Llegué un segundo tarde y vi como Haneke ve a través del TV la escena de un chica y un chico que discuten, ella le llama cobarde y se dispara en la pierna. ¿El séptimo continente? Después ya entramos en "Amor", su última película.
Observamos en este reportaje como se desenvuelve Haneke en el medio que domina, el rodaje de sus historias. Se niega a interpretar sus películas y, a pesar del sufrimiento que muestran sus personajes, al final nos confiesa que lo que más teme es el dolor físico, del que lo sufre y del que le acompaña.
Es como Bernhard, su compatriota novelista y autor de teatro, un músico profesional fracasado, pero admirador de la armonía, la complejidad y la precisión de la música.
Se deja rodar con naturalidad. El director de este documental es quien ha hecho los making of de sus últimas películas. Haneke muestra un buen trato con los actores, los cuida, pero al mismo tiempo exige hasta la extenuación que se cumpla el plan de rodaje. Llama la atención la escena de "Amor" en la que está revisando la platea de espectadores: el japonés, la pareja mayor..., pero no le gusta su disposición y pide que vuelvan a llamar a los 400 para recolocarlos. Yo no me fijé para nada en cada uno de ellos, y, por supuesto, no vi al japonés. Así en todo y con todos. Perfección y voluntad para conseguirla. Para los actores, a veces, es agotador. Nosotros debemos agradecérselo, a ellos y a su director.