jueves, 14 de noviembre de 2013

Stockholm. Dir. Rodrigo Sorogoyen

Encomiable propósito el de hacer cine a toda costa, llevar adelante un proyecto de forma casi artesanal, sin financiación de televisiones y grandes compañías.
Stockholm empieza de una forma peligrosa y preocupante, con una conversación en una fiesta entre dos machos treintañeros y con el solo tema de follar. Tienes pánico a que siga por esos derroteros y se convierta en una de esas machadas. Pero no, el encuentro del chico con la chica establece un juego que dura toda la noche y que tratándose de ellos solos es muy difícil que el entramado dialéctico, el juego de invitaciones y rechazos, la justa amorosa, no decaiga a veces. Asistimos, pues, al despliegue de las artes del cazador que persigue a su presa hasta atraparla, con la diferencia de que la presa no se conforma con ese papel. El último tramo de la película da un giro. De la noche a la luz del día los papeles han cambiado y todo comienza de nuevo, aunque ya nada vaya a ser igual. La narración se torna amarga y la chica, interpretada por Aura Garrido con intensidad y valentía, pone a prueba al cazador. ¿Quién pierde?
El director parece que pretende mostrar la visión del amor de una generación, una visión pesimista. Yo creo que esta partida de ajedrez amoroso se ha jugado siempre, lo que cambian son los ambientes. Madrid es un buen marco para este encuentro. Esos tejados tan poco franceses, tan pueblerinos, tan nuestros.
Lo que opina Ana:
Mal arranque, con una conversación chirriante entre dos amigos en una fiesta, enseguida se va a desvanecer y nos vamos a encontrar frente a los dos protagonistas, una chica atractiva, misteriosa y esquiva y un don juan que no cejará hasta conquistarla. Habla del amor, del cortejo, de los nuevos modos de relacionarse que tienen los jóvenes, de un código que nos resulta extraño a los que tenemos más edad, pero que es completamente real. Paseamos por un Madrid nocturno cercano a la Gran Vía y a Malasaña, la cámara se desenfoca para alejarnos de lo superfluo y acercarnos a lo que se quiere relatar, el juego dialéctico, la tensión por conseguir al otro, hasta que todo se transforme con la llegada del día en el que se produce un cambio de roles y la llegada de la tragedia.

Magnífica interpretación de Aura Garrido.