sábado, 1 de diciembre de 2012

César debe morir. Directores Paolo y Vittorio Taviani

Esta película ganó el Oso de Oro de la última edición del festival de Berlín. Es una magnífica película, rodada en blanco y negro, salvo al principio y al final, que son casi iguales: la última escena de la representación en el teatro de la cárcel, con público, de la obra de Shakespeare "Julio César".
Los hermanos Taviani, pese a sus ochenta años cumplidos, ruedan una historia muy difícil, dentro de la cárcel romana de máxima seguridad de Rebibbia, con presos con condenas de larga duración (algunos para siempre). La cámara está en las celdas, en los pasillos, en las galerías, en los patios, en el cuarto de ensayo, en el teatro. Los actores se representan a sí mismos y a los personajes de Shakespeare. "Por culpa del arte he descubierto que mi celda es una prisión", dice el personaje que hace de Casio (Cosimo Rega). Entre todos los actores destaca Bruto (Salvatore Striano): su patético conflicto interior: asesinar a su amigo César, se trasmite sin aspavientos, lo vive tanto que es el propio Bruto; hoy gracias a un indulto está fuera de la cárcel.
Lo que opina Ana:
Los hermanos Taviani nos regalan una joya, esta película está medida con precisión, nada sobra, nada falta. Juegan con dos tiempos para contarnos el proyecto de escenificar en el teatro de la cárcel romana de Rebibbia el "Julio César" de Shakespeare. Parten del final de la historia, utilizando el color para presentarnos el triunfo de la puesta en escena, el momento de gloria alcanzado tras seis meses de trabajo; pasamos entonces con un flasback, hacia el comienzo en blanco y negro, cuando el director de la cárcel y el director teatral, Fabio Cavalli, reúnen a los presos para presentarles el proyecto y comenzar la selección de los actores que van a intervenir en la obra, ¡qué fuerza la del casting!, ¡qué emoción te hacen sentir cada uno de estos hombres cuando comienzan a representarse a sí mismos! Son capaces de desnudar sus entrañas mientras recitan su nombre y lugar de nacimiento.
Te sientes diminuta en el asiento, porque percibes que estás viendo algo grande, estás asistiendo a un duelo de titanes entre unos hombres capaces de los peores crímenes por los que pagan condena, pero también capaces de comprender, actualizar y dar vida al texto de Shakespeare.
Creo que nunca podrían haberse encontrado mejores actores, están todos extraordinarios. Salvatore Striano, Bruto, está inconmensurable.