miércoles, 25 de marzo de 2009

háblame de la lluvia


El título, hay que reconocerlo, es lírico, evocador. No te esperas esta película sobre las cosas que se guardan dentro, las cuentas pendientes, sobre el peso de la memoria. Pero nada es tan transcendente como parece. Es una comedia con ese toque francés de las dobles apariencias, la vida rural, el inmigrante marroquí. En sí es una tontería. Carlos Boyero debió ir a verla pensando en otra cosa y la puso a caldo, con esa frase tan suya: "...no provoca ni frío ni calor" (El País, 27 de febrero). Ahora, tengo que reconocer que cada vez que entra el pasodoble, me gusta, y lo toca una orquesta de Santiago de Cuba. No sé si tendrá algo que ver que la protagonista tiene apellido catalán.
Lo que oipna Ana:
No sé si en francés el "parlez-moi de la pluie" tiene algún significado, si no es así el título resulta estúpido. La película no tiene grandes aspiraciones, resulta entretenida, "francesa" (diálogos abundantes, reuniones familiares, comidas...) perfila bien a sus personajes y les va dando carácter, tiene además momentos de humor muy bien conseguidos y todo huyendo de la transcendencia, lo que es de agradecer.