martes, 25 de diciembre de 2012

Infancia clandestina. Dir. Benjamín Ávila

Creo, sea el tipo de película que sea, que sobra el anuncio de "Esta es una historia real" que se pone al comienzo de algunas cintas, como ocurre en este caso, por ello no va a ser mejor película ni nos va a impresionar más.
Lo más atractivo de esta película son los dibujos que surgen cuando la muerte y la sangre hacen su aparición, es una forma de distanciarse, de sublimar el riesgo mortal que acompaña a la lucha armada revolucionaria.
Es curioso que una película con esta historia sea la seleccionada para ir a la carrera de los Oscar, es como beatificar esta lucha y mandarla empaquetada a Hollywood, es, en definitiva, la domesticación y apropiación de la historia que hacen las clases dominantes, los políticos, aunque ellos tengan que dar cuenta de su gestión actual,claramente anti democrática en muchos caso, como ahora en Argentina. Algunos han criticado el costumbrismo tipo "cuéntame", otros la cursilería de la parte que corresponde al descubrimiento del amor por un casi adolescente, son los riesgos de que sea un niño el que lleve el hilo conductor de la trama. Hay que acertar y en este caso no se logra del todo.
Lo que opina Ana:
Hay países que quedan marcados para siempre por una historia de terror colectivo ejercido por sus dirigentes, de eso habla esta película. A través de la mirada y los recuerdos de un niño se reconstruye una parte de lo que fueron unos años feroces en la Argentina. Al niño protagonista, Juan Gutiérrez Moreno, le queda grande su papel, no consigue transmitirte toda la tensión que se está viviendo, resulta soso y frío, actúa en las antípodas a como lo hace Ernesto Alterio, el tío Beto, que llena de calidez a su personaje. Se dan por sentadas muchas cosas, no se explican acontecimientos ni situaciones, se vuelve la mirada a los 70 y se reconstruye la dualidad de una vida que se mece entre la realidad de los que viven legalmente y la clandestinidad de los proscritos. En el universo infantil destaca la descripción del colegio, las aulas, la maestra adoctrinadora, los campamentos, el izar de la bandera de los generales cada día, eso es la normalidad frente a la vida en un hogar clandestino, lleno de octavillas, armas y miedo a caer en una emboscada.
Como homenaje a su madre desaparecida es una película necesaria para el director Benjamín Ávila, a mí me hubiera gustado recibir más información sobre el movimiento montonero.

jueves, 20 de diciembre de 2012

El hobbit: un viaje inesperado. Dir. Peter Jackson

Escribe Yago García que tendremos que esperar a las futuras entregas del serial (en total tres) para dar un juicio definitivo; pero ahora ya se puede afirmar lo mismo que comenta Carlos Boyero: más de lo mismo. No hay ninguna escena, por muy espectaculares que sean, que no te suene conocida, y sigue empeñado en esos movimientos vertiginosos de cámara, esos zoom, esos contrapicados, esos vuelos rasantes. Ya los hemos visto en la saga del Señor de los Anillos. Nos queda la duda de saber cómo hubiera sido este hobbit en la mano de Del Toro; tal vez se haya negado a prolongar un libro corto en una serie de tres películas de casi tres horas de duración cada una. Podemos decir que para unos ha pasado el tiempo mejor que para otros: Cate Blanchett sigue siendo bella, pero ya no es lo que era, Gandalf, tal vez porque es un mago, se sigue conservando estupendamente, y a mi me era más entrañable Frodo que el joven Bilbo Bolsón. Nuestros alumnos (casi 200) se quedaron callados cuando menos lo esperábamos: en la lucha de acertijos entre Gollum y Bilbo, tal vez porque sin tanto trajín la película cobra más interés e intriga.
Lo que opina Ana:
Fui a verla con una gran incondicional de la saga, mi hija Lía y su amiga china Mia, de paso por Madrid. Comprendo que para los entregados al mundo mágico de la Tierra Media sea un deber y un placer redescubrirlo en la pantalla; a mí me pareció demasiado larga, disfruté con los paisajes y especialmente con el encuentro entre Bilbo Bolsón y Gollum.

De óxido y hueso de Jacques Audiard

Lo que opina Ana:
Excelente guión que te va conduciendo con unas imágenes llenas de fuerza hacia una historia en la que los personajes van creciendo, acercándose a ti, introduciéndote en su mundo duro y lleno de sufrimiento, pero en el que siempre queda un lugar para la esperanza y la dignidad.
Es muy dual: dolor contra placer, desamor contra afecto, cuerpo atlético contra cuerpo mutilado. Arranca introduciendo unas imágenes desconcertantes, confusas, de fetos, mar, silencios de cuerpos que se dejan llevar por el ritmo del agua, espacios que hablan de soledad y abandono, de individualismo y supervivencia, para pasar a una realidad de un padre y un hijo abandonados a un destino incierto; de un mundo cerrado que presagia el drama, pasamos a un mundo compartido al que entramos con rapidez siguiendo los pasos del padre que avanza a zancadas hacia una nueva vida con su hijo. Iremos encontrándonos con la familia, la búsqueda de trabajo, la aparición de la protagonista femenina y todo irá cobrando sentido, de manera que al final entenderemos la  elipsis del comienzo, el sentido de cada una de aquellas imágenes.
Los momentos de tensión son a veces muy fuertes y se pasa mal. Jacques Audiard es un maestro en medir esos tiempos y en hacernos sentir lo que sienten sus personajes.
Marion Cotillard y Matthias Schoenaerts están perfectos en sus papeles protagonistas.
Emilio: Escribe David Bernal que esta película aborda una historia de superación "que roza lo bizarro pero conmueve". Es dura, aunque no cierra el final en negro. Muy bien interpretada por sus dos protagonistas, por supuesto Marion Cotillard, pero también Matthias Schoenaerts, y con una banda sonora de colección. El accidente que sufre Stephanie (M.Cotillard) en el acuario donde entrena a orcas para el espectáculo, le hace caer fuera del sistema, inválida, sola, al borde del suicidio; la vida de Ali (M. Shoenaerts) nunca ha encontrado su sitio, fortachón e inadaptado y con un hijo de 5 años, abandonado por la madre. La vida no se lo pone fácil, además les es esquiva. Siempre cerca de la tragedia. Los vemos vivir y buscar algo que les permita no dar tumbos: peleas por dinero con otros desgraciados, matones de clubs, vigilantes con pinta de delincuentes, ése es su mundo, que como una expiación, encuentra redención. A destacar también las tomas a cámara lenta de los momentos más dramáticos, sugeridos más que representados, brochazos expresionistas, inconexos, de película quemada. Me recordaba a la "La escafandra y la mariposa" de Julian Schnabel, con Mathieu Amalric.

viernes, 14 de diciembre de 2012

El Capital de Costa Gavras

Lo que opina Ana:
Fallida de principio a fin, confusa, pueril y engañosa. Los personajes se entremezclan dibujando estereotipos, chico ambicioso con mente maquiavélica, mujer que se acomoda pero lee a Mao en la cama, niños adocenados y sin principios, top model drogadicta y puta, tiburones de las finanzas a ambos lados del Atlántico, y entre medias hace algún guiño a la gente honesta, vemos parte de una familia a la que aún queda algún resto de conciencia social, aparece una economista capaz de pedir actos heroicos. Paseamos por Miami, Tokio, Nueva York y París sin llegar a ver el momento en que aparezcan los títulos de crédito que nos permitan salir a respirar aire puro.
Emilio: Escribe Carlos Boyero que cuando la vio en Cannes, de donde se fue sin ningún premio, al terminar ya no sabía su argumento, había perdido el interés. A mi me pasó igual, de tal forma que estuve a punto de marcharme antes de que acabara. ¡Qué forma más tonta de contar un asunto tan serio! Primero por el protagonista Marc Tourneuil (Gad Elmaleh), que parece que te está contando un chiste. Es un personaje construido a hachazos: tontorrón y astuto, fuera y dentro del sistema, participa y se beneficia de él, pero lo hace como si estuviera haciendo un experimento de laboratorio para corroborar una hipótesis: que el capitalismo, que el dinero, engulle todo con tal de seguir creciendo, arrasando puestos de trabajo y derechos. Esto podía haberlo contado con más sencillez, sin esos viajes sin ton ni son, sin esas vídeo conferencias a cualquier momento; ese entramado entre tiburones financieros (delincuentes en realidad), sin tanto adorno superfluo. Se queda a la mitad de ninguna parte. No creo lo que dice Jordi Costa, que la película parece la crisis financiera explicada a los niños. No se enterarían de nada, o algo peor, se la tomarían a chirigota. Al final solo recuerdo el patio de las esculturas del Louvre por la noche, donde yo había estado hacía un mes, y el mundo turbio de la espléndida modelo negra Nassin (Liya Kebede).

La vida de Pi de Ang Lee

Lo que opina Ana:
La primera parte de la película me pareció estupenda, llena de magia y sensibilidad. La presentación del protagonista, su nombre singular, sus relaciones familiares, sus creencias y sentimientos, me cautivaron. Algo muy diferente me ocurrió tras el naufragio, el director deriva entonces hacia un preciosismo artificioso, pretendiendo crear una atmósfera mágica que se le escapa. Ni el tigre te emociona ni tampoco lo hace el Pacifico, convertido en una piscina llena de luces y transparencias, con unas medusas que parecen copitos de luz nadadores. Se vuelve grandilocuente cuando hasta entonces había sido cercana, natural y creíble. Una pena. Yo no hacía más que acordarme del naufrago de García Márquez y pensaba "ése sí que es un relato!
Al salir de la sala viví un momento mágico personal, el encuentro con una antigua alumna, Carolina Láinez, a la que no había vuelto a ver desde hacía muchos años, la encontré embarazada, guapa y serena.
Emilio: Decir de esta película que podía cambiar la historia del cine en un antes y un después es exagerado, muy exagerado. Tal vez por los efectos especiales -en Avatar son más impactantes-; por la lucha entre el hombre y la bestia -en el Libro de la Selva es más real, poética y mágica-. Las tres dimensiones no aportan nada sobresaliente, solo detalles, a veces incluso molestos, te distraen. Y, al contrario que Javier Ocaña, me gustan más los primeros tres cuartos que el resto de los 127 minutos que dura la película; es decir, lo que le ocurre al protagonista, Pi Patel, en la ciudad india donde se cría, Pondicherry, hasta que sus padres deciden emigrar a Canadá, llevándose a los animales del zoo que regentaban, y emprender un largo viaje que pronto deriva en un naufragio, del que, salvo que el giro último del final no sea simplemente literario, solo sobreviven en un principio el chico (Pi), una cebra, una hiena y un tigre, todos juntos en el mismo bote. Las torementas, las medusas luminosas, la isla carnívora son hitos de un largo viaje que termina en las costas de México. Como sabes que el tigre ha sido creado con efectos digitales, no sabes qué es verdad y qué es recreación, y eso confunde mucho y perjudica el encanto de descubrir una increible aventura, porque piensas que no ha sido real, y para eso está la ciencia ficción; es decir, Avatar.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Libre te quiero. Dir. Basilio Martín Patino

Este mismo domingo, día 9 de diciembre, en su columna de El País, Manuel Vicent comparaba el 15M con el 68 francés. Ya quisiéramos los que vimos en el 15M una alternativa capaz de cambiar las cosas; ahora, cuando estrenan este documental, hecho el balance, ha llegado después un ataque en toda regla contra la democracia y en todos los ámbitos, y ese subidón de esperanza no es más que un recuerdo y un deseo de que algo vuelva a provocar una reacción popular como la que llevó a tambalearse el régimen de De Gaulle en Francia.
El documental de Martín Patino es un ejercicio de nostalgia, con Amancio Prada de fondo casi permanente. El director ha optado por no ordenar nada ni guiar nada ni estructurar las imágenes que nos irán acompañando en los sesenta minutos que dura el documental. Así, después de los primeros momentos, cuando vemos la plaza de Sol llena y Libre, te quiero suena por primera vez y te embarga la emoción, luego vamos echando en falta una escala dramática, un guión de los acontecimientos que los encadene y una selección musical más variada. Está bien volver a ver a esta gente, comprendes que para ellos será, ojalá se prolongara, la experiencia de su vida; pero como película del 15M no marcará un hito, hay que esperar y mientras mirar lo que nos ofrecen en la página www.15m.cc y completar experiencias y visiones.
Lo que opina Ana:
 Documental sobre el movimiento del 15M. En esta ocasión Martín Patino no consigue conmoverte como lo hizo en "Canciones para después de una guerra", en donde la carga emocional recorría cada milímetro del rodaje.
Comentábamos Emilio y yo que para alguien que no conociera lo ocurrido en la Puerta del Sol madrileña, este documental no iba a ayudarle mucho a comprenderlo. Da muchos saltos y no crea una línea argumental firme que te permita no perder el hilo. Abusa de la maravillosa canción de Amancio Prada, en la que musica el bellísimo poema "Libre te quiero" de García Calvo, lo convierte en un leitmotiv excesivo y recurrente.

Una pistola en cada mano. Dir. Cesc Gay

No sé si le gustaría a Almodóvar, que estaba viendo la película como nosotros. A mi me pareció que entra enseguida en el meollo de los asuntos, que no hay preámbulos, que está muy centrada en no perder el tiempo, directos al núcleo de la historia: relaciones de pareja entre personas que han cumplido los cuarenta y en todas destacando la estupidez del género masculino.
Los diferentes relatos están, unos más redondos que otros, bien armados de guión, aunque en ocasiones, bastantes, crees que al presentar historias cliché se va a ir a lo manido, gracioso y facilón. Los actores, todos de primera línea, mantienen a sus personajes con bastante solvencia, aunque también hay opiniones distintas sobre quién toma mejor al tipo que le toca representar.
Me pareció a mi que esta comedia un poco amarga, pero no mucho, está un poco fuera de época. Esa burguesía urbana, profesionales liberales, que se enreda en sus asuntos amorosos, es más de los años ochenta y noventa; ahora, en el comienzo de la segunda década de 2000, me suena hasta un poco blasfema, ajena a la crisis rotunda y total de un sistema económico y político que está convirtiendo el vivir en un asunto de supervivencia dura y pura.
Lo que opina Ana:
Emilio creía que íbamos a ver la típica comedia española de parejas, lo que le asustaba un poco. Yo iba con menos prejuicios y creo que acerté, realmente no era un cliché de ese tipo de comedias, aunque tampoco se trate de una gran obra. El director pretende presentar la fragilidad de los hombres cuarentones que no saben muy bien hacia dónde van, la crisis de los 40 vista como la de los perdedores, la de unos hombres que ya no dominan las situaciones, que no saben cómo comportarse ante unas mujeres previsiblemente más maduras y seguras.
Lo mejor de la película, el desfile de grandes actores que se reparten el metraje sin competir por un protagonismo exclusivo, cada uno tiene su momento estelar y le saca partido.

Pura vida. Directores Pablo Iraburu y Migueltxo Molina

Este documental solo lo pasan en Madrid en los cines Golem y no he visto ninguna crítica sobre él, y sin embargo la primera vez que quise ir a verlo, la sala estaba llena y no había entradas.
Es emocionante acercarse a la montaña, a la gran montaña, y vivir una epopeya como ésta. Es emocionante ver los lazos de solidaridad y de cercanía que se establecen entre un grupo de profesionales de los ochomiles, muchos casi sin conocerse, pero todos conocedores de quién es quién y qué ha hecho en este mundo de la escalada, cada vez con más advenedizos. Pero el Annapurna no admite viajes organizados de grandes operadores que, con oxígeno y serpas, llevan a cualquiera hasta la cumbre, como ocurre con el Everest. A nosotros, como a Iñaqui Ochoa de Olza, también se nos encoge el corazón cuando vemos la pared sur del Annapurna, blanca, reluciente y desafiante. Es posible que haya cosas que podían presentarse de otra forma, por ejemplo, yo no pondría a temblar los títulos de crédito del comienzo como si también los moviera el viento, como a los banderines ceremoniales de las stupas (chorten se llaman en el Tibet), y que tampoco hubiera terminado de fiesta, cantando y bailando sobre la nieve una canción rusa, y que hubiera precisado mejor dónde estaba cada montañero en el momento de iniciarse el rescate, pero lo principal está conseguido: armar un relato emocionante y verdadero. Este universo de la montaña es muy especial y este documental nos acerca a él.
Lo que opina Ana:
Sabes que vas a  ver la historia de un rescate sin final feliz y te encuentras ante  un relato que desprende esperanza, entras en un mundo que se rige por leyes de solidaridad, amistad y que borra las fronteras. Estás viendo imágenes reales, Iñaki Ochoa recupera la vida y la pierde ante ti, pero no hay melodrama. Son imponentes las imágenes del Annapurna, su cara sur es de una belleza grandiosa, un gran paredón blanco que no se deja visitar fácilmente y que, según nos cuentan, devora al 40% de los que intentan alcanzar su cima.
Es un documental sobre el heroico intento de rescate de Iñaki. Aún sabiendo que las posibilidades de conseguirlo eran remotísimas, se puso en marcha un equipo de alpinistas capaces de arriesgar sus vidas por salvarlo. Está bien contado, aunque a veces te pierdes entre tantos protagonistas a los que hay que presentar, dando saltos por todo el mundo en busca de su lugar de residencia actual, para volver al Himalaya y situarlos allí en el momento en que ocurrió la tragedia; te vuelves un poco loco con tanto ir y venir, pero llegas a enfocarlo todo y a entender cómo se organizó el rescate y cómo acabó.

sábado, 1 de diciembre de 2012

César debe morir. Directores Paolo y Vittorio Taviani

Esta película ganó el Oso de Oro de la última edición del festival de Berlín. Es una magnífica película, rodada en blanco y negro, salvo al principio y al final, que son casi iguales: la última escena de la representación en el teatro de la cárcel, con público, de la obra de Shakespeare "Julio César".
Los hermanos Taviani, pese a sus ochenta años cumplidos, ruedan una historia muy difícil, dentro de la cárcel romana de máxima seguridad de Rebibbia, con presos con condenas de larga duración (algunos para siempre). La cámara está en las celdas, en los pasillos, en las galerías, en los patios, en el cuarto de ensayo, en el teatro. Los actores se representan a sí mismos y a los personajes de Shakespeare. "Por culpa del arte he descubierto que mi celda es una prisión", dice el personaje que hace de Casio (Cosimo Rega). Entre todos los actores destaca Bruto (Salvatore Striano): su patético conflicto interior: asesinar a su amigo César, se trasmite sin aspavientos, lo vive tanto que es el propio Bruto; hoy gracias a un indulto está fuera de la cárcel.
Lo que opina Ana:
Los hermanos Taviani nos regalan una joya, esta película está medida con precisión, nada sobra, nada falta. Juegan con dos tiempos para contarnos el proyecto de escenificar en el teatro de la cárcel romana de Rebibbia el "Julio César" de Shakespeare. Parten del final de la historia, utilizando el color para presentarnos el triunfo de la puesta en escena, el momento de gloria alcanzado tras seis meses de trabajo; pasamos entonces con un flasback, hacia el comienzo en blanco y negro, cuando el director de la cárcel y el director teatral, Fabio Cavalli, reúnen a los presos para presentarles el proyecto y comenzar la selección de los actores que van a intervenir en la obra, ¡qué fuerza la del casting!, ¡qué emoción te hacen sentir cada uno de estos hombres cuando comienzan a representarse a sí mismos! Son capaces de desnudar sus entrañas mientras recitan su nombre y lugar de nacimiento.
Te sientes diminuta en el asiento, porque percibes que estás viendo algo grande, estás asistiendo a un duelo de titanes entre unos hombres capaces de los peores crímenes por los que pagan condena, pero también capaces de comprender, actualizar y dar vida al texto de Shakespeare.
Creo que nunca podrían haberse encontrado mejores actores, están todos extraordinarios. Salvatore Striano, Bruto, está inconmensurable.

La parte de los ángeles. Dir. Ken Loach

Me acordé de mi amigo César viendo esta película, por el ritual de la cata (él de vino, aquí de whisky), sus olores, sabores y nombres.
No deja el director el mundo de los excluidos, en este caso carne de presidio, que se salva de ir al trullo por un juez benevolente y un hombre dispuesto a que las horas de trabajos comunitarios no sean un infierno, sino un aprendizaje, sobre todo de la amistad. El punto de mira elegido es el cómico bien intencionado, porque en cualquier momento un giro de guión y estamos en la tragedia, así de cerca se está del precipicio. Puede ser que algunos personajes estén exclusivamente colocados para acentuar la vis cómica (el gafotas borrachín) y que en algunos momentos el guión (debido como en otras ocasiones a Paul Laverty) tenga demasiada sal gorda. Pero en conjunto la película se ve con gusto (sino fuera por las dos pesadas de al lado que se pusieron a comer y a cuchichear) y con una sonrisa sales del cine. Mucho mejor que la última que vimos de él sobre la guerra de Irak, confusa y forzada (Route Irish). No sé si en el vino lo que se evapora de la barrica también se llama "la parte de los ángeles". César me dirá.
Lo que opina Ana:
Esta vez Ken Loach concede una tregua a sus tradicionales personajes, siempre al borde de la marginalidad social. Se adentra en una historia en la que deja que nos relajemos y encariñemos con los protagonistas, a los que por una vez, no condena al desastre. Con los tiempos que corren viene bien un canto a la esperanza, a creer en un mundo en el que la reinserción tiene cabida, en el que, algunas veces, funcionan los mecanismos para imponer justicia con los que cuentan las sociedades avanzadas y democráticas.

El festín de Babette. Dir. Gabriel Axel

Hoy, seguramente, veinticinco años después, el Festín de Babette no habría ganado el Oscar a la mejor película extranjera como lo hizo en 1985: su ritmo pausado y su aparente intrascendencia no son lo que más se aprecia en estos días.
Difícil de rodar porque tiene muchos interiores pequeños donde se emplean luces de época (último tercio del siglo XIX), la gran Karen Blixen le brinda un cuento magnífico al director para poder rodar la tranquila vida de una aldea de pescadores de la lejana Dinamarca, marcada por la devoción protestante, las buenas maneras y la vida ordenada. Las hijas del pastor, rubias, guapas, estilizadas, están al servicio de su padre y, pese a sus tormentas interiores, son capaces de soportar la tentación del amor, por algo se llaman Martina (Lutero) y Felipa (Melanchton). Pero las brasas perduran mucho tiempo y salen de sus cenizas con motivo de una espléndida cena que les ofrece la sirvienta francesa que el destino les ha traído, Babette. Una cena que vale 10.000 francos y que, pese a los propósitos de los comensales por no sucumbir a los maravillosos placeres del gusto, se transforma en una velada única e inigualable, capaz de cambiar el corazón de las personas. Da gusto mirar, ver  y casi oler.
Lo que opina Ana:
Llega a las pantallas una versión restaurada, para festejar los 25 años de esta cinta que obtuvo en su día el óscar a la mejor película de habla no extranjera. Aprovechando esta reposición he podido disfrutarla en la pantalla grande, pues hasta ahora sólo la había visto en DVD.
Emilio salió comentando que no creía que hoy hubiera podido llevarse ese óscar. Es una película lenta en la que pasan muy pocas cosas, pero que hilvana muy bien una historia que transcurre en una remota aldea de la costa de Jutlandia, habitada mayoritariamente por ancianos que han visto marcharse la vida, rodeados de frío y amparados en sus creencias estrictamente puritanas. Es una vida monótona que transcurre entre salmos y silencios.
El director y guionista, Albert Axel, da vida a este cuento de Karen Blixen, la gran escritora danesa afincada en África, y como un prestidigitador acaba sacando de la chistera una historia con contrastes, en la que cada personaje juega un papel esencial. Buena adaptación literaria y recreación de atmósferas. Conviene no ir con el estómago vacío para poder resistir la visión del festín.