Alberto Bermejo le da cuatro estrellas en Metrópoli; puede ser hasta que el guión de Dennis Lehane aguanta. La verdad, sorprende que un director inexperto, de origen belga, ruede en EE. UU. con un plantel de actores de la talla de James Gandolfini (es, de hecho, su último trabajo antes de morir)un relato corto del propio Lehane (con una larga y fructífera carrera de adaptación de sus obras; por ejemplo Mystic River), que como guionista ha trabajado con Clint Eastwood, Ben Affleck o Martin Scorsese. Mientras este conjunto funciona, te alegras de estar viendo un película de malos de diferente grado y poder, con un inocente en apariencia en medio de todo esto, Tom Hardy. Pero, cuando la trama tiene que encajar los cabos sueltos y conducir el relato a su punto álgido, el director (y seguramente el guión) da un corte al vuelo anterior y , mediante piruetas un poco ramplonas, acaba la película con un sabor amargo por lo que podía haber sido.