jueves, 26 de marzo de 2009

el luchador


Me fui al cine cuando Ana se fue a Italia, porque a ella le habían dicho que salías harto de peleas; pero hay más cosas, muchas más. De hecho es una de las mejores películas vistas este año. La lucha es el lugar recurrente, pero no es un tratado sobre este deporte, si se le puede llamar así. Es una historia de la vida, de la dura vida de un luchador, interpretada más allá de la actuación: es una representación del camino al infierno que ha vivido Mickey Rourke. A pesar de que el sacrificio del perdedor se consuma, es un sacrificio purificador. Es decir, ha buscado dar sentido a su vida, tener lazos emocionales con las personas y sólo se encuentra respetado en el mundo de la lucha. Por eso su mensaje final se hace explícito, pero no era necesario que Randy (Mickey Rourke) cogiera el micrófono para decírnoslo. Ya escribía Carlos Boyero cuando hizo la crónica del Festival de Venecia, que el director y el actor habían encontrado algo muy difícil: el tono auténtico para que te creas a estos perdedores, para que sientas su desagarro y su miedo.