sábado, 14 de enero de 2012

La Dama de Hierro. Dirª Phyllida Lloyd




La directora ya triunfó con su única película hasta ésta, con la misma actriz, en ¡Mamma Mia!, pero es muy conocida en Gran Bretaña por sus montajes teatrales y operísticos. Por lo tanto, en la puesta en escena no va a haber problemas en la Dama de Hierro. Tampoco en la caracterización de los personajes y de la época; el problema va a surgir de la narración, del modelo elegido y de cómo lo lleva a cabo. Es peligroso partir del relato de una M. Thatcher viejita y casi gagá, aunque manteniendo un fuerte carácter, y hacer toda su reconstrucción biográfica partiendo de flash-back, que además no está ordenada cronológicamente y los hechos saltan a la mente de la antigua primera ministra cuando algún objeto le evoca el recuerdo. David Bernal, en ON Madrid, define este proceso de "alucinógeno y caótico mosaico". Y para poner las cosas más difíciles la propia protagonista tiene que vivir, y en algunas ocasiones sufrir, la presencia de la imagen de su marido Denis, ya fallecido, poniendo el contrapunto cómico y crítico a la biografía de su esposa. Creo que todo esto es demasiado para la directora. Claro que la interpretación de Meryl Streep demuestra una entrega total al personaje. Una grandísima actriz, que ha descubierto en la personalidad de la hija del tendero unos valores que la han subyugado. Porque otro aspecto a discutir es la imagen que da la película de esta mujer (y ciertas licencias que se toma, como bailar con Nelson Mandela), pero esto, aunque está relacionado con el filme, ya entra en el campo de las interpretaciones históricas, y creo que son más importantes sus tozudos comportamientos archiconservadores, que ser fiel ciegamente a sí misma.
Lo que opina Ana:
Espectacular interpretación de Meryl Streep, impresionante trabajo de maquillaje, ambas cosas creo que merecen un óscar; también está cuidadísima la ambientación, tanto de las épocas a las que nos llevan los recuerdos de la protagonista, como la de su realidad actual; estos aspectos de la película son impecables.
El ritmo narrativo que ha escogido la directora es difícil y no consigue completarlo de manera diáfana y perfecta; entremezcla la presentación de una anciana solitaria, desorientada, de la que llegamos a saber lo importante que fue en su vida la figura de su marido, con el desarrollo de su carrera política; el espectador no sabe bien a qué atenerse, ¿nos están hablando de una dulce mujercita enamorada de su país y de su marido a partes iguales?, ¿fue su labor política la correcta? Si tengo que juzgar este biopic, salvo lo que tiene de intromisión en la vida personal de la Dama de Hierro, su relación con el que aparece como un simpático y leal marido, pero lo demás no me gusta.