No es de extrañar que esta película se haya llevado varios premios del público en distintos festivales (Toronto, Sitges, S. Sebastián) porque se hace simpática. Un falso documental sobre vampiros permite que veamos su vida cotidiana, sus problemas de alimentación y de convivencia y sus relaciones con otros ejemplares de esa extensa gama de alteraciones y transformaciones de la raza humana (los hombres lobo, por ejemplo).
No te tronchas pero la sonrisa no la pierdes en los 90 minutos de duración y eso ya es bastante, digo yo. Y es que en N. Zelanda, las noches dan mucho de sí.
Lo que opina Ana:
Lo que opina Ana:
Divertida comedia
neozelandesa sobre la vida de unos vampiros en el Wellington del siglo XXI.
Contada como si fuera un documental, con una estética de cámara al hombro y
pocos recursos. Sirve para pasar un rato divertido.