Paula Ortiz consigue recrear el
universo lorquiano, toda su simbología, a través de unas imágenes muy bellas,
el caballo, la luna, la tierra, el cristal se apoderan de la pantalla y se
dejan acompañar por la musicalidad de las palabras. Para mí falla en esta
historia de pasión feroz, más fuerte que todo, la presencia masculina, ninguno
de los dos hombres protagonistas tienen
la fuerza telúrica de la obra, sí la consigue la Novia, Inma Cuesta. Otra pega
es el añadido de la amistad entre el
trío protagonista, sobra, no aporta nada.