
Película multipremiada, un poco simplona. Le doy la razón a María Guerra cuando en el programa La Script decía que no levanta el vuelo de lo particular a lo general y se queda en ese ambiente familiar. Lo curioso es que, como en el mito, lo que veía (un tanto cargando las tintas con esas figuras que aparecen entre truenos, que parecen zombies, incluidos sus amigos, familia y perro) se cumple y los tres, padre, madre e hija, van a buscar su destino. Tampoco entiendo ese final.