viernes, 14 de diciembre de 2012

La vida de Pi de Ang Lee

Lo que opina Ana:
La primera parte de la película me pareció estupenda, llena de magia y sensibilidad. La presentación del protagonista, su nombre singular, sus relaciones familiares, sus creencias y sentimientos, me cautivaron. Algo muy diferente me ocurrió tras el naufragio, el director deriva entonces hacia un preciosismo artificioso, pretendiendo crear una atmósfera mágica que se le escapa. Ni el tigre te emociona ni tampoco lo hace el Pacifico, convertido en una piscina llena de luces y transparencias, con unas medusas que parecen copitos de luz nadadores. Se vuelve grandilocuente cuando hasta entonces había sido cercana, natural y creíble. Una pena. Yo no hacía más que acordarme del naufrago de García Márquez y pensaba "ése sí que es un relato!
Al salir de la sala viví un momento mágico personal, el encuentro con una antigua alumna, Carolina Láinez, a la que no había vuelto a ver desde hacía muchos años, la encontré embarazada, guapa y serena.
Emilio: Decir de esta película que podía cambiar la historia del cine en un antes y un después es exagerado, muy exagerado. Tal vez por los efectos especiales -en Avatar son más impactantes-; por la lucha entre el hombre y la bestia -en el Libro de la Selva es más real, poética y mágica-. Las tres dimensiones no aportan nada sobresaliente, solo detalles, a veces incluso molestos, te distraen. Y, al contrario que Javier Ocaña, me gustan más los primeros tres cuartos que el resto de los 127 minutos que dura la película; es decir, lo que le ocurre al protagonista, Pi Patel, en la ciudad india donde se cría, Pondicherry, hasta que sus padres deciden emigrar a Canadá, llevándose a los animales del zoo que regentaban, y emprender un largo viaje que pronto deriva en un naufragio, del que, salvo que el giro último del final no sea simplemente literario, solo sobreviven en un principio el chico (Pi), una cebra, una hiena y un tigre, todos juntos en el mismo bote. Las torementas, las medusas luminosas, la isla carnívora son hitos de un largo viaje que termina en las costas de México. Como sabes que el tigre ha sido creado con efectos digitales, no sabes qué es verdad y qué es recreación, y eso confunde mucho y perjudica el encanto de descubrir una increible aventura, porque piensas que no ha sido real, y para eso está la ciencia ficción; es decir, Avatar.