viernes, 19 de febrero de 2016

El renacido. Dir. Alejandro González Iñárritu

Es agotadora esta película. Casi desde el primer plano hasta el último (156 minutos) hay tensión, drama, situaciones límite. Es un continuo ejercicio de supervivencia, de voluntad de no morir cuando lo normal es hacerlo. Persecuciones, disparos, flechazos, caídas, cuchilladas, hachazos, congelamiento, ahorcamientos, todos los medios posibles para palmarla. Pero no, no se sabe ni cómo, ahí sigue el trampero Glass (Leonardo DiCaprio). Los paisajes son inhóspitos, de una belleza amenazante. La naturaleza es la gran protagonista. Una historia del oeste, siglo XIX, ya se conocía su leyenda en 1823. El rodaje ha debido ser tremendo, porque Inárritu quiere el mayor verismo y en esos escenarios, en esas condiciones, ha tenido que ser también una prueba de resistencia. La venganza es el otro elemento fundamental del relato. Y sin embargo, con todo eso, paisajes, personajes y leyenda, no ha conseguido el director elevar su película a la categoría de epopeya. Quizás le falte mayor distanciamiento, más humor, otro tono para convertir una historia increíble en una historia inolvidable.
Lo que opina Ana:
Estupenda recreación de lo que debió ser el salvaje oeste al inicio de su conquista. Una naturaleza omnipotente, los enfrentamientos con los “salvajes”, las incursiones de franceses y estadounidenses en busca de las riquezas de la zona, especialmente pieles ganadas con un trabajo feroz. Gentes con ideales, otros movidos únicamente por  la codicia y sin ningún principio ético.

Se hace un poco larga, Emilio decía que para él, le faltaba épica, y tiene razón. A mí me cautivó la recreación histórica, pero me habría gustado que la historia de la tribu india vengadora, la de un padre que va en busca de su hija raptada, hubiera tenido más recorrido. Las ensoñaciones del protagonista con su mujer muerta, resultan redundantes.