
Lo que opina Ana:
Vuelta al cine mudo, al clásico blanco y negro de las grandes producciones de Hollywwod, de la mano de un director y de un equipo franceses y la historia les sale bien, consiguen contarnos una historia de amor entre una joven estrella del cine sonoro y un decadente actor del cine mudo que no puede, ni quiere aceptar las nuevas reglas del juego. La película es melodramática, pero acaba triunfando la bondad y hay final feliz para todos, incluido el simpático perro, encarnación de la lealtad hacia su amo. Emilio: Ha recibido todo los elogios, por su atrevimiento, cine mudo y en blanco y negro, y por su realización. Ana fue a verla antes que yo y le gustó mucho; Lía y yo fuimos después y nos pareció a los dos larga y un poco pesada, tarda mucho en definirse, cuando podía haber concluido antes de los 1oo minutos justos que dura. Es ciero que en cada fase de la caída del divo va descubriendo una faceta más de su desaliento, al tiempo que los espectadores, vemos lo que él no quiere ver, el gran amor que le tiene su antigua partenaire de pantalla. La pérdida de la voz de Jean Dujardin, asociada al ocaso del cine mudo, queda un poco teatral. Yo creo que le falta aún más atrevimiento para haber hecho algo diferente, forzar más el drama, aunque eso significara perder potenciales espectadores, que desean un final feliz. La realización no tiene pegas, cuidada y brillante; el pero está en su artificiosidad y en lo predecible.
Vuelta al cine mudo, al clásico blanco y negro de las grandes producciones de Hollywwod, de la mano de un director y de un equipo franceses y la historia les sale bien, consiguen contarnos una historia de amor entre una joven estrella del cine sonoro y un decadente actor del cine mudo que no puede, ni quiere aceptar las nuevas reglas del juego. La película es melodramática, pero acaba triunfando la bondad y hay final feliz para todos, incluido el simpático perro, encarnación de la lealtad hacia su amo. Emilio: Ha recibido todo los elogios, por su atrevimiento, cine mudo y en blanco y negro, y por su realización. Ana fue a verla antes que yo y le gustó mucho; Lía y yo fuimos después y nos pareció a los dos larga y un poco pesada, tarda mucho en definirse, cuando podía haber concluido antes de los 1oo minutos justos que dura. Es ciero que en cada fase de la caída del divo va descubriendo una faceta más de su desaliento, al tiempo que los espectadores, vemos lo que él no quiere ver, el gran amor que le tiene su antigua partenaire de pantalla. La pérdida de la voz de Jean Dujardin, asociada al ocaso del cine mudo, queda un poco teatral. Yo creo que le falta aún más atrevimiento para haber hecho algo diferente, forzar más el drama, aunque eso significara perder potenciales espectadores, que desean un final feliz. La realización no tiene pegas, cuidada y brillante; el pero está en su artificiosidad y en lo predecible.