Me acordé de mi amigo César viendo esta película, por el ritual de la cata (él de vino, aquí de whisky), sus olores, sabores y nombres.
No deja el director el mundo de los excluidos, en este caso carne de presidio, que se salva de ir al trullo por un juez benevolente y un hombre dispuesto a que las horas de trabajos comunitarios no sean un infierno, sino un aprendizaje, sobre todo de la amistad. El punto de mira elegido es el cómico bien intencionado, porque en cualquier momento un giro de guión y estamos en la tragedia, así de cerca se está del precipicio. Puede ser que algunos personajes estén exclusivamente colocados para acentuar la vis cómica (el gafotas borrachín) y que en algunos momentos el guión (debido como en otras ocasiones a Paul Laverty) tenga demasiada sal gorda. Pero en conjunto la película se ve con gusto (sino fuera por las dos pesadas de al lado que se pusieron a comer y a cuchichear) y con una sonrisa sales del cine. Mucho mejor que la última que vimos de él sobre la guerra de Irak, confusa y forzada (Route Irish). No sé si en el vino lo que se evapora de la barrica también se llama "la parte de los ángeles". César me dirá.
Lo que opina Ana:
Esta vez Ken Loach concede una tregua a sus tradicionales personajes, siempre al borde de la marginalidad social. Se adentra en una historia en la que deja que nos relajemos y encariñemos con los protagonistas, a los que por una vez, no condena al desastre. Con los tiempos que corren viene bien un canto a la esperanza, a creer en un mundo en el que la reinserción tiene cabida, en el que, algunas veces, funcionan los mecanismos para imponer justicia con los que cuentan las sociedades avanzadas y democráticas.
Lo que opina Ana:
Esta vez Ken Loach concede una tregua a sus tradicionales personajes, siempre al borde de la marginalidad social. Se adentra en una historia en la que deja que nos relajemos y encariñemos con los protagonistas, a los que por una vez, no condena al desastre. Con los tiempos que corren viene bien un canto a la esperanza, a creer en un mundo en el que la reinserción tiene cabida, en el que, algunas veces, funcionan los mecanismos para imponer justicia con los que cuentan las sociedades avanzadas y democráticas.