un espacio natural rico y complejo.
La película también tiene una pretensión totalizadora; es decir, retratar todo el ámbito geográfico: el acuático, el aéreo y el terrestre. Se centra sobre todo en el mundo animal, pero no puede dejar de lado la botánica e incluso nos regala el nacimiento de una flor a cámara lenta.
Yo veo dos problemas, uno en el montaje, a veces un poco brusco para acabar una historia y pasar a otra, pero el principal es el del guión (de Fernando López-Mirones). Está tan cargado de lirismo, de grandilocuencia, de significado historicista que contagia todo, hasta convertir las imágenes en algo cursi, rebuscado, cuando en sí las tomas son excelentes, pero la voz de Estrella Morente, bien modulada y correcta, va pesando tanto sobre lo que ves que lo transforma. No había oído este tipo de texto en las películas de naturaleza, que creo deben ser más contenidos y sugerentes, no tan explícitos.