domingo, 17 de noviembre de 2013

Un cerdo en Gaza. Dir. Sylvain Estibal

Lo mejor de esta película son las intenciones: llevar a un punto de encuentro a palestinos e israelíes, aunque sea anatematizando un pobre cerdo (vietnamita para más señas). El tono grotesco es muy didáctico precisamente para mostrar realidades nada cómicas, por eso se puede usar con alumnos; como cine ya es otra cosa. Ningún crítico la ha desestimado completamente, Jordi Costa escribe "Interesante, pero desigual", y en Metrópoli le dan tres estrellas.
El tono caricaturesco del protagonista palestino (Jaffar), un miserable pescador que apenas puede sobrevivir porque no pesca nada (en la realidad Sasson Gabay, un israelí nacido en Irak, que no lo parece físicamente) me recordaba a Roberto Benigni en "La vida es bella". Como allí, aquí también se distorsiona la realidad. Curiosamente el cerdo es el que anima la historia, el que pone las notas de humor más risueñas. 
Lo dicho, cine bienintencionado (nada de sacrificios por razones religiosas), en tono jocoso sobre un tema escabroso, útil para las aulas, en versión light.
Lo que opina Ana:
Al principio parecía que habíamos ido a ver una comedieta de medio pelo cargada de sal gorda y risa fácil, llena de estereotipos. A medida que avanza el metraje, el espectador acepta el  juego y se cree la fábula, es entonces cuando la película empieza a fluir, el absurdo cobra significado, dejas de cuestionarte la veracidad del guión y te dejas arrastrar detrás del protagonista y su cerdo disfrazado de cordero.
Acaba como un cuento en el que triunfa la esperanza, en el que se da cabida a la paz y a la tolerancia, en el que se sueña con un mundo mejor, sin prejuicios, y aunque sepas que no es posible, como tampoco lo es que se pesque un cerdo en el mar de Gaza, quisieras creer en ello.

Brillantes actuaciones de Sasson Gabay y su mujer Baya Belal.