lunes, 23 de diciembre de 2013

Plot for Peace. Directores Carlos Argulló y Mandy Jacobson

Me sorprende que confiese el director español de la película, Carlos Argulló (ayudante de Amenábar en "Mar adentro") que no conociera nada de la historia sudafricana antes de realizarla; eso significa que ese apartado corresponde a Mandy Jacobson, porque lo que aprendemos con este documental es la complejidad de las relaciones internacionales que rodearon la historia de Sudáfrica desde los años 80 hasta la liberación de Mandela, el 11 de febrero de 1990.
El hilo conductor de este proceso es un misterioso francés, Jean-Yves Olivier, que de forma altruista y sin razón clara y directa entretejió una serie de lazos y contactos entre líderes del África Negra, radicalmente opuestos entre sí, para conseguir, o ayudar a conseguir, el fin del Apartheid.
Película entretenida e interesante, advirtiendo que son numerosos los testimonios de los protagonistas, pero no se hacen pesados, están bien engarzados en la narración. Y constatar, todo lo olvidamos, la brutalidad del régimen racista sudafricano. El documental no se centra en ello, pero las imágenes que se ven son tremendas. 

Lore. Directora Cate Shortland

La verdad, no me cuadra mucho que Australia presente esta película a la candidatura de los Oscar, y todo porque la directora es Australiana.
No ha tenido buenas críticas. En Metrópoli, 2 estrellas; Javier Ocaña se lamentaba del efecto Malick.
La fui a ver por razones didácticas: unos hermanos pequeños, liderados por la hermana mayor de 15 años, atravesando la devastada y peligrosa Alemania nada más acabar la II Guerra Mundial, podía ser una buena historia para verla en clase. Sin embargo, todo queda en sobreentendidos, nada se explica de la rara relación familiar, ni de la extraña actitud de los padres, y luego viene esa travesía desde el sur (Baviera) al norte (Hamburgo), con un bebé al que hay que alimentar con el pecho. Inverosímil. Pero además, se presenta de una forma fragmentaria, en escenarios minimalistas, con la acción detenida y planos morbosos de la víctimas. El comportamiento de Lore es incomprensible a veces. Dejo aparte la misteriosa aparición del joven que los ayuda, siendo judío y al que Lore, la protagonista, insulta y menosprecia, pero él sigue a su lado. Ni me gustó ni vale para los fines que pensaba.
Lo que opina Ana:
Fallida de principio a fin, la película narra una historia llena de posibilidades, pero la destroza. Está llena de lagunas, te pierdes por unos caminos imposibles por los que milagrosamente transitan a la deriva los niños protagonistas, la directora no ha sabido darle nervio, ni transmitirlo a los intérpretes.

Guadalquivir. Dir. Joaquín Gutiérrez Acha

Guadalquivir es una película ambiciosa, tiene medios técnicos de última generación y ha dispuesto el director y el equipo de tiempo suficiente para reconstruir un espacio natural rico y complejo.
La película también tiene una pretensión totalizadora; es decir, retratar todo el ámbito geográfico: el acuático, el aéreo y el terrestre. Se centra sobre todo en el mundo animal, pero no puede dejar de lado la botánica e incluso nos regala el nacimiento de una flor a cámara lenta.
Yo veo dos problemas, uno en el montaje, a veces un poco brusco para acabar una historia y pasar a otra, pero el principal es el del guión (de Fernando López-Mirones). Está tan cargado de lirismo, de grandilocuencia, de significado historicista que contagia todo, hasta convertir las imágenes en algo cursi, rebuscado, cuando en sí las tomas son excelentes, pero la voz de Estrella Morente, bien modulada y correcta, va pesando tanto sobre lo que ves que lo transforma. No había oído este tipo de texto en las películas de naturaleza, que creo deben ser más contenidos y sugerentes, no tan explícitos.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Mis días felices. Dirª Marion Vernoux

Me dejé engañar por las tres estrellas de Metrópoli (sigo echando mucho de menos las críticas de cine de ON Madrid). El planteamiento inicial es interesante: una mujer madura, pero muy bien conservada, que ha cumplido los 60 años, de una manera casi sin querer se mete en una relación con un hombre veinte años más joven que ella. Se deja llevar, tal vez desencantada y apurando la última oportunidad.
Luego la directora no sabe qué hacer, si darle a la relación una dimensión pasajera o profunda, se mete en cliclés: el carácter mujeriego del hombre, el desencanto sexual de las mujeres del club de jubilados, etc. El final es doblemente torpe, por la escena del aeropuerto, donde se produce la ruptura, igual que todo, de una forma tonta; y por el reencuentro con su marido, que se integra en el club de jubilados. La secuencia final de los dos metidos en el agua de invierno del Atlántico es un ejemplo de incapacidad. Lo siento por Fanny Ardant, que también sale un momento en la Gran Belleza, pero representando lo que es, un icono del cine.

La gran belleza. Dir. Paolo Sorrentino

Ha aparecido esta película en la  cartelera y la crítica se ha volcado. En Metrópoli, cinco estrellas; Carlos Boyero, después de un visionado no satisfactorio en Cannes, cuando la ha vuelto a ver en Madrid, se ha hecho partidario.
Es una película excesiva, barroca, como la ciudad que sirve de marco y que es la auténtica protagonista. Se dice que hay un legado felliniano, y así es. Las imágenes son absorbentes, la combinación de música y planos, de personajes individuales y en grupos, van sucediéndose mientras recorres Roma, sus interiores, sus palacios, de fiesta en fiesta, viendo una fauna única, decadente, burguesa, refinada, y cómo no, el clero: sus eminencias y sus monjas. Me importa menos el mensaje, incluso me sobra, porque casi no lo hay, ni importa si lo hay, es el vértigo y la belleza de Roma lo que nos atrapa. Pero tal vez no a todos.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

De tal padre, tal hijo. Dir. Horokazu Kore-Eda

He visto todas las películas que se han estrenado en España de Kore-Eda desde "Nadie Sabe", y en todas hay algo interesante, aunque no todas tienen el mismo tono ni la misma exigencia; por ejemplo, "Air Doll (2009) era rara en casi todo, y "Kiseki" (2011) era entrañable en todo. Ahora, con "Tal padre, tal hijo", nos plantea un dilema moral importante: la elección de tu propio hijo, cuando sabes que el que has criado hasta los 6 años no es tuyo. Resulta interesante cómo aborda el director las relaciones de las dos familias; la rica se basa en el éxito por el esfuerzo, pero su entramado familiar es frío, casi gélido. La mujer no cuenta nada, es el hombre el que toma las decisiones. La que no es rica es desenfadada, la mujer cuenta casi más que el hombre y las relaciones familiares son cálidas, estrechas y divertidas. Intercambiar los hijos de estos dos ambientes supone un trauma, y es lo que aborda la película de una manera pausada, progresiva, paso a paso. Por eso puede parecer lenta. Kore-Eda, sin que lo manifieste claramente, toma partido y obliga al ejecutivo arrogante, orgulloso y seguro de sí mismo a rectificar y descubrir sentimientos que creía domesticados.
Película interesante, no más que "Una familia de Tokio", donde los niños vuelven a ser la pieza clave de toda la historia, sin engolamientos ni cursilerías. Keita, el niño de ojos grandes y asustadizos lo hace maravillosamente.
Lo que opina Ana:


Kore-Eda vuelve a adentrarse en el universo infantil, introduciéndonos en el seno de dos familias de muy diferente perfil socioeconómico y con planteamientos y valores antagónicos. Todo parece girar según las normas establecidas en cada hogar, hasta que la chispa del drama estalla al recibir la noticia de que, debido a un error, en la maternidad donde nacieron  dos de los niños de estas familias, se dio a cada una el bebé equivocado.
En esta ocasión no se alcanza la magia de “Milagro”, pero sí volvemos a disfrutar con esos papeles infantiles tan bien desarrollados, con la ternura de Keita y con la espontaneidad de los nuevos amigos. Se abusa un poco del tópico pobre-feliz, rico-desdichado, asombra el papel tan secundario que juegan las madres, sometidas claramente a las decisiones masculinas. Sirve para plantear un dilema moral sobre la importancia de la familia y el valor de la sangre; ¿qué es lo que hace a un hijo ser considerado como tal, es más importante la convivencia, la educación o la genética? Sin duda se plantean cuestiones que aún hoy y, al parecer más en la sociedad japonesa, siguen sin resolver a pesar de los enormes cambios que está sufriendo la estructura familiar.
 

domingo, 1 de diciembre de 2013

Una familia de Tokio de Yôji Yamada

Lo que opina Ana:
Es un homenaje a los cuentos de Tokio del gran Yasujiro Ozu. La película se toma su tiempo, sigue un ritmo pausado, es muy larga y en algunos momentos se empantana, afortunadamente renace con fuerza en la última parte, desde que se introduce el factor dramático que va a desencadenar su final.
Su punto fuerte es la introducción de la psicología de los personajes, están muy bien construidos y son capaces de transmitir muchas sutilezas que les dan carácter, al tiempo que construyen una semblanza de la familia y sus relaciones.

Emilio: el que sea un homenaje a una película mítica de Yasujiro Ozu, "Cuentos de Tokio", respetando el original con modestia y mesura, ha hecho que las críticas sean muy pacatas a la hora de los elogios. "Es tan difícil enfadarse con esta película como amarla con pasión" (Jordi Costa). ¿Cuántas películas amamos con pasión? Poquísimas. Pero esta es una película muy digna, bien hecha (este director lleva 50 años en la profesión) y sin intención de revisar, alterando y tergiversando el modelo.
La historia que narra, la visita del padre y de la madre, ya mayores pero autónomos, a sus hijos que viven en Tokio, está bien desarrollada. Puede que el papel del hijo pequeño, el díscolo, sea un poco caricaturesco e infantil, pero tiene este toque naïf que le quita severidad al resto de la familia, él y la madre. Una historia que despacito pero claramente te enfrenta a la difícil ubicación de los mayores en la sociedad moderna, de la añoranza de los tiempos pasados como antídoto de la soledad y de la muerte. Todo ello transcurre sin dramatismos y con enseñanzas, la de vivir libremente hasta el final, si te dejan y puedes y la de la comprensión como la mayor manifestación del amor. Dos horas largas que no me pesaron.

Blue Jasmine de Woody Allen

Lo que opina Ana:
Aunque sin dejar de lado su humor, en esta ocasión Woody Allen firma una verdadera tragedia, la de una mujer destronada de su mundo de ricos y arrojada a la dura realidad de los que tienen que ganarse la vida. Hay una continua tensión moral, los prejuicios de clase están siempre presentes, el contraste entre la vida de las dos hermanas es punzante, una se mantiene elegante y altiva, “antes muerta que sencilla”, y otra se muestra chabacana y afectiva. No hay compasión, el personaje protagonista, interpretado por  Cate Blanchett, nace sin futuro, y aunque el director intenta prepararle un final feliz, decide que no se lo merece y contrariamente a lo que hace en Match Point, decide seguir un juego más ético y la abandona a un futuro sin salvación.

Emilio: se quedó solito Carlos Boyero en su juicio negativo sobre esta película, todos los demás críticos la consideran de lo mejor de la última filmografía de este prolífico director.
Es difícil clasificarla. Dicen algunos críticos que es made Woody Allen, ni comedia ni drama. Yo creo que es más amarga que un simple retrato cómico de un batacazo socioeconómico. Woody Allen no te deja alternativas, porque las que te abre, las cierra categóricamente. El personaje que representa Kate Blanchett de una mujer que llega a lo más alto del escalafón social gracias a su boda, y que cae de ese peldaño cuando a su marido se le rompe el entramado financiero-especulativo que tiene montado, descubre a una señora situada en un mundo ilusorio, fantástico y estratosférico, pero sin cimientos, ni emocionales ni personales. Todo lo que es, resulta de aparentar, de figurar, de representar. Cuando termina su función no sabe actuar en otra, por eso está tan distanciada del ambiente de su hermana pobre, y termina con un monólogo de loca. Buena y agria película.

¿Quién mató a Bambi? de Santi Amodeo

Lo que opina Ana:
Hacer una comedia redonda es de las cosas más difíciles  que pueda plantearse un director, en esta ocasión hay un intento que a veces se aproxima, pero sin conseguir coronar la obra ya que  los instrumentos desafinan.
Hay momentos hilarantes, como los de las llamadas a la casa del secuestrado para intentar ponerse en comunicación con su mujer y pedir el rescate, pero hay otros en que se patina y se nota en que los actores no saben ni qué cara poner para decir su diálogo, algo que le ocurre en varios momentos a Clara Lago. La aparición del futbolista Iniesta en el campo viendo crecer el césped, no entra ni con calzador.
A pesar de esos patinazos, espero que Santi Amodeo persevere en su intento, ya que ha demostrado tener madera para la comedia.

Emilio: una comedia, una buena comedia, es un compendio de precisión, equilibrio y sabiduría. Seguramente es más difícil ajustar todas las piezas de una comedia que las de un drama o una tragedia. Además el guión tiene que ser casi una obra literaria. Pues bien, aparte de lo estrambótico del nombre, esta película, que comienza con desenvoltura, intriga y buenas sensaciones, enseguida entra en el grupo de comedia de mamporros. 
No llegó ni de lejos a la conclusión filosófico-política de Jordi Costa cuando afirma que "dibuja un mundo donde todos estamos condenados a ser el payaso de las bofetadas". Esas bofetadas son simplemente el recurso que le permite al director concluir una toma y pasar a otras historias; un recurso pobretón. Los personajes se van a su bola muy pronto, incluso algunos no entran en juego, aunque uno de ellos sea el mismísimo Iniesta. Seguramente lo mejor sea el abogado del peyote.