sábado, 28 de enero de 2012

Arrugas. Dir. Ignacio Ferreras


Al terminar la película oí que alguien decía, "es una cura de humildad", un poco antes, al ir saliendo en cadena los títulos de crédito, un grupo de las filas delanteras aplaudía, no creo que fuera por lo reconfortante del mensaje, sería porque alguno aparecería en esos títulos. Es una buena película de animación, dura, pesimista, tal vez sea mejor decir realista. La vejez y la enfermedad, el olvido, la pérdida de facultades, el aislamiento y la reclusión en un geriátrico. La figura de Manuel, al que el director ha puesto acento argentino, es la más lúcida y la más rebelde, es como el ángel descreído, pero eficaz y el que al final, aunque sea con ese tono sarcástico y mordaz suyo, se las arregla para hacer algo más felices a los demás (¿incluido el perro de la escena final?), en este lugar en el que cada uno se tiene que construir su propio mundo, porque el que tenía antes ya no vale. Lo único que se puede criticar es que la banda sonora acentúe las escenas y las situaciones, que quedan suficientemente reflejadas en los dibujos, excelentes y llenos de detalles. No conozco la historieta de Paco Roca que da pie a esta película , y por la que recibió varios premios.
Lo que opina Ana:
Viendo esta película uno desearía morir en plenitud de facultades. Pone los pelos de punta pensar en la soledad y el aislameinto a los que están sometidos los ancianos en una residencia una vez que se han convertido en trastos inútiles, estorbos para la familia, gentes sin interés, a la que nadie escucha ni quiere. La película es demoledora, a pesar de filtrar con humor este ambiente presidiario y de dar un toque de ternura a las relaciones entre ellos.
Los dibujos son excelentes y los personajes están muy bien caracterizados. El final resulta un tanto enigmático, ¿cómo ha podido alguno de estos residentes volver a la libertad?, ¿es un simple canto a la esperanza?

Los descendientes. Dir. Alexander Payne


George Cloony le ha quitado un poco el protagonismo al director, Alexander Payne, y el mérito de mantener el tono y el desarrollo de la película hasta el final es obra del director, que ha colocado las piezas en el lugar adecuado y sabe moverlas con sabiduría.
Aparentemente la película está resumida en su planteamiento fundamental en poco más de 10 o 15 minutos, el tiempo que tarda en reunirse esta familia, forzada por el accidente de la madre. Y aquí empieza a construirse la historia de un matrimonio que estaba abocado a la separación, en el que las hijas no han digerido la situación y cada una se enfrenta al mundo a su manera. pero el accidente lo cambia todo, parece que va a ser el último detonante que certifique la ruptura, y sin embargo Payne se esfuerza en ir peldaño a peldaño reconstruyendo la historia de lo que fue y la deja en una situación diferente a la del comienzo, previa catarsis colectiva. Esto se desarrolla en Hawai, donde se mezcla el urbanismo feroz y los espacios vírgenes, que sobreviven de milagro. La salvación de la familia va unida a la de la naturaleza, parecen formar parte de un mismo proceso. Por supuesto Cloony es pieza clave, pero también la hija mayor, Shailene Woodley, que hace un papel relevante. Puede, a mi me lo parece, que tenga un ligero aroma conservador, por lo que origina y desencadena el adulterio, femenino para más señas.
Lo que opina Ana:
Es una película muy bien contada, va creciendo en matices a medida que se desarrolla, los personajes se van perfilando y ganando su lugar, como le ocurre al descerebrado noviete de la hija mayor. A Emilio le pareció que era un pelín conservadora, yo no diría tanto, lo que sí hace es allanar las dificultades con las que se va encontrando el protagonista que consigue recuperar el pulso de una familia a la deriva enderezando el timón y poniéndose al frente, actuando como padre, afrontando sus responsabilidades, y no sólo eso, sino que además se convertirá en el abanderado del ecologismo, ya se sabe, es una película y en las películas se puede lograr lo que en la realidad resultaría casi imposible.

Juan de los muertos. Dir. Alejandro Brugués


Repite varias veces Juan de los muertos que él sobrevivió al Mariel, a Ángola, al periodo especial y a eso que vino después. Es un superviviente, como la mayoría de los cubanos. Tiene razón Jordi Costa, esta película es una rareza a celebrar. Me extrañó encontrar la sala casi llena, de gente joven la mayoría, y eso es porque funciona el boca oreja. No es que me atraiga especialmente el mundo zombi, más bien es su traslación a la peculiaridad cubana lo que me llama la atención, asi como la crítica al estado de cosas de la isla, en la que para el régimen, que no entiende nada, los zombis son otro ataque del imperalismo. La banda de Juan de los muertos, en la que su hija con acento español, Andrea Duro, queda un poco como un añadido forzado por la producción, forma un cuadro costumbrista de pícaros, como en la España de Quevedo y Alatriste, pero con la coña zumbona del cubano. Se pasa un buen rato con esta voluntariosa, dinámica y entrañable película, como escribe Yago García.
Lo que opina Ana:
Cuba está muerta, los zombies recorren las calles de La Habana y lo destruyen todo; frente a ellos Juan, el prototipo de cubano vago y vividor, será el único en salir a luchar contra esa plaga, primero entendiéndolo como un negocio, luego como una convicción de defender a su patria. Con mucho tomate y sal gorda esta película, aparentemente pura astracanada, es capaz de criticar el sistema cubano de una manera bastante evidente, por lo que sorprende que la hayan dejado estrenarse.
frente a algunas interpretaciones estupendas, la del protagonista, a manos de Alexis Díaz de Villegas y la de "La China", el travestido que borda Jazz Vila, desdicen otras, especialmente la de la española Andrea Duro, a la que su papel le queda inmensamente grande.

sábado, 14 de enero de 2012

La Dama de Hierro. Dirª Phyllida Lloyd




La directora ya triunfó con su única película hasta ésta, con la misma actriz, en ¡Mamma Mia!, pero es muy conocida en Gran Bretaña por sus montajes teatrales y operísticos. Por lo tanto, en la puesta en escena no va a haber problemas en la Dama de Hierro. Tampoco en la caracterización de los personajes y de la época; el problema va a surgir de la narración, del modelo elegido y de cómo lo lleva a cabo. Es peligroso partir del relato de una M. Thatcher viejita y casi gagá, aunque manteniendo un fuerte carácter, y hacer toda su reconstrucción biográfica partiendo de flash-back, que además no está ordenada cronológicamente y los hechos saltan a la mente de la antigua primera ministra cuando algún objeto le evoca el recuerdo. David Bernal, en ON Madrid, define este proceso de "alucinógeno y caótico mosaico". Y para poner las cosas más difíciles la propia protagonista tiene que vivir, y en algunas ocasiones sufrir, la presencia de la imagen de su marido Denis, ya fallecido, poniendo el contrapunto cómico y crítico a la biografía de su esposa. Creo que todo esto es demasiado para la directora. Claro que la interpretación de Meryl Streep demuestra una entrega total al personaje. Una grandísima actriz, que ha descubierto en la personalidad de la hija del tendero unos valores que la han subyugado. Porque otro aspecto a discutir es la imagen que da la película de esta mujer (y ciertas licencias que se toma, como bailar con Nelson Mandela), pero esto, aunque está relacionado con el filme, ya entra en el campo de las interpretaciones históricas, y creo que son más importantes sus tozudos comportamientos archiconservadores, que ser fiel ciegamente a sí misma.
Lo que opina Ana:
Espectacular interpretación de Meryl Streep, impresionante trabajo de maquillaje, ambas cosas creo que merecen un óscar; también está cuidadísima la ambientación, tanto de las épocas a las que nos llevan los recuerdos de la protagonista, como la de su realidad actual; estos aspectos de la película son impecables.
El ritmo narrativo que ha escogido la directora es difícil y no consigue completarlo de manera diáfana y perfecta; entremezcla la presentación de una anciana solitaria, desorientada, de la que llegamos a saber lo importante que fue en su vida la figura de su marido, con el desarrollo de su carrera política; el espectador no sabe bien a qué atenerse, ¿nos están hablando de una dulce mujercita enamorada de su país y de su marido a partes iguales?, ¿fue su labor política la correcta? Si tengo que juzgar este biopic, salvo lo que tiene de intromisión en la vida personal de la Dama de Hierro, su relación con el que aparece como un simpático y leal marido, pero lo demás no me gusta.

martes, 3 de enero de 2012

The artist de Michael Hazanavicious



Lo que opina Ana:
Vuelta al cine mudo, al clásico blanco y negro de las grandes producciones de Hollywwod, de la mano de un director y de un equipo franceses y la historia les sale bien, consiguen contarnos una historia de amor entre una joven estrella del cine sonoro y un decadente actor del cine mudo que no puede, ni quiere aceptar las nuevas reglas del juego. La película es melodramática, pero acaba triunfando la bondad y hay final feliz para todos, incluido el simpático perro, encarnación de la lealtad hacia su amo. Emilio: Ha recibido todo los elogios, por su atrevimiento, cine mudo y en blanco y negro, y por su realización. Ana fue a verla antes que yo y le gustó mucho; Lía y yo fuimos después y nos pareció a los dos larga y un poco pesada, tarda mucho en definirse, cuando podía haber concluido antes de los 1oo minutos justos que dura. Es ciero que en cada fase de la caída del divo va descubriendo una faceta más de su desaliento, al tiempo que los espectadores, vemos lo que él no quiere ver, el gran amor que le tiene su antigua partenaire de pantalla. La pérdida de la voz de Jean Dujardin, asociada al ocaso del cine mudo, queda un poco teatral. Yo creo que le falta aún más atrevimiento para haber hecho algo diferente, forzar más el drama, aunque eso significara perder potenciales espectadores, que desean un final feliz. La realización no tiene pegas, cuidada y brillante; el pero está en su artificiosidad y en lo predecible.

El Havre. Dir. Aki Kaurismäki




Es una buena e interesante manera de abrir el nuevo año desde el punto de vista cinematográfico, por el espíritu de la película y por su realización. Kaurismaki quiere contarnos un cuento en el que los buenos sentimientos y las buenas acciones prevalecen y se imponen a la dura aplicación de la ley contra los desvalidos, en este caso un niño negro inmigrante. El quijote es Andre Wilms, Marcel Marx en la película (¿indicará algo ese apellido?). El elenco de actores habituales de Kaurismaki, finlandeses, se expresa en un francés rudo, áspero (en la mujer del protagonista parece que las palabras son como piedras), pero igual de válido que el de los franceses (Jean-Pierre Darroussin, el poli, le flick, bueno) para hacer que la vida de este puerto esté impregnada de un ambiente solidario y generoso. Hasta la perra Laika colabora para conseguirlo. Y lo mejor es que una vez que entras en ese universo que ha ideado Kaurismaki, el desarrollo de la historia no te extraña, ni te parece forzado, ni noño, y en eso está el mérito del director (y también guionista).




Lo que opina Ana:


Un bonito cuento de perdedores que logran lo que les suele estar negado. Sorprendente arranque en la estación de tren de El Havre, el foco puesto en los zapatos de los transeuntes ante la mirada de dos limpiabotas que esperan para poder ejercer su oficio, parece intuirse un thriller, un hombre esposado a un maletín y con pinta de malvado elige lustrar sus zapatos de charol antes de caer en las garras de sus contrincantes; tras este toque de cine negro, la película cambiará totalmente de rumbo para contarnos una historia solidaria, amable, un cuento con final feliz protagonizado por gente buena a la que dan vida unos excelentes actores, insuperables Andre Wilms, el limpiabotas bohemio, y Jean Darroussin, el comisario negro con corazón de oro. ¡Qué gran creador de caracteres Aki Kaurismäki! Todos sus personajes resultan entrañables, Arletty, la esposa extranjera del limpiabotas, la dueña del bar, la panadera, el frutero, el viejo doctor, Chang, el limpiabotas vietnamita y hasta la misma Mmlle Laika, la perra fiel del matrimonio protagonista. Crea unos escenarios anclados en el pasado, recreando unos ambientes que nos muestran un tiempo detenido en los años 60, así ocurre con el mobiliario en la casita del matrimonio Marx, o en el hospital, o el bar, todo el barrio es "pretecnológico" aunque la acción transcurra en la actualidad.

Route Irish. Dir. Ken Loach




Hay que agradecer a Ken Loach que sus películas no traten del sexo de los ángeles y que siempre se moje. Pero su cine pierde calidad y genio por lo que Javier Ocaña llama "El subrayado". Aparte de esa tendencia al remarque, al trazo grueso, en este caso, y es lo peor, también me queda la sensación de artificiosidad, sobre todo en la parte de la trama que sucede en Reino Unido. Curiosamente, las escenas en Irak, muy fragmentadas y cortas, que entran por la vía del flash back o por la del vídeo grabado (como en el Valle de Elah) son las mejores, las más auténticas, las más vivas. No sé, creo que sí, que a esta sensación contribuye el que ninguno de los dos actores principales, Mark Womack en el papel de Fergus, y Adrea Lowe en el de Rachel, tuviera antes experiencia en el cine. Es un riesgo que en el caso de Fergus sale muy caro. Ahora bien, el guionista, Paul Laverty, también debería haber puesto un poco de mesura, de distancia. Yago García en ON Madrid cree que esta película puede sobrevivir a los años por inmediata, certera y sanamente ambigua. Tal vez. Hay que reconocer que plantea algo relativamente nuevo, el papel de los contratistas privados y la impunidad con la que actuaron en Irak, la misma, por otra parte, que las tropas.




Lo que opina Ana:


No sólo sirven las buenas intenciones, es plausible la denuncia de los intereses económicos enmascarados en la Guerra de Iraq, pero cinematográficamente la película hace aguas por múltiples flancos, desde la elección de los actores, hasta la poca soltura narrativa que se muestra.

Drive. Dir. Nicolas Winding Refn



La película sorpresa de final de año, mucho más atractiva, interesante y apasionante que el ejercicio académico de El Topo, aunque los directores sean los dos europeos y nórdicos, de Suecia y Dinamarca, respectivamente. Drive parece un producto netamente yankee, de los buenos, pero tiene un ritmo, un pausado, que procede del cine europeo. No es violencia gratuita, es una concatenación de hechos que son inevitables, como el ciclo solar, y el protagonista, estoico, silencioso y reservado a la manera de los western, lo sabe. Conoce la fatalidad a la que le ha llevado el destino, aunque haya vivido una ligera esperanza de encontrar a alguien con quien compartir la vida. Esto está contado con una prodigiosa secuenciación de aspectos particulares, los que encarna Ryan Gosling en el papel del Conductor (no tiene otro nombre), y generales, las tomas de la ciudad desde el aire y desde el asfalto, sus calles, su planimetría nocturna. Una trama que va ganando complejidad y tensión necesita buenos actores y los secundarios lo son, representan a la mafia vengativa y traidora, capaz de acabar con cualquiera mientras esbozan una sonrisa. En fin, como terminaba el comentario de las favoritas de Teo (Lo que yo te diga): puro cine, y del grande.

Lo que opina Ana:

¡Al fin una gran película para despedir el año! Lo tiene todo, está perfectamente contada, no hay ningún desliz. La música se adapta como un guante a la historia, de los ritmos duros y peleones a una balada romántica que te deja sin aliento,. Los personajes van creciendo y ganando en matices, las interpretaciones marcan esos cambios. Las tomas te adentran en la acción con contrapicados que te hacen sentir la velocidad del coche como si estivieras pegado a sus fondos, pero también te alejan de la acción para darte un respiro y llevarte a contemplar la ciudad y a sus habitantes utilizando unos potentes picados tomados desde lo alto de sus rascacielos. De violencia, de marginalidad, de parias condenados desde la cuna es de lo que nos habla esta película; de entre ellos surgirá un antihéroe capaz de darlo todo por amor, enfrentándose al peor de los peligros y arriesgándolo todo por arreglar la vida a los que ama.

El Topo. Dir. Thomas Alfredson




Tantas alabanzas no pueden errar, sin embargo no sé si estaré entre el grupo de los que se estampan contra la manera de narrar esta historia de espías, como advertía Yago García en ON Madrid. Hace tiempo vi en casa por motivos profesionales "El espía que surgió del frío" (1965) y decidí que, salvo fragmentos, no la podía usar con fines didácticos, por la lentitud y sobre todo por la falta de acción física. Con el Topo me pasaría lo mismo. La ambientación y el vestuario, la atmósfera y el aire que se respira me llevan al mundo sórdido del espionaje que describe Le Carré. Alfredson, quizá por conocer los ambientes helados de su Suecia natal, que tan bien refleja en su estupenda "Déjame entrar"(2008), insiste en esos tonos sombríos, heladores, cortantes. Reconociendo todo esto, no me entusiasmó. Me dejó igual de frío. El aplaudido trabajo interpretativo de Gary Oldman en el papel de Smiley, lleno de "silencios, miradas fijas y soliloquios" (Yago García), tampoco me levantó del asiento admirado. Es una película que me parece antigua, aunque se haya estrenado en el 2011, en color en lugar de blanco y negro, pero con esa misma mirada fija sobre un relato que requería más acción, de tal manera que cuando esta aparece, es como fingida (en la galería de Budapest).




Lo que opina Ana:


Reconozco la mano de Thomas Alfredson (Déjame entrar) en la creación de atmósferas, en el lado triste y oscuro de esta trama de espías, en la frialdad de la interpretación, en su capacidad para recrearse en las tomas y componer cada escena con mimo. Esto es lo bueno de la película, buenos intérpretes y una perfecta ambientación, está medido hasta el cordón de los zapatos, todos los detalles son de época, la recreación de los años más duros de la Guerra fría es impecable y efectista. Lo malo es que uno se pierde, la trama es difícil de seguir, la historia es confusa, sales del cine sin haber entendido la mitad de lo que pasa.